La Provincia Mediterranea Nuestro Superior Provincial ha mandado una carta a los Oblatos de la Provincia Mediterranea. En ella afirma: Es el momento historico, es un Kairós. Darle gracias por haber sido compañero de viaje de los Oblatos italianos y españoles en este proceso de discernimiento para el nacimiento de la nueva Provincia; darle gracias por haber iluminado al P. General y a su Consejo a la hora de acoger y promover, también canónicamente, esta nueva realidad; darle gracias porque nos da la oportunidad de no cesar de atrevernos a creer que el Evangelio es la bella noticia de la que el hombre, también el hombre de hoy, tiene necesidad; darle gracias porque nos sigue dando estímulos y coraje para anunciarle en cuanto misioneros, continuadores de aquella historia que S. Eugenio intuyó hace casi 200 años, experimentando un amor inmenso por la Iglesia abandonada; Darle gracias porque, mientras nosotros pedimos obreros para su mies, El continúa llamando a los jóvenes en su seguimiento, para que sean testigos del Reino(las primeras obediencias, que el P. General ha dado a los escolásticos P. Enzo Macchia, P. Lucian Bosoi, y H.Valentín Vrînceanu durante la Eucaristía del Domingo 20 de Mayo, reflejan esta verdad, es decir, que Cristo llama y es fiel); darle gracias porque Él nos asegura que con la Provincia Mediterránea no acaba la historia de las dos Provincias de España e Italia, sino que esta historia continúa en una síntesis más el elevada, más evangélica, porque la historia que la nueva Provincia expresa no es otra que el esfuerzo, el empeño por realizar un proyecto de compartir los recursos humanos, espirituales y materiales, para que la misión sea más eficaz. No solo eso: esta unidad para nosotros, Oblatos italianos y españoles, llega a ser una llamada para que aprendamos a ser hermanos, fieles a la palabra de la Escritura que nos recuerda que Cristo “ de los dos pueblos ha hecho uno solo, eliminando todo lo que os era puesto en medio” para hacer germinar la unidad, reflejo de la caridad misma de Dios. Una realidad de comunión más evangélica, más convincente, que nos debe hacer creíbles, más coherentes con la inspiración del Fundador:”Entre vosotros, la caridad”.

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