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  Nuestra misión oblata Jesucristo es el centro de nuestra vida y nuestra misión para llevar la Buena Nueva a los pobres. Al hacer frente a los desafíos de hoy de nuestros distintos contextos, que incluyen la globalización, la secularización, la inculturación y las tecnologías de la información, estamos llamados a tomar parte en “cruzar fronteras” y en ser “interculturales” en una comunidad apostólica oblata.

¿Discernimos hoy la voluntad de Dios respecto a nuestra misión de evangelizar a los pobres o simplemente seguimos haciendo por inercia lo que estamos acostumbrados a hacer?. ¡Nuestros propios santos nos enseñarán el buen camino! Cuando se trata de la solidaridad con los pobres, tenemos muchos mártires de la caridad e incluso de sangre entre nuestros compañeros, teniendo todos ellos en común que han amado a los pobres con el corazón de Dios. Habrá en ello un beneficio personal y comunitario para nuestra conversión. Informe del Superior General al 35º Capítulo General, pág 35.

La conversión en nuestra misión requiere:

1. Que en el marco de un Proyecto Inmensa Esperanza renovado, los oblatos cooperaren con el nuevo Gobierno Central, el cual desarrollará una animación actualizada para la misión y para el discernimiento de nuevas estrategias misioneras y de los principales desafíos misioneros, junto a la Iglesia local, en diálogo con otros religiosos, asociados oblatos y toda la gente de buena voluntad.

2. Se llama a nuestros especialistas en misionología y nuestros institutos de Enseñanza Superior a definir el modo de comprender los desafíos de la modernidad, secularidad, inculturación y fundamentalismo religioso, así como nuestro propio modo de dar testimonio del Reino de Dios en medio de estos desafíos.

3. Que los oblatos sometan periódicamente su ministerio al discernimiento de la comunidad para su evaluación y revisión. La evaluación del ministerio y el servicio de la misión deberían darse también en el nivel de la Provincia y de la Unidad.

4. Que reconozcamos hoy el rostro de Cristo en los rostros de los pobres en el contexto social de nuestras unidades, tales como migrantes, víctimas del VIH/SIDA, personas indocumentadas, víctimas de la guerra y pueblos indígenas, y que defendamos sus derechos y su dignidad.

5. Que los oblatos estén abiertos al diálogo interconfesional e interreligioso y se impliquen en ello, especialmente en términos de trabajar positivamente con otras religiones por construir el Reino de Dios.

6. Que las unidades y regiones continúen creciendo en compartir recursos, personal y finanzas a lo largo de la Congregación.

7. Que los Oblatos de las Unidades y Regiones disciernan con sus superiores sus motivaciones para dejar “hogar” y “cruzar fronteras”.

8. Que reconozcamos que María es parte integral de nuestra experiencia misionera. Ella es nuestra Madre y nuestro modelo. La vemos en su vida cotidiana de Nazareth, en casa de Isabel, en Caná, a los pies de la cruz y en el cenáculo.

 
 
Somos Misioneros de los pobres. A ellos van dirigidas nuestras acciones. Ellos son los preferidos del Señor. Tambien son nuestros preferidos. Nuestra congregación existe para evangelizar.

Esta pagina pretende ser una página donde podamos ir haciendo enlaces que nos lleven primero a conocer sobre nuestros ministerios, nuestras parroquias, nuestros enlaces. TOdo lo relacionado con nuestra vida: Podemos ir creando enlaces a blogs , a información de varia temática, en definitiva, podemos ir creando enlaces que nos lleven a conocer los diferentes ambitos de trabajo.
 
 

La conversión en el liderazgo y la autoridad requiere:

1. Que nosotros, como misioneros oblatos, vivamos un liderazgo profético e inspirador que, en la comunidad, esté al servicio de los demás y que, como Jesús, que vino no a ser servido, sino a servir, hagamos lo mismo en obediencia a la voluntad de Dios y por amor a la misión, y que los superiores en todos los niveles empleen adecuadamente la autoridad que se les ha dado, especialmente para intervenir a tiempo en tratar las dificultades.

2. Que los superiores oblatos y aquellos que ejercen la autoridad en la comunidad vivan acorde con los valores incluyentes expresados en la C. 82.

3. Que continuemos evaluando y revisando nuestra misión, especialmente en el nivel de toda la Congregación, para establecer unas prioridades que nos orienten en el uso efectivo de los recursos de personal y los recursos materiales.

4. Que reconozcamos futuros líderes, y que formemos adecuadamente y animemos continuamente a los líderes presentes y futuros en los distintos aspectos del liderazgo y del gobierno de nuestra Congregación.

5. La virtud y el voto de obediencia expresados en nuestras Constituciones 24-28 y en las Reglas 26a y 26b nos proporcionan las éticas para el servicio del liderazgo y la autoridad.

6. Que todos los oblatos tengan gran cuidado en la protección de los niños y adultos vulnerables, y revisen regularmente las políticas de la Iglesia y de la Congregación.