Es la centralización del poder en manos de una sola
persona, con una presencia débil de la nobleza, que encontró
en la corte real la manera de darse buena vida y aparentar. El surgimiento
de una burguesía enriquecida que apoyaba al rey a cambio
de recibir participación política y una política
expansionista tanto a nivel interno con externo.
Francia
Durante el gobierno de Luis XIV (1610-1643), quien mandaba realmente
era el Cardenal Richelieu, quien fortaleció las finanzas,
sometió a la nobleza, reorganizó el ejército
y suprimió las libertades a los hugonetes. Además,
supo aprovechar las circunstancias para intervenir en las contiendas
en el momento en que los demás combatientes estaban agotados.
Cuando la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) estaba en
su parte final, Richelieu resolvió intervenir en contra de
España, que quedó vencida. Al firmarse la paz de Westfalia,
Francia quedaba convertida en la gran potencia de Europa Occidental.
En la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII, Europa
Occidental giró alrededor del poderío hegemónico
francés, encabezado por Luis XIV, quién promovió
la expansión territorial de Francia en América y en
Asia. Fue precisamente en Francia, donde apareció en esta
época la tesis económica del Mercantilismo (vender
mucho y comprar poco, para lo cual debe producirse más de
lo que se consume). Durante su gobierno, Luis XIV impuso una total
opresión política y económica; a su muerte,
el pueblo y los políticos descansaron. Usaba la frase “el
estado soy yo”.
Inglaterra
El absolutismo llegó a Inglaterra con Jacobo I (1603-1625),
quien impuso el anglicanismo y gobernó despóticamente,
persiguiendo por igual a católicos, presbiterianos y puritanos.
Pero no todo fue negativo en el reinado de Jacobo I, pues en medio
de luchas y persecuciones logró iniciar el establecimiento
de las colonias inglesas en Norteamérica organizando dos
compañías: Plymouth y London; aunque la primera fracazó,
la segunda, que estaba establecida en Virginia, logró un
gran desarrollo económico gracias a la producción
agrícola de tabaco y algodón y al comercio que tuvo
como centro a su capital, Jamestown.
Carlos I (1625-1649), sucedió a su padre y decidió
prolongar el sistema absolutista. El nuevo monarca resolvió
gobernar prescindiendo del Parlamento y negándole las prerrogativas
a que tenían derecho los nobles; pero ante la necesidad de
engrosar sus entradas, se vio en la obligación de convocar
al Parlamento para que le aprovara nuevos impuestos. A partir de
ese momento comienza un abierto enfrentamiento entre el Parlamento
y el rey, que desemboca en una guerra civil. Al monarca lo apoyaban
los anglicanos y el ejército; a los parlamentarios las milicias
populares integradas por fanáticos calvinistas a cuya cabeza
estaba Oliver Cromwell, quien finalmente derrotó las fuerzas
realistas (1645) y Carlos I fue ejecutado por el parlamento. Pero
quien salió ganando en realidad fue Cromwell, hombre rígido,
austero, sanguinario y de fuerte voluntad, quien una vez alcanzada
la victoria organizó un Consejo de Estado que le era totalmente
fiel, convirtiéndose de esta manera en un verdadero dictador
hasta su muerte acaecida en 1658.
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