INDEPENDENCIA DE COLOMBIA |
El movimiento comunero
Al subir al trono Carlos III, creó una nueva institución
con el fin de hacer más efectivo el control de las autoridades
coloniales y especialmente, para hacer rendir los impuestos que debían
recolectarse en el Nuevo Mundo, fueron los Visitadores Regios, investidos
de la autoridad suficiente para hacer sentir con toda energía
el peso de su poder.
En 1776, arrivó a Santa Fe de Bogotá el nuevo Virrey
Manuel Antonio Flórez y en 1778, llegó como Visitador
Regio, Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres.
El Virrey Flórez tuvo que trasladarse a Cartagena para organizar
la defensa del puerto de los ataques de los piratas ingleses, y dejó
mientras tanto el gobierno en manos de Gutiérrez de Piñeres,
quien aprovechó la oportunidad para elevar los impuestos ya
existentes y crear 15 nuevos gravámenes. Toda actividad, por
humilde que fuera, quedó gravada. Además, prohibió
la libre siembra del tabaco.
Siendo la región de Santander la más tabacalera del
país, fue allí donde el pueblo campesino se sintió
más afectado por las nuevas medidas y por eso el Movimiento
Comunero comenzó en esas tierras.
Una de las características de la idiosincrasia del pueblo español
es su sometimiento y respeto a la autoridad real, sentimiento nacido
del convencimiento de que la autoridad del Rey viene de Dios, y por
consiguiente es sagrada. Esta idea llegó hasta las colonias
a través de los sacerdotes que desde el púlpito predicaban
la obediencia que se debía tener ante las órdenes del
rey que “siempre estaba preocupado por defender los intereses
de su pueblo”. Esta es la razón del grito de Manuela
Beltrán:”Viva el rey, abajo el mal gobierno”.
José Antonio Galán sublevó el Alto Magdalena
desde Honda hasta Neiva, dio libertad a los esclavos que encontró
en su paso, depuso a las autoridades y las cambió por gente
del común, tomó dinero de los estancos públicos
y lo repartió entre sus seguidores. Viajó a su lugar
de origen, los humildes lo saludaban como libertador, los realistas
lo miraban como a un bandido. Al firmar las Capitulaciones cree obtener
al igual que todos los rebeldes el perdón. Salvador Plata de
su propio dinero armó un grupo de hombres para detenerlo y
entregarlo a las autoridades. El 30 de Enero de 1872, fue ahorcado
igniminiosamente luego de un juicio arbitrario.
Los dirigentes del movimiento buscaron su propio beneficio, igual
que la iglesia. El gobierno premió a los que le sirvieron y
ejecutó a los demás, desconociendo las capitulaciones.
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