Los Arios comprendían los grupos:
celta, Germano y Eslavo.
Los Germanos comprendían: Francos, Godos, Burgandios, Lombardos,
Vándalos, Anglos, Sajones, Normandos, Escandinavos y Alamanos.
Los Eslavos estaban representados por: polacos, Checos, eslovacos,
Rusos, Yugoeslavos, Servios y Croatas.
Los ostrogodos, uno de los pueblos germanos, se
asentaron en Italia conducidos por Teodorico y formaron uno de los
reinos más importantes de los siglos V y VI.
Los Germanos eran guerreros, cazadores y pastores
seminómadas, amantes de la libertad; eran monógamos
y politeístas.
A fines del siglo V, los francos, otro pueblo germano,
sentaron las bases de lo que posteriormente sería uno de
los reinos medievales más poderosos de Europa. Su rey Clodoveo,
convertido al catolicismo, logró atraer a la población
de la antigua Galia mediante la fusión de los galorromanos
y los francos. Se asentaron en territorio Romano.
Los Vándalos fueron los primeros bárbaros
en llegar a territorio español, estableciéndose en
Vandalucía (hoy Andalucía); expulsados por los Visigodos,
pasaron al África donde fundaron un reino que sobrevivió
un siglo.
Los lombardos, también de origen germánico,
conquistaron el norte de Italia y junto con los bizantinos se repartieron
la posesión de este territorio, el que a fines del siglo
VI se encontraba casi totalmente bajo el dominio lombardo.
Los Visigodos, después de convertirse al Cristianismo, fueron
llamados por el Emperador Arcadio; invadieron a Macedonia y Grecia,
saquearan a Roma y se dirigieron a Italia donde murió su
rey Alarico. Su sucesor, Ataúlfo, después de radicarse
en Tolosa (Tolouse), invadió a España y trasladó
la capital a Toledo. Rodrigo, el último rey visigodo, fue
vencido por los árabes.
Atila, rey de los Hunos, asoló las Galias,
aterrorizó a los pueblos sometidos y finalmente murió
sin realizar ninguna obra estable.
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