El perdón de un hombre musulman
El perdón, la reconciliación, la confianza: con esta actitud, la comunidad de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en el Vicariato Apostólico de Quetta, en la provincia de Beluchistán, manejó una situación delicada.
En la noche del 23 de junio, un joven musulmán, Muhammad Naeem, entró al complejo de la Iglesia Católica de la Inmaculada Concepción en Quetta, llegó a la parte superior del techo con un martillo y dañó la cruz de la Iglesia. El cuidador y otros fieles católicos pudieron detenerlo y la policía lo arrestó.
Días antes, Muhammad Naeem había ingresado a la iglesia, amenazado a los cristianos presentes y usado palabras ofensivas contra Jesucristo.
Los Misioneros Oblatos, miembros de un “Comité de paz” local, de acuerdo con la familia del joven y la policía, no quisieron “exagerar” la situación denunciándolo sino que lo perdonaron.
Como el Padre Abid SALEEM explicó a la Agencia Fides, al día siguiente se estipuló un acuerdo entre los líderes de la iglesia, oficiales de policía y los miembros de la familia de Naeem, en función del cual el joven fue puesto en libertad.
“Le hemos perdonado. Naeem y su familia han firmado un compromiso por escrito que estipula que no se repetirán tales actos contra los cristianos”. La policía aceptó el acuerdo y el joven fue puesto en libertad.
El Padre Saleem le dijo a la Agencia Fides que “el joven fue manipulado por fundamentalistas. Hemos pensado que dejarlo en prisión no era la solución: nuestra venganza es el perdón, que le hace saber quién es nuestro Señor Jesucristo a través un acto de amor y confianza.
El misionero dice que se alegra de que “los representantes de las minorías religiosas en la Asamblea Provincial hayan trabajado con nosotros”.
Monseñor Victor GNANAPRAGASM, Vicario Apostólico de Quetta, visitó la Iglesia de la Inmaculada Concepción y expresó su invitación a “mantener la calma y resolver el asunto pacíficamente”. (Agencia Fides, 27/06/13)