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Se ha tratado siempre en nuestros Capitulos , asi como en otros escritos de nuestros Superiores Generales, la relación con los laicos oblatos. Todo lo llevamos muy dentro. Se ha encomendaddo a un grupo de trabajo a reflexionar sobre la relacion que debe establecerse entre los laicos y los bolatos.
Los laicos se agrupan para vivir más intensamente la mision de la evangelización según el carisma Oblato. Estos reagrupamientos asumen diferentes formas según las diferentes culturas y ambientes. El ejemplo y el compromiso nos impulsan a promover la asociación de lacios que participan en nuestro carisma. Es un deseo que todos los oblatos reconozcan esta nueva manifestacion del Espiritu.
�Y qu� hace toda esta gente? De todo. No estamos especializados, salvo en las urgencias o necesidades... Bastaba que algunos obispos vinieran a ver a nuestro Fundador y le dijeran, "No tengo a nadie...", para que se pusiera en movimiento, viera su personal, y, apretujando aqu� y all�, se desprendiese de 2 � 3 de sus hombres para las nuevas necesidades. Y lo mismo pasa hoy. �Entendido? Es cosa de pasi�n, de impaciencia misionera...
�Las �ltimas fundaciones? La �ltima es Guinea Bissau, cerca de una de nuestras misiones en Senegal. Pero est�n tambi�n los barrios populares de Marsella, de Estrasburgo o de C�diz; est� tambi�n Cuba, Turkmenist�n, Bielorrusia y Ucrania... Adem�s, las misiones de antes crecieron y misionan a su vez: Hait� ha ido a Colombia, entre los afro-amerindios, Sri Lanka ha enjambrado hace a�os en India, en Bangladesh y en Paquist�n...
"La comunidad de los Ap�stoles con Jes�s es el modelo de su vida..." (Const. 3). "Predicar como el Ap�stol 'a Jesucristo, y �ste crucificado, no con el prestigio de la palabra...', es decir, mostrando que hemos meditado en nuestro coraz�n las palabras que anunciamos, y que hemos comenzado por practicar antes de ponernos a ense�ar" (Regla de 1826).
"Nuestra misi�n nos lleva en todas partes principalmente hacia aquellos cuya condici�n est� pidiendo a gritos una esperanza y una salvaci�n que s�lo Cristo puede ofrecer con plenitud" (Const. 5). "La caridad fraterna debe sostener el celo de cada miembro, en conformidad con el testamento del Fundador: 'Practicad entre vosotros la caridad, la caridad, la caridad, y fuera, el celo por la salvaci�n de las almas'"(Const. 37).
Estas pocas citas muestran el realismo y el ideal de nuestra vida. Nos asusta a veces lo prometido... la mediocridad es siempre un peligro potencial. La fidelidad en lo cotidiano, fidelidad generosa, heroica muchas veces, es el camino que recorrieron hermanos nuestros cuya santidad ha reconocido la Iglesia: san Eugenio de Mazenod, los beatos Jos� G�rard, ap�stol de los basutos, y Jos� Cebula muerto en Mauthausen en 1943, y tantos otros cuya santidad an�nima se lee en el coraz�n de Dios.