MIGUEL HIDALGO Y COSTILLA

Miguel Hidalgo y Costilla 
 

Miguel Hidalgo y Costilla nació el 8 de mayo de 1753 en la Hacienda de Corralejo, en Guanajuato. Fue el segundo hijo de Cristóbal Hidalgo y Costilla, administrador de Corralejo, y de Ana Gallaga y Villaseñor. 

Estudió en el Colegio de San Nicolás, en Valladolid, hoy Morelia, en el que también impartió clases y ocupó varios cargos, entre ellos el de rector en 1791. En la Ciudad de México obtuvo el bachillerato en Teología por la Real y Pontificia Universidad de México. 

En 1778 fue ordenado sacerdote, desempeñando actividades en varios curatos hasta que en 1802 fue nombrado cura en Dolores. Allí enseñó a los habitantes apicultura, propagó el plantío de moreras para la cría del gusano de seda -con la que logró confeccionar algunas prendas- y el cultivo de la uva, además de alfabetizar, así como adiestrar en diversos oficios y artes a campesinos y artesanos. 

Con la protección disimulada del corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, el cura Hidalgo, el capitán Ignacio Allende, el teniente Mariano Abasolo y la esposa del corregidor, Josefa Ortíz de Domínguez, formaron una conspiración en contra del gobierno de España para lograr la independencia nacional. 

Al ser descubierta y denunciada la conjura, los sucesos se precipitaron: la noche del 15 de septiembre de 1810, Hidalgo, su hermano Mariano, Juan Aldama, Ignacio Allende, José Santos Villa, Mariano Balleza y diez de sus dependientes, se dirigieron a la cárcel, de la que liberaron a los presos y les dieron armas. 

En la madrugada del 16 de septiembre, Hidalgo congregó en la parroquia a sus feligreses para instarlos a unirse a la lucha independentista. Reunió a un grupo de 300 hombres y salió de Dolores. Por la noche, llegó a San Miguel el Grande, actualmente San Miguel de Allende, donde se les unió el Regimiento de la Reina, al pasar por Atotonilco tomó una imagen de la Virgen de Guadalupe que convirtió en estandarte. El 21 de ese mismo mes arribó a Celaya, y al día siguiente Hidalgo fue nombrado capitán general y Allende, teniente general. El día 28, venciendo la resistencia de los realistas, ocupó Guanajuato con su ejército, que en ese momento ya contaba con 50,000 hombres, así como la Alhóndiga de Granaditas. 

El 17 de octubre, el Padre de la Patria entró en Valladolid y de ahí se dirigió a la Ciudad de México; antes de llegar a la capital fue nombrado generalísimo. El día 28 estuvo en Toluca, dos días después en Monte de las Cruces, sitio en el que enfrentó y derrotó a las fuerzas españolas al mando de Torcuato Trujillo. Muy cerca ya de la Ciudad de México, en contra de la opinión de Allende, Hidalgo decidió no tomar la capital. 

El 2 de noviembre se inició el repliegue del ejército insurgente, lo que motivó la deserción de cerca de la mitad de sus tropas. A consecuencia de los hechos ocurridos en Aculco el 7 de noviembre, Allende se dirigió a Guanajuato e Hidalgo marchó a Valladolid, y después a Guadalajara, ciudad a la que arribó el 26 de noviembre al frente de siete mil hombres. 

En dicha ciudad, Hidalgo organizó el primer gobierno independiente. Para ello contó en la administración con Ignacio López Rayón al frente de la denominada Secretaría de Estado y del Despacho, y con José María Chico en la Secretaría de Gracia y Justicia. El 6 de diciembre de 1810, Hidalgo expidió el decreto que ordenaba la abolición de la esclavitud e imponía la pena de muerte a todo aquél que no lo acatara en un plazo de diez días; asimismo, derogó los tributos pagados por las castas y las contribuciones de los indígenas, además nombró representantes en Estados Unidos a Pascasio Ortíz de Letona y ordenó la publicación de el Despertador Americano, primer periódico insurgente. 

Mientras tanto, las fuerzas realistas avanzaban sobre Guadalajara, por lo que se tuvo que reunir un consejo para determinar las acciones a instrumentar. Allende opinó que como una batalla era inevitable, se debería de sacar al campo la tropa organizada con la artillería útil para que en caso de revés quedase en pie el grueso del ejército que mientras podía instruirse, quedando una retirada segura y un punto de apoyo en la ciudad: de modo contrario opinó Hidalgo y por él se decidió el voto del consejo; siendo derrotado el ejército insurgente el 17 de enero en Puente de Calderón, cerca de Guadalajara. Luego de perder armas y municiones, las fuerzas insurrectas huyeron en desbandada. Poco después de ese descalabro, Miguel Hidalgo se dirigió a Zacatecas. El 25 de enero en la Hacienda de Pabellón, Allende junto con otros jefes insurgentes destituyeron a Hidalgo del mando militar por su responsabilidad en la derrota frente al ejército realista, el mando recayó en Allende, aunque el relevo se mantuvo en absoluto secreto hasta mediados de marzo cuando en Saltillo se hizo público el cambio en la jefatura insurgente. 

El jueves 21 de marzo fue tendida una emboscada a los insurgentes. En un recodo estrecho de un paraje con escasa vegetación, el realista Ignacio Elizondo apostó a unos indígenas, provistos de lazos y reatas a quienes dio instrucciones de aprehender y atar a todos los milicianos independentistas que pasaran por el sitio. 

Ajenos a esta maquinación, los confiados insurgentes marchaban hacia el norte. A las nueve de la mañana de ese día, la vanguardia llegó al paraje, ahí se les conminó para que se rindiesen. Así, conforme avanzaban los contingentes independentistas, eran hechos prisioneros. Cuando tocó pasar a Ignacio Allende, su hijo Indalecio, Mariano Jiménez y Joaquín Arias, Ignacio Elizondo personalmente los instó a capitular, lo que finalmente hicieron después de un fallido intento por defenderse, en el cual perdió la vida el hijo de Allende y Arias resultó herido. Al final marchaba Hidalgo escoltado por veinte hombres, y luego de ser presionado por los españoles, terminó por entregarse. 

Así, en
Acatita de Baján, en el actual municipio de Castaños, Coahuila, fueron aprehendidos Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Mariano Jiménez y todos los hombres que los acompañaban, y trasladados al día siguiente a Monclova, de ahí fueron llevados a Chihuahua para ser juzgados y sentenciados. 

A las siete de la mañana del 30 de julio de 1811, Hidalgo, acompañado por algunos sacerdotes, fue conducido al paredón. Caminó con paso firme y en silencio, llevaba un libro en la mano derecha y un crucifijo en la izquierda. Entregó el libro a un sacerdote, después le vendaron los ojos; de las balas que le dispararon una se alojó en su corazón. Poco después le decapitaron y enterraron su cuerpo. 

Las cabezas de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueron llevadas a Guanajuato, en esta ciudad las introdujeron en jaulas de hierro y las distribuyeron en los cuatro ángulos de la Alhóndiga de Granaditas.

Día de luto y solemne para toda la Nación. La Bandera Nacional deberá izarse a media asta.

 
 


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Ultima actualizacion: 17 de Septiembre de 2002
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