TODOS ESTABAN ALLÍ PARA RENDIR
HOMENAJE A UNO DE LOS SUYOS

TRES PRESIDENTES NORTEAMERICANOS DE RODILLAS DELANTE DE JUAN PABLO II. GEORGE W. BUSH Y SU ESPOSA LAURA, GEORGE BUSH Y  BILLCLINTON, SE ARRODILLARON UNOS INSTANTES ANTE LOS DESPOJOS MORTALES DE JP II 

   
   Estuvo claro y fue imposible equivocarse: todos los enemigos de la Iglesia Católica, sus peores enemigos, los más grandes blasfemos del nombre de Jesús,  todos los perseguidores de la Iglesia Católica estaban reunidos, unidos en un sólo cuerpo, en una falsa paz, alrededor de los despojos del amigo. ¡Ellos no se equivocan acerca de sus amigos y enemigos! Juan Pablo II es uno de ellos, el misionero del Vaticano de ellos, ciertamente
es el personaje que ellos aman ¡y lo aman tanto que por un día, vinieron del mundo entero, cambiando sus agendas, olvidando todos sus odios, todos sus conflictos! Y todos los tontos proclaman "el milagro" viendo esa reunión de personalidades que normalmente se odian,  saludándose alrededor del cadáver de Juan Pablo II. ¡Cómo deben haberse burlado de esta farsa digna de Hollywood, esos "maestros del mundo", esos servidores del "príncipe de este mundo"!    

   ¡Cómo no temblar recordando la terrible profecía de Nuestro Señor: «¡Ay cuando dijeren bien de vosotros todos los hombres, porque así fue como vuestros padres hicieron con los falsos profetas (Luc, vi, 26). ¡Qué lejos nos encontramos de la línea divisoria, que nos permite saber quién es quién, del precepto enseñado por Nuestro Señor y transmitido por los tres evangelistas sinópticos: «Seréis aborrecidos por todos a causa de mi nombre» (Mat., X, 22; Mc., XIII, 13; Luc, XXI, 17).    

   ¡Los fieles del Vaticano de ellos, olvidando los principios básicos, pierden la cabeza y, esclavos de los medios, reclaman una "canonización inmediata"! Era previsible y estaba previsto, pero tal ceguera es un terrible castigo. Olvidan que su Juan Pablo II fue el más gran destructor de la Iglesia Católica: almas perdidas por millones, seminarios vacíos, iglesias vacías, monasterios vacíos, misiones abandonadas, católicos practicantes raros, finanzas catastróficas, por todos lados confusión, errores, divisiones, desastre universal (irreversible para los condenados). Triste balance oculto por las falsas imágenes  dadas por los medios. Alrededor de ese personaje todo es mentira. Tal como Napoleón con respecto a la Revolución Francesa, él fue el Napoleón de la Revolución Conciliar, reformando todo para destruir todo, imponiendo en el mundo entero -no ya a caballo, sino en avión-  los monstruosos errores del Vaticano de ellos y sobre todo (lo hemos visto en ocasión de este entierro) invirtiendo la noción amigos-enemigos.

   ¿No terminó por enseñar, en Mayence, el 17 de noviembre de 1982, esa apostasía suprema de que la Alianza con Israel jamás fue revocada[1]? Esa declaración demuestra que Juan Pablo II no creía que Cristo fue el Mesías. En 1997 hablará de «interpretaciones erróneas e injustas del Nuevo Testamento relativas al pueblo judío» (es en esos términos que calificará de error, la antigua enseñanza). ¿Y en el año 2000, no debía coronar su apostasía yendo al Monte Sinaí a preparar la nueva religión universal?  ¡Cómo olvidar la blasfemia contra el primer mandamiento! ¡Desde Asís, vemos por todos lados sacrilegios! Ningún "cardenal", ningún "obispo" (hablamos de los "conciliares") ha gritado ¡escándalo!  ¡Todos comulgan con la misma apostasía! ¡Y todavía hay algunos que dudan de que este "papa" sea hereje!  ¡Hasta un  Padre Belmont teme decirlo, limitándose a hablar de "falsos principios",  de "proposiciones que arruinan la Fe", sin utilizar jamás la palabra "hereje"! Su ceguera los convierte a ellos mismos en herejes. ¡Qué castigo!

   Sus fieles están pervertidos hasta tal punto que pierden todo sentido crítico y no ven que ya no queda nada de la Fe católica, que son miembros de la fe masónica mundialista. ¡Cuantos han perdido la cabeza y se la hacen perder a los otros! El último Aletheia, (n° 73) de Yves Chiron, es un llamativo ejemplo. ¡¡¡Yves Chiron llega a escribir que Juan Pablo II fue un "papa intransigente dentro de la línea de Pío IX y Pío XI", "profundamente antiliberal y antimoderno"!!! ¡Qué delirio! ¡Y habla un historiador! ¡Un profesor de historia que se dice católico! ¡Asombroso! ¡Se ha caído bien bajo! Y no hablemos del  abbé Aulagnier o de Présent! ¡Todos pierden la cabeza! he descubierto que nadie entre los que se sienten defensores de la Fe o que se dicen la sal de la tierra, ha recordado estos evidentes principios.

   Se creen "justos" tratando de bosquejar un cuadro en dos columnas, una positiva y otra negativa. Se olvida el estrago universal y profundo hecho en las almas; se resignan a aceptar la perversión, irreversible para muchos, de las nociones del bien y del mal, de verdadero y de falso; se soporta que verdades conocidas sean abandonadas o adulteradas, cometiendo así el irremisible pecado contra el Espíritu Santo; se omite recordar las blasfemias contra el primer mandamiento, el plan de instalar la religión noáquida[2]; ¿Quién vive en estado de gracia? y finalmente y sobre todo no se denuncia que esta secta conciliar no es católica, que no puede ser la Iglesia Católica, que jamás amalgama error con verdad. 

   Desde hace cuarenta años son obstinadamente ignorados estos textos que condenan a la secta conciliar, a Juan Pablo II y a sus predecesores desde el "buen papa" Juan XXIII: 

  • «Quien no renaciere de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de los cielos» (Juan, III, 5);  

  • «El que crea y se bautice, será salvo; el que no crea, se condenará» (Marc, xvi, 16);

  • «Cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?» (Luc, xviii, 8);

  • «Uno no se burla de Dios» (Gal., VI, 7); «Habrá un sólo rebaño y un solo pastor» (Juan X, 16);

  • «Todos los dioses de los paganos son demonios» (Ps., XVIC, 5);«Muchos son los llamados mas pocos los escogidos» (Mat., xxii, 14) etc, etc.

   ¡Por algo Juan Pablo II mereció el calificativo de "anticristo" ! Todo su pontificado lo prueba. Papa de la secta conciliar, fue la referencia y el representante del pensamiento masónico-gnóstico-mundialista.   

   Confusión por doquier: ¡vemos hasta al sucesor de Monseñor Lefebvre imponer una misa de Réquiem para aquel al que su fundador trató de anticristo. ¡¡¡Una misa de Réquiem para un anticristo!!! ¡¡¡Qué abominación!!!  

   Lo que sigue no tiene retroceso. Por haberse rehusado a estudiar a fondo el nuevo ritual de la consagración episcopal impuesta por Pablo VI que hacen de todos esos cardenales, obispos anglicanos [3], (denunciados por León XIII, como no obispos), vamos a tener el primer cónclave de laicos disfrazados de cardenales católicos, que elegirán un papa conciliar, apóstata, laico disfrazado de papa católico. Es evidente que una de las condiciones para elegir un papa católico, es decir, al Vicario de Nuestro Señor Jesucristo no puede cumplirse porque esos "cardenales" son apóstatas.

   En el colmo de los absurdos, se hace creer a los sacerdotes y fieles de la Tradición que con algunas oraciones, Dios podrá permitir la elección de un Papa católico que pondrá la Iglesia en orden. Van a descubrir algo peor: un sucesor que, auroleado por la "canonización" de su predecesor, va a imponer la última parte del plan noáquida[2]. No se puede esperar nada de ese cónclave de enemigos de Jesucristo que, amigos de Belial, confunden al fiel con el infiel, introducen los ídolos en el templo de Dios (II Cor., vi, 15). ¡Los Bush no estaban allí más que para apoyar con su presencia la última parte del plan Pike!

   Es lastimoso ver a la Fraternidad Sacerdotal san Pío X encerrarse en su error fundamental que es creer que esta secta conciliar es la Iglesia católica y que por lo tanto, de esa reunión de falsos hermanos puede salir un papa católico.

   Desgraciadamente la sanción es evidente: todos deberán elegir, pues ellos han tenido todos los elementos, todo el tiempo para estudiar y elegir. El comunicado del Sábado de Pascua de Monseñor Felay no sorprende, pero es inquietante. Al anuncio del sucesor, para todos será la última chance para no llamar verdad a lo que es falso, ni bien a lo que es mal[4].

   Oremos para que la Santísima Virgen evite la temible apostasía.

   Nosotros permanezcamos firmes en la Fe. Sabiendo que la Iglesia Católica no puede engañarse ni engañarnos, creyendo y haciendo todo lo que siempre se ha creído y hecho, rechazando toda esa secta conciliar no podremos equivocarnos. Recemos los unos por los otros.

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