Lo que los Papas 
dijeron sobre la Masonería

PÍO IX:
  • ETSI MULTA, Encíclica sobre los ataques a la Iglesia en los diferentes países, 21/11/1873:


    Amplitud de esta guerra contra la Iglesia . La masonería
       Admitirá tal vez, a alguno de vosotros, Venerables Hermanos, la amplitud que ha tomado esta guerra que en Nuestros tiempos se lleva a cabo contra la Iglesia Católica. Pero a la verdad, si alguien con detención examina la índole, modalidad y amplitud de esta contienda, en la que está empeñada la Iglesia casi en igual forma en todas partes del mundo, no le quedará la menor duda de que todas las presentes perturbaciones se deben en gran parte a los engaños y maquinaciones de unas mismas sectas. Entre éstas, se distingue la sinagoga de Satanás que contra la Iglesia de Cristo ejercita sus fuerzas, las lanza a su ataque, y las cierra en combate. Tiempo ha que fueron denunciadas por Nuestros predecesores, los vigías de Israel, ante reyes y pueblos, y con repetidas condenaciones derribadas por tierra; Nos tampoco desfallecimos en este oficio. ¡Ojalá se hubiera prestado mayor fe a los Pastores de la Iglesia, por parte de aquellos que podían haber apartado una peste tan perniciosa! Pero ésta, deslizándose siempre por sinuosos cauces, jamás interrumpiendo su tarea, seduciendo a muchos con sus engaños arteros, ha adquirido al presente tales proporciones, que abandonando ya sus escondrijos, se manifiesta potente y dominadora. Multiplicadas indefinidamente en el número de sus secuaces piensan estas sectas execrandas, que habiendo conquistado ya la opinión pública, les resta exclusivamente el término de sus aspiraciones. Conseguido el fin, que por tanto tiempo han ansiado, apoderándose del gobierno en muchas regiones, y, conquistadas la fuerza y el favor de la autoridad, se proponen audazmente  a reducir a esclavitud durísima a la Iglesia de Dios, socavan los fundamentos sobre que descansa, procuran específicamente despojarla del esplendor de sus notas divinas por las que brilla de un modo especial. 

LEÓN XIII: 
  • HUMANUM GENUS,  sobre la masonería y otras sectas, 20/4/1884.
  • AB APOSTOLICI SOLII, sobre la obra de la Masonería, 15/10/1890


       ...La ley sobre las Obras Pías, por la cual todo el patrimonio que reunieron la piedad y la Religión de nuestros abuelos, a la sombra y con la tutela de la Iglesia, queda substraído a la intervención eclesiástica; esta ley la habían insinuado y las sectas masónicas algunos años hacía para escarnecer a la Iglesia, disminuir su influencia social y suprimir de una plumada las grandes sumas de los legados, destinadas a sufragar los gastos del culto religioso.

       ...A la luz de estos hechos y declaraciones, se ve que la idea principal respecto a la Religión es la que preside a la política italiana y forma la realización del progama masónico. Se ve cuánto va ya realizado, se sabe cuánto falta por hacer, y ciertamente puede preverse que, mientras Italia y su suerte estén en manos de jefes sectarios o siervos de las sectas, se seguirá obrando más o menos rápidamente, según las circunstancias, hasta realizar todo el plan.

        ...Diremos sólo que en las condiciones presentes, por una triste pero verdadera necesidad, las cosas no podrán andar de otra manera: la secta masónica, por cuanto ostenta un espíritu de beneficencia y de filantropía, no puede ejercer mas que una influencia funesta; y decimos funesta, porque combate y tiende a destruir la religión de Cristo, verdadera bienhechora de la humanidad.

     

  • NOVAE CONDENDAE LEGIS, Encíclica dirigida a los Obispos de la provincia Véneta Sobre el proyecto del Matrimonio Civil, 8/2/1893  

    Refiriéndose al proyecto de "matrimonio civil en la provincia Véneta: "...Si el carácter de la ley que nos amenaza no muestra por sí misma su tendencia, bastará observar quien es su inspirador y autor; porque no es un misterio, sino un hecho conocido públicamente, que la secta masónica maquina desde hace tiempo esta nueva vergüenza para la Iglesia y ahora, para lograr sus fines, impone a sus adeptos que la lleven a la práctica. Los designios de esta secta maldita son siempre y en todas partes los mismos, es decir, directamente hostiles a Dios y a la Iglesia, y le importa poco o nada, no ya que las almas se pierdan,l sino que la sociedad se precipite cada vez más en decadencia y que la misma libertad tan pregonada, sea oprimida, con tal de encadenar y oprimir con ella a la Iglesia, y debilitar y ahogar el sentimiento cristiano gradualmente, en el seno de las multitudes.

  • PRAECLARA GRATULATIONISdirigida a todos los Príncipes y pueblos de la tierra sobre la unidad de la humanidad en la Fe, 20/6/1894  (1)
     

    La obra nefasta de la Masonería.

       Muy grande es el daño que a la unidad religiosa viene de la secta de la Masonería, cuya funesta fuerza hace ya tanto tiempo que pesa sobre las naciones, singularmente sobre las católicas. Gozando de la perturbación de los tiempos, audaz por el crecer de su poderío y por el éxito de sus intentos, se empeña por todos medios en confirmar y ensanchar aun más su propio dominio. Ya de los escondrijos y de las celadas salió a plena luz; y, como desafiando a Dios mismo, se ha asentado en esta misma Roma, capital del catolicismo.

       Y, lo que es peor, doquier que pone su pensamiento, se introduce por todas las clases e instituciones sociales, atenta solamente a dominarlas y señorearlas. Gravísimo daño en verdad: clara es la malicia de sus principios, y la perversidad de sus intentos. 

       So pretexto de defender los derechos del hombre y restaurar la civil coexistencia, ataca encarnizadamente al catolicismo; rechaza la revelación; los deberes religiosos; trata con todo vilipendio los sacramentos y todas las cosas sagradas, que califica de supersticiones; cuanto al matrimonio, a la familia, a la educación de la juventud, a toda institución privada o pública, cuida bien de arrancarles su impronta cristiana, y borra del corazón de los pueblos toda reverencia a la autoridad humana y a la divina. 

       Proclama el culto de la naturaleza, y que solamente por los principios de ésta se ha de regular la verdad, la honestidad, la justicia. Así es como, con toda certeza, el hombre viene como devuelto de nuevo a las costumbres del vivir pagano, más corrompido todavía por el refinamiento de los placeres. 

       Aunque sobre esta materia ya otras veces hemos alzado con energía Nuestra voz , sentimos, sin embargo, deber de Nuestro apostólico Ministerio el insistir una vez más, y con la mayor seriedad, en avisar que en peligro tan grave son pocas las cautelas todas. Que Dios, en su bondad, confunda propósitos tan nefarios, mas vea seriamente el pueblo cristiano y comprenda que debe sacudir, ya de una vez, yugo tan indigno como el de la secta; cuiden, sobre todo, de sacudirlo con más empeño los que más se resienten de su opresión, esto es, los pueblos de Italia y de Francia. Los medios y maneras con que mejor puedan hacerlo, ya Nos mismo lo indicamos. Ni es incierta la victoria, si se confía en Aquel que es guía y que dijo: Yo he vencido al mundo.

  • VIGESIMO QUINTO ANNO, Encíclica con motivo del XXVº año de su Pontificado, 19/3/1902

    Los manejos secretos de la masonería

       Estas y parecidas incriminaciones nacen, pues, de mera mala voluntad. En esta conducta criminal y desleal se destaca una secta tenebrosa la que la sociedad durante largos años ha venido incubando en su seno, cual enfermedad maligna, que mina su salud, su fecundidad y su vida. Encarnación perpetua de rebelión, constituye una especie de sociedad al revés que obra con el fin de dominar por medios ocultos la sociedad reconocida y de combatir a Dios y a la Iglesia.

       No es menester aquí decir su nombre, pues, por estas características todos saben que se trata de la francmasonería de la cual hemos hablado extensamente en Nuestra Encíclica Humanum Genus, del 20 de Abril de 1884, donde señalamos sus fines esenciales, sus falsas doctrinas y sus acciones criminales. Esa herejía que tendió su enorme red sobre casi todo el mundo y se asocia a otras sectas que dirige mediante hilos secretos, atrayendo a sus miembros con el cebo de ventajas que les proporciona, reduciendo a la obediencia a sus dirigentes, ora por medio de promesas, ora por amenazas.

       Esa secta se ha introducido en el seno de la sociedad y representa, por así decirlo, un estado invisible e irresponsable dentro del Estado genuino. Dominada por el espíritu de Satanás quien, según las palabras del Apóstol, sabe disfrazarse de ángel de luz esta secta se gloría de fines humanitarios, pero lo explota todo para sus fines erróneos, y mientras habla del respeto por el gobierno y aún por la fe, su última finalidad consiste -sus estatutos lo confirman- en destruir los principados y el sacerdocio, pues, considera a ambos enemigos de la libertad.

    Planes masónicos universales para destruir la Religión

       Se pone siempre más claramente de manifiesto que a las instigaciones y maniobras de esta secta se deben, en gran parte, las continuas modificaciones a que la Iglesia se halla expuesta y también el estallido de los recientes ataques. En realidad, lo simultáneo de la persecución que sin causa que corresponda a los efectos estalló como rayo caído de un cielo sereno; La igualdad de los argumentos con que la prensa diaria, en las asambleas públicas y en representaciones teatrales la preparaban; el empleo universal de las mismas armas de la calumnia y de la demagogia revelan la unidad de los planes y prueban que el santo y seña debe haber partido de un solo centro director. Esta lucha incorporada a aquellos planes preconcebidos, se desencadena por doquiera para multiplicar los perjuicios que Nos ya hemos enumerado, y principalmente para disminuir la enseñanza religiosa hasta llegar hasta su total abolición, lo cual les permite formar generaciones enteras de indiferentes incrédulos, para combatir por la prensa la moral de la Iglesia y para escarnecer, finalmente, sus costumbres y profanar sus fiestas.

SAN PÍO X:

  • UNE FOIS ENCORE, Encíclica dirigida a los Cardenales, Arzobispos y Obispos de Francia, al Clero y al pueblo francés, 6/1/1907


    ... La Iglesia, se dice, trata de suscitar la guerra religiosa en Francia e invoca allí la persecución violenta con todas sus ansias. (¡Qué más raro que una acusación semejante!). Fundada por Aquel que ha venido a este mundo para pacificarlo y para reconciliar al hombre con Dios, mensajero de paz sobre la tierra, la Iglesia no podría querer la guerra religiosa más que repudiando su misión sublime y por lo tanto mintiendo ante los ojos de todos. A esta misión de dulzura paciente y de amor, ella permanece al contrario y permanecerá siempre fiel. Por otra parte el mundo entero sabe hoy día, de tal manera que no se puede engañar, que si la paz de las conciencias se ha roto en Francia, no es un hecho de la Iglesia, sino por un hecho de sus enemigos. Los espíritus imparciales aun los que no pertenecen a nuestra fe, reconocen que si se combate sobre el terreno religioso en vuestra patria bien amada, no es porque la Iglesia ha levantado el estandarte la primera, sino porque se le ha declarado a ella misma la guerra. Esta guerra después de 25 años sobre todo la Iglesia no hace más que soportarla. He aquí la verdad. Las declaraciones, mil veces hechas y repetidas en la prensa, en el Congreso, en las reuniones masónicas, en el seno del mismo parlamento lo prueban, como también los ataques que, progresiva y metódicamente, se han organizado contra ella. Estos hechos son innegables y contra ellos ninguna palabra podrá prevalecer. La Iglesia no quiere, pues, la guerra, la guerra religiosa menos aun que las otras, y afirmar lo contrario es calumniarla y ultrajarla.

PÍO XI:
  • NON ABIAMO BISOGNO, Encíclica acerca la Acción Católica de Italia, 29/6/1931


       Ni se diga que Italia es católica, pero anticlerical, aunque lo entendamos tan sólo en una medida digna de particular atención. Vosotros, Venerables Hermanos, que vivís en las grandes y pequeñas diócesis de Italia, en contacto continuo con las buenas gentes de todo el País, sabéis y veis todos los días hasta qué punto son, si no se las excita ni se las extravía, ajenas a todo anticlericalismo. Todo el que conoce un poco íntimamente la historia de la Nación sabe que el anticlericalismo ha tenido en Italia la importancia y la fuerza que le confirieron la masonería y el liberalismo que lo engendraron. En nuestros días, por lo demás, el entusiasmo unánime que unió y transportó de alegría a todo el país hasta un extremo jamás conocido en los días del Tratado de Letrán, no hubiera dejado al anticlericalismo medios de levantar la cabeza, si ya al día siguiente de estos Convenios no se le hubiera evocado y alentado. Además, durante los últimos acontecimientos, disposiciones y órdenes le han hecho entrar en acción y le han hecho cesar, como todos han podido ver y comprobar. Y, sin duda alguna, hubiera pasado y bastaría siempre para tenerlo a raya la centésima o la milésima parte de las medidas prolongadamente infligidas a la Acción Católica y coronadas recientemente de la manera que todo el mundo sabe.

PÍO XII:
  • AD ECCLESIAM CHRISTI, Carta Apostólica sobre las necesidades de Iberoamérica, sobre la insuficiencia de las Vocaciones Sacerdotales, 29/6/1955

    Los graves peligros de la masonería, sectas y laicismo

       Numerosas son, por desgracia, las pérfidas insidias de los enemigos: para rechazarlas es necesaria suma vigilancia y energía. Tales son las insidias de la masonería, las doctrinas y propaganda de los protestantes, las diversas formas del laicismo, superstición y espiritismo, que tanto más penetración en todos cuanto más graves es la ignorancia de las cosas divinas y más adormecida la pereza en la vida cristiana, todas ellas sustituyen, desgraciadamente, el lugar propio de una fe sincera y verdadera, y tratan de apagar en vano la fe del pueblo que suspira por el Señor. Añádanse, además, las perversas doctrinas, tan propagadas entre todos, que, so pretexto de la justicia social y de mejorar a las clases más humildes, se empeñan por desarraigar de las almas el tesoro, tan inestimable, de la religión.

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