La NUEVA MISA
PROTESTANTIZA*

   No hay cosa más grande sobre la faz de la tierra que la Santa Misa, la renovación incruenta del sacrificio de la Cruz, es Dios mismo que se hace presente sobre nuestros altares y se ofrece en sacrificio a la Santísima Trinidad.

   Y sobre la Nueva Misa recordemos lo que de ella dicen el cardenal Ottaviani y el Cardenal Bacci en el "Breve Examen Crítico": "se aleja de manera impresionante, en conjunto y en detalle, de la teología católica de la Santa Misa, cual fue formulada en la XXII sesión del Concilio de Trento, el cual, al fijar definitivamente los «cánones» del rito levantó una barrera infranqueable contra toda herejía que pudiera menoscabar la integridad del misterio".

   Todo ese trabajo merece ser estudiado y meditado.

   Habla de "la impía distinción entre misa con pueblo y misa sin pue blo", dice que "satisfará a los protestantes más modernistas", que "complacerá en sumo grado a todos aquellos grupos que, ya próximos a la apostasía, devastan a la Iglesia", que "peligro más terrible que éste nunca existió en la Iglesia", que "el apartarse de la tradición litúrgica... nos parece, para expresar nuestra opinión más benigna, el error más mons truoso".

   Las autoridades romanas nada dijeron, pero, los hombres constituídos en autoridad,  cambiaron silenciosamente el artículo VII de la Instrucción que instituyó el Novus Ordo Missae, el cual daba esta definición de la Misa, cuyo carácter protestante había sido demostrado por el Breve Examen: "La Cena del Señor o Misa es la sagrada sinaxis o asamblea del pueblo de Dios reunido en común, bajo la presidencia del sacerdote, para celebrar el me morial del Señor. Por lo tanto, para la asamblea local de la santa Iglesia vale en grado eminente la promesa de Cristo: 'Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre allí estoy yo en medio de ellos' (Mat. 18-20)".

   Pero la concepción protestante de la Misa se continuó imponiendo. En el pequeño misal, el más difundido entre los niños de nuestras pa rroquias, "Misa y Vida"(1), presentado por Mons. Blanchoud, Presidente de la Comisión de Liturgia del Episcopado Argentino, se presenta así la Consagración (pág. 35)): 

   "El que preside continúa la "Plegaria Eucarística". Antes de llegar " al relato de la última Cena de Jesús: 

   "G. Nos ponemos de rodillas. 

   "Al concluir la narración evangélica, que llamamos consagración: 

   "G: Nos ponemos de pie".

Abreviaturas empleadas:
  • A: Asamblea;
  • P: Presidente (que preside)
  • L: Lector;G: Guía (pág. 15)

   Dice además, que "Toda la misa es una reunión..." (pág. 15), Y páginas después: "G: Preparamos la mesa para celebrar el banquete eucarístico. .." (pág. 31). Los rojos son nuestros.

   En este pequeño libro están todas las cosas que criticó el "Breve Examen Crítico" con antelación de varios años.

   En las traducciones de la Misa a los idiomas modernos: italiano, español, inglés, alemán, portugués, etc., ese problema se agrava por el falseamiento de las mismas palabras de Nuestro Señor en la Consa gración de la Sangre "que será derramada por vosotros y por muchos en remisión de los pecados. ..", trocándolas en "por vosotros y por todos los hombres..." Nuestro Señor dijo "por muchos". Y así lo dijeron al unísono las liturgias latina y orientales, hasta el mismo Novus Ordo y el Prayer Book de Cranmer de 1549 dicen "pro multis" o "for many" respectivamente. Y el Catecismo Romano explica que "si atendemos a su valor, habrá que reconocer que el Salvador derramó su Sangre por la salvación de todos, pero si nos fijamos en el fruto que de ella sacan los hombres, sin dificultad comprendemos que su utilidad no se extiende a todos, sino únicamente a muchos... muy sabiamente pues, obró no diciendo por todos, puesto que entonces sólo hablaba de los frutos de su pasión, la cual sólo para los escogidos produce frutos de salvación".

   Quien deja la Misa de siempre y opta por la Nueva Misa sabiendo esto, de algún modo se hace cómplice de esta falsificación.

   En el número 71-72 de ROMA se editó "El movimiento litúrgico" del Padre Didier Bonneterre. Al final trae como apéndice "La liturgia euca rística" del convento protestante de Taizé, en Francia. Es sabido que su representante Fr. Max Thurian participó varios años como "observador" en el Concilio Vaticano II y luego en la Comisión que elaboró el Novus ardo Missae.

   El Cardenal Baum, arzobispo de Washington dijo: "Ellos [los pro testantes] no están simplemente como observadores sino también como expertos y ellos participan activamente en las discusiones sobre la reno vación litúrgica católica. Su presencia no significaría gran cosa si se contentaran con oír, pero ellos colaboran". Esto se lo confirmó por escrito a Michael Davies, el Canónigo (anglicano) Ronald Jasper. 

   Y bien, al leer la "Liturgia eucarística" de Taizé, que es de 1959, sorprende ver en qué forma este "ritual eucarístico" prefigura diez años antes, al Novus ardo Missae (N.O.M.).

   Están suprimidas las palabras "mysterium fidei" de la Consagración en la "Narración de la Institución" como la llama el Novus ardo (Nº 55 de la Instrucción General), en ello coinciden éste, Lutero, Cranmer y Taizé. Taizé, traduce "pro multis", en "por la multitud" o sea, está mejor en eso que las versiones vernáculas del Novus ardo Missae. Ambos (Taizé y el Novus ardo Missae) hacen "memoria" de la Institución (ver Breve Examen, pág. 59-61). También Taizé introduce a continuación de la Institución, la espera de la segunda venida de Cristo Nuestro Señor.

   Dice el Breve Examen: "la aclamación asignada al pueblo para decir después de la Consagración (anunciamos tu muerte, Señor, etc. hasta que vengas) introduce, bajo la apariencia de escatologismo, una nueva ambigüedad sobre la Presencia real. En efecto, se proclama oralmente, sin solución de continuidad después de la Consagración, la expectación de la segunda venida de Cristo en la consumación de los tiempos, en el mismo momento en el que El se halla verdadera, real y sustancialmente presente sobre el altar, como si sólo aquella última fuera su verdadera venida, pero no ésta."

   "Y esto se recalca con mayor vigor en la fórmula de aclamación a elegir libremente: «cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vengas», donde se mezclan con la máxima ambigüedad cosas diversas, como la inmolación y la manducación, la Presencia Real y la segunda venida de Cristo."

   Esta segunda fórmula (véase "Misa y Vida", pág. 36) trae las mismas palabras que la de Taizé.

   Con razón se entiende que muchos protestantes digan que ahora pueden celebrar sin problemas sus "cenas" o "eucaristías", utilizando los ritos de la Nueva Misa. Según señala Michael Davies, no hay diferencia perceptible entre el rito 2 de la Nueva Misa (el más corto y comúnmente usado) y uno de los servicios anglicanos de comunión.
                                                                                            UNA VOCE ARGENTINA

FACSÍMIL DE PÁGINAS DE MISA Y VIDA

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