SARATOGA

Sala Azkena (Gasteiz)

30/11/02

            Algunos incrédulos aún se niegan a reconocer que en este país el heavy metal se escribe con un solo nombre propio: Saratoga. En pleno fervor comercial navideño,  la acogedora ciudad de Vitoria Gasteiz recibió por primera vez a la banda más en forma del rock duro estatal . La afición vitoriana respondió aceptablemente y entorno a unas trescientas personas disfrutaron de una noche cargada de fuerza, garra, mucha maestría, profesionalidad a raudales y  sentimientos a flor de piel. En definitiva, un espectáculo cien por cien Saratoga que servidor tuvo el gusto de presenciar y que a continuación paso a narrarles.

            Todo comenzó  hacia las siete de la tarde, cuando la banda al completo tuvo la deferencia de mezclarse con sus fans en un acto organizado por la cadena de tiendas Tipo. Las gélidas temperaturas propiciaron un ambiente acogedor dentro del local y decenas de seguidores disfrutaron de unos momentos agradables en compañía de sus músicos favoritos.  

            Aquella noche, Saratoga tenía preparado un show que ya estrenó días atrás en su presentación madrileña. La escena apenas fue decorada con dos enormes iguanas que flanqueaban las tablas, ya que el mural con la portada de ‘Agotarás’ tuvo que quedarse en la furgoneta debido a las exigencias comerciales de la sala. A las diez en punto de la noche, las notas de la intro “11901” invadieron de emoción el recinto mientras que los cuatro músicos tomaban sus respectivas posiciones. El público estalló de júbilo ante la durísima “Con mano izquierda”... y un halo de grandeza invadió el escenario. Lo que sucedió en Vitoria a partir de ese momento fue un espectáculo único y casi inenarrable. Las buenas condiciones acústicas del recinto fueron aprovechadas al máximo y Saratoga deleitó a la audiencia con un sonido que solo las grandes bandas saben exprimir a sus instrumentos. A continuación, dos clásicos tempraneros; “Perro traidor” y “Heavy metal”,  alternaron con creaciones más recientes como “Tras las rejas” o “A morir”. La primera parte del concierto la cerraron con un inusual refrito de temas pertenecientes a su exitoso último álbum ‘Agotarás’.  

 

            No se podía pedir más; arriba, los músicos disfrutaban y se divertían como niños,  abajo, los fans se dejaban la piel en cada una de las estrofas, demostrando así todo el cariño que les procesan. Mientras, sonó un tema instrumental en el que la improvisación fue el elemento principal. “A sangre y fuego” sirvió de preludio a ese medley baladístico formado por “Manos unidas” y “Lejos de ti”. Como ya viene siendo habitual, la conexión banda-público alcanzó su punto más álgido en ese preciso y precioso momento. Por ello, qué mejor ocasión para que Leo mostrara su lado más tierno y sensible con la emotiva “Parte de mi”. Desafortunadamente, un problema técnico en su guitarra acústica deslució levemente el momento, pero La Bestia supo salir del paso cantando a capella y acompañado por el público. Jamás he visto solventar un problema técnico de la manera que aquella noche lo hizo Leo. Pocas bandas tienen músicos con tanta capacidad de improvisación y decisión. Alguno dirá que son pequeños detalles sin importancia, pero en realidad son una muestra de la grandeza y la clase que hacen de Saratoga el grupo más completo del heavy metal nacional. El bloque central del show lo de cerraron temas de la talla de “El gran cazador”, “Las puertas del cielo” o la mismísima “Charlie”.  
            Antes de la primera despedida, Niko y Jero nos deleitaron con un divertido y teatral diálogo bajo-guitarra que dejó boquiabierto hasta al más despistado. Seguido, sonó el clásico por excelencia, “Mi ciudad”, tras la cual, el combo emprendió una accidentada retirada en la que Niko casi rompe la cara a Leo con el clavijero de su bajo. Entonces llegó Dani y nos ofreció un singular solo de batería acompañado por una melodía de piano grabada, propia de estilos más oscuros como el gótico o el black. La demostración, enfervorizó a una masa que ya se olía el final del concierto y en el que les esperaba una increíble “Resurrección” y un corte con sabor añejo: “Loco”. Todo el mundo pensó que faltaba algo... pero el cuarteto retomó posiciones para saciar las ansias con la aclamada “Ratas” y “Vientos de guerra” con un Leo Jiménez inconmensurable.  

            ¿Alguien puede dar más? Visto lo visto,  pocas bandas son capaces de superar la magnitud de los espectáculos de Saratoga. Han formado una auténtica piña y eso se nota cada vez que se encaraman a un escenario. Para el gran público, un concierto de Saratoga es algo más que una interpretación de sus temas más significativos. Una velada de estos cuatro monstruos es sinónimo de técnica, pasión, equilibrio, improvisación, dinamismo, diversión, entrega... En definitiva, los ingredientes adecuados en unas medidas exactas para estar a la altura de las mejores bandas internacionales. Si eres de paladar fino, Saratoga puede ser unos de los bocados más exquisitos que jamás hayas probado.
 
Texto y Fotos: Raúl Martinez

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