RELATOS Y OTROS ESCRITOS

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El Delfín de Iassos.

Varamientos: En la Historia y en la Mitología.Por Víctor Alcalá


EL DELFÍN DE IASSOS

El amor de un delfín por un bello muchacho de Iassos: una historia famosa; es esta:

el gimnasio de Iassos astá junto al mar

y despues de correr y practicar la lucha durante toda la tarde

los chicos se dirigían allí a laverse

era una costumbre antes de volver a casa cuando

un día un delfín se enamoró

del niño más encantador de aquel tiempo

la primera vez que se acercó chapoteando a la playa

el niño se alejó asustado

pero pronto quedándose a su lado y siendo amable con él

el delfín enseñó al niño el significado del amor

se hicieron inseparables

jugaban juntos

nadaban uno al lado del otro

se perseguían

en ocasiones el niño trepaba a lomos del delfín

y lo montaba como si fuese un caballo

estaba orgulloso de que su enamorado lo pasease de un lado a otro

y orgullosas estaban las gentes del lugar

y asumbrados los visitantes

el delfín solía llevarse a su amor mar adentro

tan lejos como le apetecía

después lo devolvía

a la playa

le decía adiós y regresaba al mar

y el niño volvía a casa

al acabar la escuela

allí estaba el delfín esperando

y esto hacía feliz al niño

a todo el mundo le gustaba mirarlo

tan hermoso era

hombres y mujeres

incluso (y esto era lo mejor) los sorprendidos animales

porque él era el más encantador joven en flor que jamás había

existido

pero un accidente destruyó su amor

un día el niño fue demasiado rudo en su juego

cansado se dejó caer boca abajo

sobre el lomo del delfín

cuya aleta dorsal apuntaba hacia arriba

se clavó en su ombligo

estallaron sus venas se derramó su sangre

el niño murió

el delfín sintió a su jinete más pesado que de costumbre

(el niño ya sin respiración no podía aliviar su peso)

y vio el mar teñirse de rojo con la sangre

dándose cuenta de lo sucedido

decidió llegar hasta la playa junto al gimnasio

como un barco empujado por las olas

llevando consigo el cuerpo del niño

ambos yacieron en la arena

muerto el uno

exhalando el otro sus últimos suspiros

Iassos les construyó una tumba

para recompensar su gran amor

y levantó también una estatua

que representa a un niño montado en un delfín

y se acuñaron monedas de plata y bronce

con la historia de este amor hasta la muerte grabada en ellas

en la playa

se honra a Eros el dios que condujo al niño y al delfín hasta allí


VARAMIENTOS: EN LA HISTORIA ANTIGUA Y EN LA MITOLOGÍA

Los cetáceos han despertado multitud de sensaciones en el ser humano a lo largo de nuestra historia. Desde terror, odio y muerte hasta felicidad, buenos augurios y vida; siempre con un denominador común, que queda patente en el floklore de sociedades primitivas, hasta hoy en día: un gran respeto por tales seres, llegando incluso a el misticismo.

De ahí las numerosas leyendas y creencias en las cuales han intervenido los cetáceos. Al igual que este sentimiento de respeto que se profesa a estos animales en vida, en su muerte no es menos.

Aristóteles (384 – 322 a.C.), como otros autores de su época, embellecía sus descripciones con relatos populares. En estas historias los delfines aparecían como amables criaturas de inteligencia casi humana. Muchos de estos autores estaban convencidos de que eran almas humanas reencarnadas y de que simbolizaban la furza vital del mar.

No es de extrañar pues, que algunas sociedades primitivas, antes de sacar provecho a la muerte de una ballena varada, fuera deber de la tribu hacer todo cuanto estuviera en sus manos para ayudar a la pobre bestia en su camino. Si no se lograba esto, la muerte de una ballena era motivo de duelo.

Por ejemplo, en la cultura vietnamita, los cetáceos son considerados como los caballeros errantes del dios de las aguas, enviadas para ayudar a los pescadores con dificultades y para transportar a los náufragos a lugar seguro. Cuando se encuentra una ballena o delfín muertos, su descubridor lleva luto durante un período de tres meses, despues del cual, los huesos del animal se transportan a un santuario de igual importancia que las tumbas de la realeza.

El aprovechamiento de los cetáceos que varaban en las playas se cree que tuvo su incio en la época prehistórica, tras el descubrimiento de un diente de cachalote en el yacimiento paleolítico de Bedeilhac (Ariège). A partir de entonces, un cetáceo varado suponía el sustento de una tribu por unas cuantas semanas. En la historia esto está fuertemente marcado, evidenciando que donde más eran aprovechados los cetáceos para la subsistencia de la tribu, la cultura estaba más impregnada y arraigada a los cetáceos y eran motivo de culto.

Ejemplo de esto lo encontramos en el sur de la República Argentina, donde los indios canoeros de la Tierra de Fuego narraban la historia de un cazador, dueño de tres perros de caza que, a pesar de sus éxitos, se quejaba de sus capturas mostrando una gran disconformidad.

Kwongipe, hombre poderoso, cansado de oir sus lamentos, los convirtió en Kshamenk ( Orca en Selkman o lengua Yamana) y lo expulsó al mar, transformándolo en cazador de ballenas. Desde entonces, cuando los Selkman encontraban una ballena varada en la costa, agradecían a Kshamenk el alimento recibido.

De la misma manera, morfologías típicas de ciertos cetáceos son explicados en determinadas leyendas, como en aquella que indica un origen mitológico de las Orcas. La aleta dorsal, según el relato, se incorpora al cuerpo de una ballena a través de las artes mágicas de un shamán ("El yerno irrespetuoso").

La importancia de los varamientos de cetáceos no ha perdido todavía hoy, su atracción y curiosidad. Aunque cierto es que de manera diferente. Así, uno de los más grandes homenajes ofrecidos a un general romano y en el momento en que éste entraba triunfante en la capital del mundo, los huesos de una ballena traída directamente de las costas de Siria, constituyeron el atractivo más conspicuo en esta procesión de címbalos. En cambio, hoy en día, un noticia de un varamiento masivo es visto por millones de personas, gracias a los medios de comunicación, motivando la sorpresa y lástima, haciendonos preguntar el motivo del aparente "suicidio" colectivo.

"Por supuesto" ( y como se vé, entre comillas), ante el interés y beneficios que estos animales varados reportan se tuvo que implantar algunas leyes. En Inglaterra, Gales e Irlanda, todas las especies de cetáceos, junto con los esturiones, se convirtieron en propiedad del monarca, después de que se aprobó una ley durante el reinado de Eduardo II. En esta época, la jurisdicción de Inglaterra se extendía muy al sur del Canal, penetrando en al parte de Europa continental ahora conocida como Francia, y donde la captura de los cetáceos ya se estaba practicando; no es una prerrogativa tan inútil como parecía a primera vista. La ley se utilizó para adquirir especímenes encallados para las colecciones nacionales, exhibidas en el museo de Historia Natural en South Kensington, Londres. Las aduanas de Su Majestad y los receptores de naufragios, notificaban a los museos sobre cualquier ballena muerta encallada, y estos recogían a las víctimas para la disecación y la preparación de ejemplares . Antes de esto, en épocas fudales, si el animal varaba en el territorio del señor, ¡ay del que se lo quitara!.

Pero no sólo los textos y leyendas aparecen los cetáceos y sus varamientos. Las ilustraciones también son notables, aunque más por su número y representación que por la exactitud de la fisionomía del animal. Podemos comprobar, que en los grabados antiguos los cetáceos vienen representados por formas desproporcionadas y algo grotescas. Cosecuencia de que el conocimiento de su fisionomía provenía principalmente de animales varados, los cuales adoptan formas que no se corresponden, por estar en un medio tan dispar, cuando están en el mar. Y hay que añadir a esto, el hinchamiento del animal en esta estado.

Victor Alcalá Fernández




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Página elaborada por Victor Alcalá. Abril 2003


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