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HUGO CHAVEZ

Quinta Los Colorados del Monte, noviembre de 2006.  

A don CARLOS FERNANDEZ 
Mi buen amigo y distinguido compatriota:

   Con gran entusiasmo comencé a leer el artículo que me mandó de don Alberto Buela. En un principio me sentí con la galanura al andar que en la mar tiene un pez. Pero como siempre pasa en esta vida, el entusiasmo me duró menos que una batata en la boca de un chancho. Porque, ahí nomás comencé a tropezar con escombros, cascotes y fierros sueltos que, por andar descalzo de puro pobrete, no los pude pasar, por lo que dime a  recular. Y cuando la mula recula señal que quiere patear. Pero como yo sé que es usted hombre comedido y anheloso le diré de las escorias como me salga, sin andarle vuelteando.

   Como le decía enantes todo venía muy bien en el escribir de este hombre, hasta que lo nombró al Mulato Cuarterón, qués Chávez, el Presidente de Venezuela. Mire vea: mi abuela, que era una catamarqueña llena de dichos, solía decir que había que cuidarse de tres cosas en la vida: “del aire colado, del pastel calentado y del mulato acaballerado, porque los tres te matan”. Y Chávez, para comenzar, es un mulato acaballerado, motivo por el cual, y por lo menos, habría que andarse con cautela.

   Pero como usted, sin que falte algún otro comedido, me diga aquella vieja monserga de que me he vuelto racista, le diré que no es así y que se ha equivocado. Y yo, que soy cristiano viejo, sería capaz de envainar mi faca fariñera de dos cuartas y cuatro dedos de largor y un palmo de anchor, si este Chávez envaina sus dichos más filosos que el facón de don Nicodemo, que en menos de veinte minutos mata y cuerea una vaca que usted la acababa de ver en pie.

   En verdad no sé de dónde saca la información este amigo, don Alberto. Pero yo sé de dónde saco la mía. Vea: llega a mi casa, por canal de cable, Globovisón de Venezuela. Y aunque usted no lo crea he escuchado todos los discursos maratónicos de Chávez. Sí, todos. Que les habla hoy a éstos, mañana aquéllos y por ahí a lo otros también.

   No le diré aquí que lo hace como su compadre Fidel, que es un explicador de lo obvio o, por mejor decir, que comenta lo que ya todos saben o imaginan, de donde se me ocurre que debe pensar que sus oyentes son idiotas.

   Menos me atrevería a decirle que sus alocuciones son un conjunto de frases hechas birladas de otros pensadores a los que, sin querer, no menciona, por lo que al postre su oratoria resulta una ensalada sosa de repollo y perejil: sin aceite, sal ni vinagre. Tampoco me interesa, como pasará con usted, que el susodicho Chávez lleva 2.950 horas discurseando, por lo que me imagino debe merendarse guisos de lengua con sancocho de locutor para tener tanta cuerda e hilo en el carretel.

   No, mire don Carlos, pienso que todas estas cosillas son sin importancia. Pecadillos, no más, y de una semillita no voy a hacer un ombú. Mis inquietudes pasan por otro parte.

   Creo que fue en la semana pasada que don Chávez le habló “a la juventud venezolana”. Que digo con indulgencia habrán sido unos mil los presentes. No piense usted en multitudes. No. En otros lugares a esa congregación la llamarían “juventud partidaria”, como la tienen todos los partidos políticos que han azotado sin asco este hemisferio.

   En aquella ocasión les dijo a estos muchachitos que “la revolución bolivariana es el Socialismo del Siglo XXI” y, como todos lo miraban con ojos de chiquito empachado con tierra por no entender ni jota, se dio a explicar qué era esta nueva ideología. Resultando al final que el Socialismo del Siglo XXI no es otra cosa que el viejo Comunismo al que le han hecho chapa y pintura. Sí: el azote de la Humanidad inventado por la judeomasonería. Y para que nadie dude mostraba sus ropas, rojas como moco de ladrillero.

   Entonces mi pregunta que le hago es: ¿a dónde habremos de ir con este nastuerzo? Nuestro Movimiento Nacional tiene pésimos recuerdos de estos marxistas que se disfrazan con la habilidad de una colombina carnavalera. No me haga que le recuerde aquí a la Unión Democrática: las boletas de Tamborín y Mosca tenían en la parte superior la hoz y el martillo. Entonces no era solamente Braden o Perón. Era Perón que encarnaba la Revolución Nacionalista de 1943 contra el gordo Bramen, con plata del Departamento de Estado, en comandita con los comunistas del Gordo Codovila, financiado desde Rusia. De esto hay tantas evidencias, que hoy nadie las discute: se ocultan como lo hace el profesor Pigna, El Infame, o se olvidan como lo practica Monseñor Piña, El Carroñero, desde Puerto Iguazú. ¡Y hasta los dos suenan iguales! Porque son iguales.

   Usted don Carlos me habla del peronismo de 1945. Yo le hablo del Movimiento Nacional aparecido el 4 de junio y que desemboca con el nombre de NacionalJusticialismo de 1945. Mañana tomará otro nombre, y como es un duende andarín que no se puede sujetar, se reencarnará en otro hombre, tal cual lo hizo con Garay, Hernandarias, Ceballos, Vértiz, Liniers, Saavedra, Dorrego, Rosas, Chilavert, José Hernández, Irigoyen, Mosconi  y Perón, por citarle algunos y no aburrirlo. De donde me viene el decirle que el Movimiento Nacional es inmortal. Jamás han podido ni podrán con él. “Maten hoy cien, que mañana vendrán doscientos”, como decían los soldados de la Vuelta de Obligado.

En las 20 Verdades de Justicialismo leídas por el General Perón el 17 de octubre de 1950, dice en la número 14: “El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple, práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista.” A esto Perón lo repitió hasta el cansancio. En 1956 desde Panamá nos decía: “Pensamos que tanto el capitalismo como el comunismo son sistemas ya superados por el tiempo. Consideramos al capitalismo como la explotación del hombre por el capital y al comunismo como la explotación del individuo por el Estado. Ambos ‘insectifican’ a la persona mediante sistemas distintos. Creemos más: pensamos que los abusos del capitalismo son la causa y el comunismo el efecto. Sin capitalismo el comunismo no tendría razón de ser.”

   Tal cual que uno es la causa del otro. ¿Qué queda de Chávez si se le quita Bush? ¿Ha pensado usted en esto? Pero seré más amplio: ¿que queda de Chávez si se le quita los Estados Unidos? Los cascotes. Porque diseminadas en yanquilandia tiene PDVSA unas 25 mil estaciones de servicio y el 60% del petróleo venezolano se lo compran los gringos. ¡Y al contado rabioso! EE. UU. es el único sostén serio de la economía de Venezuela. El resto de sus aliados es un sindicato de muertos de hambre, con pagos diferidos, en bonos, que llámame el jueves, dice el doctor que no está y mil argucias de este estilo.

   A esta estructura dependiente Chávez no la ha revertido en 10 años. A ella se refiere muy poco. O nunca. Como jamás habla de las enfermedades crónicas del país: el cólera, las venéreas, el tifus y la tuberculosis que siguen con estadísticas inamovibles, como es el caso del morbo mortalidad infantil con un 128‰ antes de cumplir el primer año de vida. Tampoco nos dice nada sobre la pobreza con un 52% y la desocupación con una cima del 48%. De cada 10 venezolanos, 5 son pobres o están desocupados.

   Y navegando sobre todo esto el golpe de gracia: la inflación al galope que es la estafa más grande al pueblo trabajador. Pero inflación no porque se ensancha la base monetaria por efectos de la producción y el consumo, como ocurrió entre 1946 y 1952. No. Por emisión fraudulenta, tal cual lo hicieron en la Argentina los liberales y los fariseos como Alfonsín. He aquí otro punto de contacto entre liberales y bolcheviques. ¡Y hay algunos que dicen que son distintos! ¡Vengan Santos milagrosos, vengan todos en mi ayuda, que la lengua se me añuda y se me turba la vista!

   No don Carlos, no. Yo con estos no voy  ni a mear a la esquina. Y ruego a Dios Nuestro Señor y a su Santa Madre, la Dulcísima Virgen María, nuestro Ejército Nacional (sí, más Nacional que argentino, porque Kirchner también dice que es argentino), no caiga en esta celada. Deben entender que ser liberal y bolchevique es lo mismo: auténticos símbolos del fracaso. Probados mil veces, mil veces fracasaron estrepitosamente. Sería una nueva estafa al pueblo. Una nueva traición. No necesitamos de ninguna doctrina extranjera para saber lo que somos, dónde estamos y a dónde queremos ir, como si fuésemos unos paralíticos. Nuestra guía es la bandera de la Patria con los colores de la Inmaculada Concepción; porque nuestra Fe es grande y claro nuestro Destino, como Nación y en lo Universal. Ni un tranco de pollo al extranjero que ha sido una recua de malditos con nuestra tierra.

   En lo geopolítico sigo aferrado al pensamiento del Contralmirante Storni: en este Cono Sur estamos solos. Nada debemos esperar de nuestros vecinos. Nada. Malvinas nos enseñaron. No desoigamos a Malvinas. Todo el resto del cuento son paparruchadas. Jamás he creído en los arrepentidos. Ahora menos. Porque el naipe se juega cuando suenan los tiros. Los naipes que se tiran después son como la escoba de 15 que juega el mujeraje.

NI YANQUIS NI MARXISTAS

                                                                   JUAN

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