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EXTRAÑOS VISITANTES
Un escrito de Carlos Manuel Acuña  

   A través del Ministerio de Defensa el gobierno ha resuelto instrumentar nuevos mecanismos para concretar la vieja aspiración de dividir a las Fuerzas Armadas y en particular, trazar una raya política, ideológica y separatoria desde los jóvenes cadetes hasta mandos intermedios y cercenar toda identificación entre éstos y los antiguos jefes, oficiales y suboficiales que se destacaron en la guerra contra el terrorismo. Más aún, lo que se busca es modificar el estilo militar tradicional y virtualmente único y clásico de los grandes países, de las sociedades con valores acendrados que permiten enfrentar los términos cambiantes y característicos de la guerra moderna.

   En cumplimiento de esa vieja obsesión desintegradora de Verbisky, la maniobra implementada es una clara demostración de los fracasos obtenidos en este campo y la profunda meditación que hacen los estrategas de la izquierda con la finalidad de romper el espíritu de cuerpo, los sentimientos e identificaciones en lo que se llama la "familia militar", formada por hijos de oficiales, suboficiales, parientes o amigos o simplemente por jóvenes con vocación, que se consideran pertenecientes a las instituciones castrenses, sin mayores diferencias y con un mismo objetivo aglutinador. Hoy día, éste se ha fortalecido por encima de los matices que pudieran existir a raíz de lo que se considera como una agresión política de conjunto, a veces con rasgos infantiles como descolgar cuadros, modificar los uniformes para imitar a los pocos países socialistas y de segundo orden que perduran, prohibir la asistencia a los homenajes en memoria de camaradas muertos o dictar clases que se escuchan en silencio y sin exteriorizaciones de haber asimilado mensajes novedosos teñidos de una alteración del pasado y el objetivo de ignorar o modificar la historia.

   En un intento de llevar adelante el viejo proyecto, la ministro Nilda Garré dispuso la inmediata salida de una docena de comisiones especiales que al mando de elementos civiles acompañados por algunos pocos militares identificados con la orientación del teniente general Bendini - la tarea  político ideológica comienza por el Ejército -para que recorran una por una las distintas unidades para adoctrinar al personal que allí se desempeña. La idea se concretó sin realizar ninguna consulta previa a quien oficia de jefe del Ejército quien, de hecho, quedó marginado de la decisión adoptada a instancias del agente de inteligencia  Horacio Verbisky y el aporte de elementos  pertenecientes al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), financiado por la Fundación Ford, de los Estados Unidos, otras organizaciones similares de izquierda y, curiosamente, la Asociación de Abogados de nuestro país y la Embajada de Gran Bretaña en la Argentina.

   Como dejamos dicho, el viejo proyecto de Verbisky de romper el espíritu de cuerpo de las Fuerzas Armadas y de Seguridad fracasó estrepitosamente y en consecuencia, ahora las comisiones especiales incorporan a diputados de distinta laya, dirigentes políticos de diferentes expresiones de izquierda como la senadora "Marita" Perceval, el funcionario Juan Manuel Urtubey quien viajará a la V Brigada de Salta, el secretario de Defensa "Chito" Vázquez Ocampo - quien logró el acompañamienton del hijo del coronel Tosco para viajar a Neuquén - o el mismísimo Julián Licastro, un ex cadete distinguido por su capacidad y que fue dado de baja en los setenta por su vinculación con sectores nacionalistas de izquierda, quien luego fue premiado por Alfonsín con la embajada en Lima, Perú.

   La idea central - "realmente una misión imposible", es ofrecer a la audiencia militar los "logros de ocho meses de gestión" alcanzados por la ministro de Defensa, asunto que obviamente demandará un notable esfuerzo y que en consecuencia, después de pasar por la creación del medio de transporte llamado "Gaucho" - una suerte de engendro basado en viejos chasis - permitirá a los políticos explayarse dialécticamente sobre los nuevos planes de estudios para los Liceos Militares que perderán su orientación y sentido, los inexplicables motivos para suprimir el Código de Justicia Militar o las directivas destinadas a convertir a las nuevas generaciones de militares en algo así como civiles con uniformes viejos y "progresistas". Por supuesto, se tanteará la opinión sobre numerosas reformas estructurales y con la experiencia adquirida los "extraños visitantes" buscarán nuevos argumentos y las consiguientes respuestas para las giras posteriores a las bases navales y unidades de la Fuerza Aérea a cuyos integrantes más jóvenes querrán insuflarles las nuevas ideas kirchneristas tan difíciles de conocer.

   Esta iniciativa forma parte de los planes políticos que desea implementar el gobierno para el futuro argentino, siempre y cuando éste no quede destruido para siempre o inmerso en un conflicto de proporciones para poder lograrlo en condiciones modernas y constitucionales o adecuadas - para decirlo específicamente - al correcto concepto institucional de la argentinidad.

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