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ACERCA DE MARÍA JULIA ALSOGARAY,
MILITARES, JUSTICIA Y OTRAS
YERBAS

Mª JULIA ALSOGARAY Mª MARTA GARCÍA BELSUNCE
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  13 de mayo de 2005

   Mis queridos amigos:

   Este fin de semana he leído las cartas enviadas por ustedes. Desde luego resultó privativo el tema de María Julia Alsogaray y su liberación para recogerse en su “petit hotel” del Barrio Norte: justamente una de las piedras de bóveda de su escándalo por peculado.

   Claro está que en ese momento no había trascendido lo de Chaban. Aunque la semana anterior se había otorgado la libertad a Giselle Rímolo, casualmente por la misma cámara que benefició a Chaban. Y no es para menos, puesto que Giselle está acusada de por lo menos 92 muertes “por”, “en ocasión de” y  “en ejercicio de”, que en resumidas cuentas son casi la mitad de las víctimas de Cromagnon. Claro que nadie compararía las muertes del boliche con las de Giselle, higiénicas, silentes, espaciadas y sin imágenes espantosas. Pero muerte al fin en todas ellas y, por tal, una instancia inapelable.

   De manera que en el conteo son tres los casos emblemáticos en menos de quince días. No me digan que es poco. Dos salieron bien: María Julia y Giselle; el tercer, Chaban, mal. De manera que el éxito fue de un 66%. No digan que fue un mal negocio tirar el lance. Y en cualquier lado un beneficio así, que se aproxima al 100%, se llama certeza. Aquí como en las antípodas.

   Lo de María Julia se sabía desde su primera declaración, donde delató a toda la menesunda menemista dejándolos en bayetitas. De esto se han aferrado los políticos para decir que su liberación no fue una jugada. Es verdad. Lo que no es tan así fue, que aquellas delaciones quedaron reducidas al cenáculo hermético del expediente. Esto es, no fueron públicas. Pero cuando ella las da a conocer en La Nación el chancho toma otro olor. Feo para colmo. De donde a mí me han venido dos cosas a la mente: lo dicho, la publicidad, y una advertencia implícita a la banda de atracadores como diciéndoles “muchachos: ustedes saben que hay más de los que yo dije.”

   Pero, caro Sancho Panza, ¿cuáles son estos cosos, que por sus flujos, resultan mocosos? Bueno, a decir verdad, que no lo sé. Pero los intuyo, cuantimás me los imagino. Ahí se anduvo hablando de que los señores Generales, Almirantes y Brigadieres, recibían en la época satanista, el doble de su sueldo en dólares. Un ejemplo será más ilustrativo: debían percibir $ 3.500 billetes y por debajo de la mesa recibían 3.500, pero dólares billetes de la SIDE. A esto lo sabe todo el mundo. A mí, por ejemplo, me lo contaron en 1998. Aquí, en casa, relegado del mundo y sus noticias. Me imagino lo que sería Buenos Aires en aquellos años: un hervidero.

   ¿Y? Nada más mis queridos, a no ser lo que ahora se sabe que la propiedad distributiva aplicada sobre los sobre sueldos, no era igual para todos. Porque uno cobraba 5.000 y el otro de al lado, por igual jerarquía y trabajo, cobraba 30.000.

   La pregunta salta de cajón: ¿los generales cobraban todos, por ejemplo, 3.500 o había hijos y entenados como en otras reparticiones? ¡Ah, caro fratello! ¿Quí lo sá? No sé si me entienden: ¿Balza cobraba lo mismo que el General Magolletti que trabajaba como Jefe del Pelotón Lampazo en el 4to. Piso del Elefante Blanco?

   Mas, ¿acaso esto es para escandalizar? Ciertamente no. A menos que ustedes se pregunten que ocurría con los Generales que iban pasando a retiro: ¿se les suspendía el estipendio? Me han contado que no. Lo seguían percibiendo. Pero como en ese tiempo se había creado el Foro de Generales Retirados, presidido por el Gorila de la Primera Hora, General Alemanzor (luego Forro de Generales Retirados), la noticia de los sobresueldos habría cundido. Alarmados los patriotas se fueron a ver a Carlos Saúl Lucifer diciéndole: “¡nosotros también somos ñatos y queremos oler!” Por lo que los del Forro también habrían participado levantando las migas que caían de la mesa usando las nalgas.

   Entonces mis queridos, seamos “rigorosos” como pedía don Ortega y Gasset: de levantarse la frazada para saber que hay debajo délla, aparecerían todos éstos en calzoncillos y a la temperie, que en esta época del año es severa. Sería un escándalo escandaloso, y las Fuerzas Armadas, siempre de la mano de sus Generales, habrían sumado un galardón más a su prosapia y a su credibilidad ante el pueblo. De esta manera que, el inflexible Balza, el correcto Brinzoni engominado y el actual Bendini (el Chotacabras Asustamujeres) con su cara de malo que hace estremecer, son peleles que han permanecido en la institución para servirse de ella y para servir a ideologías extranjeras, haciéndolas parecer como argentinas. Este sería el origen del silencio de los Generales (no sólo para lo institucional, sino también para lo nacional, el desmantelamiento de la defensa nacional, la venta de infraestructuras productivas que hacen a las necesidades tácticas y estratégicas, y el abandono a la bolina del personal de cuadros cuyo 50% está sumido en la pobreza). No tienen lengua: se las comieron los ratones. Ni después de retirados quieren hablar. Ni siquiera de lo evidente. ¡Todo esto señoras y señores por la módica suma de $ 3.500 y una embajada! Embajada a la que no va cualquiera, porque allí hay que trabajar con las FARC en su gesta Continental que se viene. ¡Un ofertón! ¿O no?

   Volviendo al tema del frontispicio, aunque lo dicho es parte de él, he visto, de viernes a domingo, a sesudos engendros debatiendo sobre estas libertades cuestionadas. Irritados los unos, socarrones los otros e híbridos los más, en ese afán de quedar bien con Dios y con el Diablo. Son los mancebos del poder y con él forman barraganías como diría mi amigo don Alfonso el Sabio en las Siete Partidas. Una mezcolanza del idealismo de Platón y del pragmatismo de Maquiavelo: he ahí estos especímenes heterodoxos.

   Ahora bien: ellos en su enjundia no han podido explicar estos tres casos emblemáticos. Y sujeto en el tintero se les ha quedado un caso paradigmático: el de María Marta García Belsunce, muerta de cinco tiros en la cabeza. Si el crimen alevoso de María Marta hubiese sido resuelto, el María Julia, Giselle Rímolo y Chaban serían una bicoca. María Marta es una asignatura pendiente, pero correlativa con estótras y por eso es que no se las puede rendir para aprobar el examen y obtener el título. ¿Qué hubo detrás de esta pobre mujer que hasta sus hermanos fueron cómplices del silencio? ¿Qué descubrió María Marta que hay que rodearla de silencio? ¿Cuáles fueron los motivos de su asesinato brutal? ¿Acaso descubrió a dónde van a dar los 142 niños que de promedio desaparecen en la Argentina sin que nunca más se sepa déllos? ¿Puede ser que esos niños sean usados para sacrificios rituales regando con su sangre inocente los panes ázimos? No sabemos, pero sí intuimos que la verdad sobre su muerte jamás será conocida. Ya aparecerán uno o dos turulatos que irán a dar a la ergástula para justificar su injusta muerte. Como con María Soledad Morales, porque había que esconder al hijo de un Presidente que había estado en la fiestita. Zafó désta el hijo del Presidente pero no pudo del helicóptero. Porque Dios así les escribe derecho a los torcidos como nosotros.

   Los dejo. Me voy a amarguiar con una yerba que me mandaron los amigos polacos de Misiones, mientras me releo a San Agustín que siendo mundano terminó en Santo. Mañana me desayunaré con la Catena Aurea de San Tomás. Como ven estoy cambiando. Es que los prefiero sobre Ernesto Sábato, el filósofo de lo obvio, Gabriel García Márketing, filósofo de la taquilla, las homilías de Monseñor Karlic (que en rumano su nombre es Kagarlic) y de Monseñor Maulión (que no quiere decir Maula Grande, no).

   Un abrazo como siempre en Cristo, María y los Santos Milagrosos que les agradaron en este mundo inmundo.

   Don Valentín (lacrado preferentemente que me cae mejor)

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