PREGUNTAS INICIALES

Nos hacemos preguntas:

¿Cuál es el misterio de la Trinidad? ¿Por qué no se menciona nada de la Trinidad en el AT? ¿Qué presencia tiene en el NT? ¿Qué reflexión se ha hecho sobre la Trinidad con los Padres de la Iglesia? ¿Cuáles fueron los debates? ¿Cuál fue la opinión aceptada? ¿Qué significa la palabra persona desde el contexto teológico? ¿Qué diferencias mantenemos con los reformados y los ortodoxos en éste tema?

Dentro de los estudios teológicos más recientes, la Trinidad ha sido fácilmente apartada o relegada a un segundo plano, invocando la distancia inconmensurable entre el Misterio divino-apofático; y la realidad humana, imbuida en otros problemas. Hablar de Trinidad en el mundo de hoy es un reto, pero sus aportaciones, lejos de estar alejadas del hombre actual, lo interrogan y cuestionan en su ser humano y en su dignidad de ser persona.

La cultura occidental contemporánea tiene muchas cosas que agradecer a la construcción de una explicación para la verdad trinitaria. El término "persona", aplicado al dogma de la Trinidad, ha servido y sirve para referirnos al carácter único e irrepetible del hombre, por encima de "individuo", que también aplicamos a los animales, y abierto a la relación en la sociedad humana. Los Derechos Humanos se articulan indirectamente a partir de la experiencia cristiana del Dios Trino, no están, por tanto, tan distantes de nosotros.

En el Misterio del Dios Trinitario, descubrimos que tiene entre sus miembros a un hombre, que es el hombre Jesús. El Hijo se encarnó definitivamente, tomando condición humana. Por eso, en la vida cristiana la Trinidad es un modelo y un ejemplo de vida, tanto para por su diálogo interno basado en el amor, como en su apertura y donación gratuita hacia el hombre.

El dogma Trinitario es imprescindible para la construcción de la Iglesia y de su teología. Es un misterio revelado por Cristo, de ahí su especial vinculación con la Cristología y con el Nuevo Testamento. Por eso, cuando se pone en cuestión la divinidad de Cristo, se interroga también al Dios Trino. Muchos aspectos que ahora estudiamos tendrán su referencia en el tema de la cristología. Pero además, que Dios sea una comunidad de Amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, supone que la humanidad, la Iglesia, el hombre, están llamados a hacer de sus vidas una comunidad, un encuentro de amor entre unos y otros. Un diálogo de amor que se prolongue eternamente.

La Trinidad puede ser la respuesta al interrogante de los hombres de hoy, fragmentados, escépticos y relativistas. La unidad en la pluralidad de la Trinidad, es una invitación al ecumenismo, a la diálogo intraeclesial, a la vida fraternal y universal. El icono de Rublev sobre los tres ángeles es un magnífico ejemplo artístico y teológico que nos puede ayudar a meditar la gran teofanía trinitaria de Dios con los hombres. Seguiremos el esquema tradicional de la dogmática:

1. La Santísima Trinidad en el AT.
2. La Santísima Trinidad en el NT.
3. Teología del Espíritu Santo en el NT.
4. El dogma trinitario en la Patrología antenicena.
5. El dogma Trinitario en la Patrología posnicena.
6. Teología trinitaria en San Agustín.
7. La teología Trinitaria del Medievo.
8. La teología trinitaria en el Renacimiento y Reforma.
9. La teología trinitaria en el siglo XIX y XX.
10. La Teología Trinitaria en el Concilio Vaticano II.
11. Teología trinitaria en el contexto ecuménico: diálogo con los ortodoxos.
12. La intercomunión personal divina: la persona.
13. La inhabitación y la espiritualidad trinitaria.

Renovamos nuestra intención de hacer de la Teología un lugar para el encuentro entre la vida de fe y la experiencia cristiana de la oración con la vida cotidiana del hombre de hoy, hecho a imagen y semejanza de Cristo, que pide un Dios cercano y creíble. La Trinidad se ama y nos ama, nos invita a entrar en su Misterio, y por ello, nos adentra en la fraternidad, la comunidad, el reconocimiento del hombre como persona con una dignidad incuestionable, abierto a los demás, en diálogo y disponibilidad.