23. Teo. sacramentos iniciación. Las dimensiones salvíficas de la Confirmación.
23. Teo. sacramentos iniciación  

LAS DIMENSIONES SALVÍFICAS DE LA CONFIRMACIÓN.

Es verdad que la dimensión pneumatológica de este sacramento es evidente, pero no podemos dejar de lado las apreciaciones cristológicas del sacramento. La Confirmación es también sacramento de la Pascua de Cristo. El confirmando participa de la unción recibida por Cristo a lo largo de su vida. La primera gran unción es la recibida en el Bautismo en el Jordán, es la apertura del cielo y la voz del Padre, la presencia del Espíritu sobre el Hijo amado. Es la presencia del Señor que está sobre mi y me envía a anunciar la buena nueva. Desde el Bautismo y Unción inicia Cristo la vida pública.

El Confirmado se sitúa en el plano de la gracia, vinculado a Cristo por el Bautismo recibe el don para iniciar la oblación de su vida, entregada a los hombres y a su obra salvadora. La imagen de Cristo recompuesta en el Bautismo va ahora enriqueciéndose y configurándose más aún con el misterio de la entrega Pascual de la vida. Cristo abrió desde su unción la vida para derramar la sangre y entregarse plenamente a los hombres. El cristiano recibe ahora esa unción para ser fuerte ante el combate cotidiano en la vida cristiana. De alguna forma la iniciación de Cristo es un ejemplo pedagógico para la iniciación de sus seguidores.

El sacramento es entendido como don del Espíritu Santo, ese es su principal sentido y especificidad. La efusión del Espíritu tiene en Pentecostés un dibujo salvífico impresionante. La Iglesia recibe, ante la ascensión del Señor, la fuerza de Dios en la persona del Espíritu Santo, que santifica así su Iglesia. La persona que recibe la Confirmación recibe el don del Espíritu en toda su plenitud, llenando al sujeto de sus dones: sabiduría, ciencia, fuerza,... Los siete dones son: espíritu de sabiduría, inteligencia, consejo, virtud, conocimiento, piedad y temor. Estos dones construyen la comunidad cristiana, son para la Iglesia y para la evangelización de los hombres, son un signo del Reino nuevo inaugurado por Cristo.

Hay otro elemento que señala el profesor Oñatibia sobre la Confirmación y es el sentido escatológico del sacramento. La unción crismal sitúa al confirmando orientado a la parusía, con todas las actitudes del cristiano: espera en esperanza, trabaja por la construcción del Reino de Dios entre los hombres, amor a los pobres, entrega y servicio a todos, evangelización y perseverancia en la vida teologal y de gracia. También es importante, entre las dimensiones salvíficas del sacramento, recordar su profundo sentido eclesial. Es una celebración de toda la comunidad cristiana, y de nuevo volvemos a afirmar que la Iglesia es la que hace el sacramento de la Confirmación, pero es también edificada por el sacramento. De hecho, la Iglesia es posible desde la efusión del Espíritu Santo, que da a la Iglesia sus notas características: Una, Santa , Católica y Apostólica.

Por el sacramento de la Confirmación los creyentes se unen más con la Iglesia. Esa imagen es simbolizada por la administración del sacramento de manos del Obispo, ministerio de unidad principalmente en la Diócesis. De ahí que le haya sido confiado este sacramento para la construcción de la comunidad eclesial diocesana y universal.

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