Su posición de siempre Jardinero izquierdo con el número 7. Por la fuerza de su impulso y peso, jugaba de lanzador y ganaba. Su promedio es interesante, pero sería en el bate donde destacaría.

Llego al Reed Club en 1960, luego jugó para el Emelec durante seis temporadas seguidas hasta 1966, en 1967 jugó fugasmente en el 9 de Octubre y retornó al Emelec desde 1969 a 1973.

"Panchón" nunca fue lanzador, porque esta posición la viene trayendo el joven desde sus inicios. "Lo que ocurrió es que siempre tuvo buen brazo y todavía lo conserva a pesar de sus 66 años.

La propuesta ecuatoriana llegó en una serie del Caribe. Se encontraba en la barra de un hotel donde se hospedaban los dirigentes Ricardo Chacón, Juvenal Sáenz, Vicente Maldonado y "Gallo Ronco" Ramírez.

Hablaron con "Mister Chalet", que era el "scout" de los panameños y me recomendó para venir al Ecuador.

Su seriedad confunde. Parece ser un hombre irritable, poco comunicativo y enojado; sin embargo, cuando conversa deja escapar una amplia sonrisa. A pesar del tiempo que vive en Guayaquil no ha perdido acento del itsmo, su fuerte tono de voz invita a escucharlo mientras dialoga con los niños a los que les enseña, no solo sus conocimientos y experiencias, sino también los secretos del béisbol.

A los 18 años tuvo su oportunidad al vincularse a Los Piratas de Pittsburgh, pero su novatada la pagó caro. Solo permaneció allí seis meses.

Le agradecieron su estancia y lo regresaron a su natal Panamá, no sin antes prometerle que luego lo llamarían.

El primer club en el que jugó fue en el Reed Club. A los 30 días llegaron Roy Clark y Pedro Fuentes. Su estadía duró seis meses y jugaba los sábados y domingos por las tardes, porque no había luz en el estadio.

Luego regresó y se quedó para toda la vida.

Jugó dos sudamericanos, tres pentagonales en Lima. Un bolivariano en Venezuela. Estuvo en Argentina, Brasil y, en Guayaquil, ganó el título de campeón continental. Su mejor temporada en nuestro país fue el año de 1960.

Todas sus actuaciones en Ecuador fueron excelentes. En su primer campeonato metió doce cuadrangulares y cincuenta y uno (51 homeruns) durante toda su trayectoria en este país. Su bola preferida para pegarle en el centro era la que le llegaba a la cintura, aunque a Pedro Tunón le cogíió una bola cerca de la rodilla. Era un "swing" que aprendió a los profesionales en Panamá".

Jugó con Héctor Ballesteros y el viejo se las sabía todas. Era el hombre que terminaba los partidos que Panchón comenzaba. Siempre le decía, encargate de esto, que yo no tengo control, no soy pitcher. Y Ballesteros se "comía" a cualquier equipo. En la loma no tuvo resultados pero, una vez que agarraba el bate el público que había llenado el escenario, comenzaba a gritar a todo pulmón: ¡Ahora Panchón! ¡Sacala a la calle!. Y la bola se iba por Capitán Nájera".

Francisco Panchón Sánchez, de origen panameño, pero nacionalizado ecuatoriano, se mantiene como el máximo jonronero de todos los tiempos en el béisbol local. Y es que son 51 jonrones que nadie ha podido superar.

Sus disparos se perdían entre la calle y los techos de las casas aledañas al diamante Yeyo Úraga.

La edad —66 años—, solo se puede observar en las líneas que demarcan su rostro, en su cejas y pelo canoso, más no en su ágil y activo cuerpo.

Nació para ser campeón. No en Panamá ni en Estados Unidos; pero, sí en Ecuador, país que le abrió las puertas y al que él ha retribuido con su acertado juego.

En Panamá lo bautizaron como Panchón por sus jonrones, pero no solo le pegaba bien a la pildorita, sino que era rápido, por lo que se robó más de una base.

Actualmente es un dedicado entrenador de niños en el diamante de la Kennedy lo podemos encontrar transmitiendo sus conocimientos a sus alumnos.

Sus clases no solo se basan en cómo pararse, cómo ubicarse, dónde poner ordenadamente sus implementos deportivos, entre otros cosas, también imparte una buena educación y formación a cada uno de sus pupilos.