El pronóstico de la Espondilitis Anquilosante ha mejorado pues cada vez se consigue un diagnóstico más precoz
y además se dispone de medicamentos cada vez más efectivos para frenar los procesos inflamatorios. Sin embargo la
enfermedad sigue sin tener una cura pues todavía no se conocen el agente o agentes causales de la misma.
Como sabrá, la enfermedad ni siquiera se comporta de la misma forma en las personas que la padecen. Su edad de
aparición es variable, la forma en que se presenta también, y su evolución resulta impredecible. Sin embargo hay
datos para el optimismo. El hecho de padecer espondilitis no quiere decir que de forma obligatoria vaya a sufrir
todas las alteraciones que se asocian a la enfermedad, por eso no debemos vivir angustiados pues aunque es una
enfermedad que ocasiona una molestia diaria, no es insoportable.
Existen personas que sufren una espondilitis más severa, que ocasiona daño en articulaciones periféricas y que
a largo plazo puede dañar órganos, pero son un menor porcentaje. Por poner un ejemplo, tambien existe gente que
se muere por causa de la gripe. Por tanto lo primero es no alarmarse. El médico no puede decirnos qué nos va a
pasar, pero sí nos aconsejará qué cosas podemos hacer para que la enfermedad nos deteriore lo menos posible.
La mayoría de los enfermos con espondilitis hacen una vida normal;
es una vida en la que a veces acciones insignificantes nos cuestan algo
más de trabajo físico, pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que una
persona se vaya a quedar en silla de ruedas. De hecho, al ser una enfermedad
que tiende a cursar en brotes, suelen aparecer períodos de tiempo de duración
no determinada, en los que la persona tendrá la sensación de estar bien
y los dolores serán menores. Por tanto no debemos olvidar nunca que la
progresión de la anquilosis es variable y quién sabe si puede remitir,
al menos durante un tiempo.
Se han realizado seguimientos a pacientes y la aparición de anquilosis
manifiesta se da en menos de la mitad de los casos y casi todos mantenían
una capacidad funcional aceptable. Se valoran especialmente los 10
primeros años de enfermedad para tener en cuenta su progresión, pues
es cuando la enfermedad presenta sus "credenciales" en cuanto a la afectación
vertebral. La edad de inicio antes de los 16 años, el grado de limitación
vertebral, la respuesta escasa a los antiinflamatorios, y el hecho de
que se trate de una espondilitis esporádica (no existen familiares afectos),
suponen datos de peor pronóstico.
Otro problema es el de los efectos secundarios del tratamiento, pero para ello el médico realiza controles periódicos
en forma de analíticas de sangre y orina, etc. para valorar si éstos son perjudiciales para su organismo en algún
momento.
Así pues, hoy en día el pronóstico de los pacientes de EA es mejor, pues
el diagnóstico se hace de forma más precoz y los tratamientos mejoran
día a día, así que debemos ser optimistas en cuanto al futuro de
esta enfermedad.