Lucila Févola


 

ESCRITURA DEL AVE FABULOSA

Ahora estoy aquí, en la playa, sentada sobre un cobertor negro, bajo un cobertor negro.
Abro mucho la boca intentando gritar, pero no emito sonido alguno.
A cada rato abro la boca, pero no.
Pero sí el océano. Y es su grito profundo, cavernoso, de ir y venir.

El tiempo se acelera. el sol me da de pleno en mitad de la cabeza y de un
relámpago.
Abro la boca y nada.
Llueve y bajo el sol veo las estrellas, único día noche única.

Aprendo. Abro la boca al mismo tiempo que el océano y es un largo alarido de ir y volver, de ser solamente tumulto en el encierro.

Abro la boca. Ruge.
Un rugido muy largo.
Ruge.
Larguísimo.
Un larguísimo alarido de ir y volver. Revolverse. Olor a peces vivos, a peces muertos. A esas algas espesas.
Arena sobre arena, agua sobre agua. viento tras viento contra el cobertor negro, su vana agitación por sobre y por debajo, ruido de agitación.

Abro la boca y siempre fue inútil. Me voy con la marea, vuelvo con la resaca, me voy con la resaca, vuelvo con la marea.

En las alturas, yo era un cóndor, un águila.
No.
Un ave fabulosa
Pero, a veces, decía pío, pío.
Un ave fabulosa.
Pero, a veces, decía crac.
De rotura.

En el principio fue la oscuridad. Abro la boca, nada.
Ni uno ni uno ni un solo sonido.



EL MANOJO

Si pienso "hierba",
me despego de su breve,
pura contemplación.
Y, ahora, esta contemplación,
estado de mi mente, apenas.

Si escibo "hierba",
ya es tres veces hierba
y por tercera vez, leída.
Ya nunca más su verde,
su todo hierba.

Muy tarde ya.

Aunque eso breve y puro,
invocación al fin,
subsista,
ya nunca más la hierba.



TABLA DE SALVACIÓN

 

               Estaba allí, en medio del Océano, de sus aguas profundas, tumultuosas y fijas. Aquellas que mueven su moverse; aquellas.

                                Todo acontece.
                      Acontecen la puerta y el umbral.

             Estaba allí, inscripta: Y ha sido bueno inscribir esa inscripción, letra con letra.
             Y ha sido duro, contracorriente, no me sostengo o sí, a veces quién, a veces qué y remontando el curso, nada, nada, ahogo, y ha sido bueno alcanzar esa inscripción, crearla, contracorriente, letra tras letra.

             En su deriva, la corona de algas.

 

de "Movimiento que mueve" (Ediciones Botella al Mar, Buenos Aires, 2005)



Lucila Févola publicó libros de poemas, cuentos y teatro. Coordina talleres literarios y desde 1985 dirige la Revista de Literatura "Tamaño Oficio", que recibió varias distinciones. Algunos de sus libros publicados : Poesía:"Partitura" (1987); "Lechuza de campanario" (1996); "Oscuro entre las aguas" (2002); "Vela desvela" (2003); "Movimiento que mueve" (2005). 
Cuento: Ojo en la mira (1992); Teatro de operaciones (1994); Mujer que desova (1999); En busca del Tigre Real de Bengala (2003). 
Teatro:Hoy, ensayo general (2003).
Obtuvo premios en Cuento, Ensayo, Poesía y Teatro.           

 

 

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