Juan Carlos Ferrero

 

 

INSTANTE


Por un instante la tarde se detiene en el agua circular de los surtidores.
Muy pronto en apretadas bocanadas las obligaciones liberarán su porción de hombres,
y ellos vendrán, aquí, sobre mis costados, a derrumbar sus cuerpos
sobre los eternos repintados bancos verdes.

Sentados frente a frente como tripulantes de una extraña nave, 
cumplirán con el ritual de contemplar la punta de sus calzados, ya no se reconocen
muy pronto han olvidado que hace pocos instantes, en este territorio
fueron ruidosos Caballeros de la Orden de los Toboganes y la Manzanita Asada.

Rápidamente se irán como de costumbre, atesorando en sus portafolios y los bolsillos
incompletos sueños de los cuales aún ignoran que sólo serán dueños por decisión propia.
Ceñidos por las cinturas, los enamorados en la distancia semejan una H bamboleante,
marchan flotando sobre los senderos deformando con su paso
los cómplices lunares de luz y sombra
autistas de su pasión solamente se ven, sólo se rozan, solos se creen... Solos.
La tarde ha reiniciado su rutina ofertando su luz a otras ciudades.
Una desprevenida nube negra lentamente navega el cielo,
como una ley inexorable el viento la empuja a naufragar
sobre un horizonte erizado de cúpulas y torres
Si esto sucede y así lo espero, quizás esta noche llueva.
Entonces mañana, liberado de tanto hollín, tierra y pajarracos
podré mostrarle mi original piel de cálido color tiza
y usted podrá descubrir la real intención de mi gesto,
hurgar los repliegues sutiles de mi capa,
escuchar el jadeo babeante de mi cabalgadura,
imaginar en su cuello el alucinado filo de mi espada.
Aquí te espero, como siempre, aferrado a mi pedestal de prócer..


Juan Carlos Ferrero Nació el 2 de diciembre de 1937 en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Actualmente prepara el libro Caramelos de Oruzú (relatos de la niñez). Ha hecho pintura asistiendo a los talleres de Norberto Onofrio y Pedro Gaeta

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