RECORDANDO AL POETA
MIGUEL ÁNGEL BUSTOS (1932 - 1976)

LA SELVA DE CUARZO

Terrible no creen en lo fantástico. Te digo no creen en las salamandras de invierno. En fin. Hay poca plata, viene bien una salamandra de hielo en el fuego.
Ahora no me busques.
Por diez días o más no me busques. Entro en mi selva de cuarzo. Allá no hay sol ni luna. Una eterna lluvia de oro y sangre cae. Yo escribo. Las ramas transparentes gotean oro y sangre entre los arcoiris.

VIENTRE PROFETA SIN TIEMPO
Yo no soy de ningún siglo.
Vivo ausente del tiempo. Soy mi siglo como soy mi sexo y mi delirio.
Soy el siglo liberado de toda fecha y penumbra.
Pero cuando muera, el profeta que hay en mí se alzará como un niño sin moral y sin patria. Un niño loco con lengua de alaridos. Entonces amanecerá en el millón de Galaxias.
Madres del futuro; cuidado; cuando muera puedo volver.
Entonces, ay, vientre que me aguardas, dulcísima catedral de tinieblas.


De “Visión de los hijos del mal”, 1967.

 

Como homenaje a Miguel Ángel Bustos, poeta desaparecido durante la dictadura militar, Alberto Szpunberg preparó una Antología de su obra: Despedida de los ángeles, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1998.


Dibujo Matías Berbari

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