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Parece que iguala a los
dioses
el hombre que está frente a ti
se sienta, y desde cerca con la cabeza inclinada
te escucha hablar dulcemente
y reír encantadoramente, y
más
mi corazón se precipita en el pecho
Pues desde que te veo un instante
me es imposible pronunciar una palabra
Por el contrario, mi lengua
se ha quebrado y,
de pronto, sutil bajo mi piel un fuego ha corrido,
y nada veo con mis ojos y tintinan
mis oídos.
Y el sudor me inunda, un
temor se apodera de mí
toda me vuelvo más verde que la hierba,
casi parezco haber muerto,
desamparada.
(Versión de María Garro) |
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Safo (detalle) por Fidias
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