Washington Cucurto


 



1 (La muerte es una ticki)
I

No hay dudas, desenmascaré a la muerte
no me tomen por demente, pero acá voy
a tutiplén, agarrensé: la muerte es una ticki
¡Sí!, una ticky sin sentido es la muerte,
una ticki que ni jota sabe de la muerte
Una ticki blanca, casi transparente
que de un saque se vuelve gris, negritita
Parece mentira: todo blancor negrecerá?
Una ticki asunceña, itacurubiense,
¿por qué no chaqueña, ché?
¿Podrá ser una ticki chaqueña la muerte?
Te lo digo yó que vivo a tickazos plenamente
la muerte es una ticki y acá la mando al frente:
la muerte es una ticki más no así su viceversa:
una ticki que no quiere saber un pito con la muerte
La muerte es una ticki enamoradiza, creyente,
pongamos nomás de trece, y en el super
se enamora todas las mañanas del cadete
La muerte es una ticki formidable,
te lo digo yó que hace diez años
voy de tickis y de muertes

3 (Estaba leyendo a Enrique Lihn)

Como ayer no viniste a mi cita
pensé que se te había retrasado el bondi,
como iba a pensar que ya no me querías.
Para no tirarme a mí mismo mala onda
me senté a leer a Enrique Lihn.
Te esperaba contento, muy feliz,
las tickis desfilaban para mí..
Y yo les decía: “No tickis queriditas
hoy abandono el tickimundo”. Y las tickis, ¡pobres!,
se fueron desfilando en triste fila funeraria.
Mas después me arrepentí del todo.
Corrí a seguirlas para pedirles disculpas.
Pero ya se habían ido hacia otros mundos...
Ayer te esperé leyendo a Enrique Lihn
ese yeta, ese aguafiestas.
La tarde de Corrientes estaba hermosa
las librerías llenas de ofertas, los bares
llenos de chicas lindas, los puestos de diarios
con miles de revistas.Pero tus pasos no sentí
en el día, ni tus ojos buscaban a los míos.
Estaba leyendo a Enrique Lihn de lo más tranqui,
esperándote, pero vos no pintabas.
Pensé: “Será el paro de bondis, el cacerolazo”.
Qué iba a pensar que ya no me querías.

Washington Cucurto nace en Quilmes, Provincia de Buenos Aires en 1973. Publicó: Zelarayán (1998, Ediciones del Diego); La máquina de hacer paraguayitos (1999, Ed.Siesta); ¡Oh tú, dominicana del demonio (2002, Ed.Belleza y Felicidad). Los poemas transcriptos forman parte del “Cuarteto de las tickis (a la manera de Faustino Sotolongo)” del libro inédito de poemas y fragmentos Veinte pungas contra un pasajero.

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