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República de Viento, un país sin memoria
de Rodolfo Alonso (Leviatán, Buenos Aires, 2007, 224 págs.)
por Cristina Berbari
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En
una carta-comentario que le envié a Rodolfo Alonso, fechada
el 28 de febrero de 2007, apenas aparecido el libro, le decía: “Cierta
vez en uno de sus dísticos usted afirmó: “Quisiera hablar de mí
/ sin olvidar a nadie.” En
el ensayo anterior, La voz sin amo (Alción, 2006), como
en República de viento, que lleva el significativo subtítulo
de Un país sin memoria, aquella expresión de deseo
del poeta, creo, ha sido plenamente lograda, humanamente plasmada. Ambos
libros gozan la condición de esos magníficos textos donde no se logra
definir el género (si es posible hablar de géneros literarios); en ambos
casos ¿estamos ante ensayos autobiográficos? El propio autor da la clave
al afirmar en el prólogo que “la verdadera historia es personal.” Si
bien en República de viento la historia cíclica de nuestra
patria es vista desde una óptica objetiva, Alonso la vuelve personalísima,
ya que le agrega un condimento especial: su propia experiencia vital, el
estar involucrado con todo su ser. Pero
a los lectores su palabra nos llega modesta, dada por el que tiene la
certidumbre de que es imposible saber algo con certeza. Pienso que eso
constituye el logro, lo verdaderamente nutricio de estos ensayos. El
autor analiza diversos temas, desde los artísticos, literarios, del
folklore, de la plástica, hasta los políticos y sociológicos, culminando
con el que, en la actualidad, tanto nos preocupa y nos ocupa: la Resistencia
Cultural. Ante
una apabullante aldea global, organizada y fabricada para acallar al hombre,
destruir el lenguaje, reducir nuestro cerebro a la manera de los jíbaros
como lo dijo ese gran vidente que fue el poeta Juan José Ceselli. Ante el
hombre masa, la sociedad de consumo y su portavoz escondido o descaradamente
visible en los “medios masivos de (in)comunicación”, ante esta
crisis que nos asfixia, Rodolfo Alonso nos da “Indicios para una
Resistencia Cultural”. En
veintiséis puntos analiza la degradada y degradante situación en la que
hoy nos sumergimos no sólo los argentinos (nosotros, los que no tenemos
memoria) sino el mundo entero. Paso
a transcribir uno de ellos: «Quieran
los dioses depararnos su benevolencia. Porque, en uno de sus manuscritos póstumos,
Fussées, A
la visión exigente, aguda, honda que emana de estas páginas, Alonso agrega
dos Apéndices imperdibles: el primero, un cuidado, «(Muy) breve
panorama de la literatura argentina contemporánea». El segundo,
que cierra el libro, un auténtico canto de vida. República
de viento:
análisis vivificante que nos abre los ojos, nos aguijonea y nos
respira. Hace pensar y contagia. Sanamente contagioso. En
el nublado tiempo contemporáneo, este libro ha salido para alumbrarnos.
Para no perder la memoria , la conciencia de nuestra identidad y para ser leído,
una y otra vez, porque como la auténtica poesía, esta prosa no agotará
su valor de cambio. Buenos
Aires, junio de 2007
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