Pablo Montanaro
(Foto Daniel Grad)
En la presentación del libro, el 28 de julio de 2006, se refirieron a la obra el escritor Juan Sasturain y el autor. En registro grabado se pudo disfrutar la voz de Juan Gelman, leyendo sus poemas.
Desde el prólogo de este libro que forma parte de la “Colección Guías básicas de lectura” de Ediciones Lea (Buenos Aires, 2006) dice el autor:
“De recitar de memoria los versos del Poema del Mío Cid o de “Romance sonámbulo” (“Verde que te quiero verde, Verde viento. Verdes ramas...”) y con la única finalidad de aprobar la materia Literatura Hispanoamericana en la escuela secundaria, muchos adolescentes de aquellos primeros años de la década del 80 -como fue mi caso- pasamos a disfrutar de esos versos que nos aclaraban que “esa mujer se parecía a la palabra nunca” o “ni a irse ni a quedarse,/ a resistir,/ aunque es seguro / que habrá más penas y olvidos” y saber algo más de este oficio de escribir “cuando se abren los brazos de la ternura o del alma, / cuando la enfermedad hunde las manos”. Sentíamos que era único, que no había nada semejante.
(...) Considerado en la actualidad uno de los mayores poetas de habla castellana, Gelman ha construido una obra fundamental porque su afán es descubrir la poesía en forma permanente. Esto es lo que ofrece el poeta: descubrirlo en cada lectura.”
El ensayo comprende tres partes: “Cuestiones con la vida”, “Cuestiones con la poesía” y “Palabra de Gelman”. De ésta última , que contiene sus reflexiones en cuanto a la creatividad, extraemos el siguiente párrafo:
“Lo importante de la poesía es en qué medida la expresión logra acuñar, lo que la imaginación interroga a la vivencia. Los poemas tienen un desarrollo, se empieza con la expresión en punto cero y la obsesión por lo que quiero expresar en el punto máximo, por ejemplo cien. A medida que se va dando un ajuste en la expresión, la obsesión disminuye y hay un punto en que se cruzan. Y a partir de ahí es cuando surgen los poemas más bellos. Y llega un momento en que la obsesión es agotada por su expresión. Y hay que saber cuándo llega ese momento, para no usar lo que yo llamo la maquinita y extenderse más allá de lo que el poema da. Uno debe ser consciente de cuándo la poesía se va y es necesario dejar el poema allí”.
Pablo Montanaro nació en Buenos Aires, Argentina, en 1964. Periodista. Es autor de los libros Palabra de Gelman (en coautoría con Rubén Salvador, Corregidor, 1998, que reúne entrevistas y notas periodísticas al gran poeta; Cortázar, de la experiencia histórica a la Revolución (2001); Francisco Urondo: la palabra en acción biografía de un poeta y militante (Homo Sapiens, Rosario, 2003, y Roberto Arlt. El arte de inventar (Lea, 2005).
Ha publicado los libros de poemas El fin vendrá a su tiempo (1988), El relámpago de su mirada (1992), Ella (1994), Tiempos jamás dibujados (1995) y Andante (2001, Primer Premio del Segundo Concurso Nacional de Poesía “La Luna Que” 2000) Sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano y alemán.
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