Michou Pourtalé


      
                                                        
(Foto Daniel Grad)

                                            
  
                              



Signo de interrogación mi cabeza...


Signo de interrogación mi cabeza
cuelga desde un trapecio
raíces los cabellos manojo
que la tierra traga. Cisne
del revés veo el infinito cielo
trasplantado.

 

 

Rosadas, moras o carmines...


Rosadas, moras o carmines
metralletas alzadas para el tacto
no importa su forma o el modo de posarse
en el amplísimo abanico del deseo
dos pezones se amortiguan
bajo los pliegues de una bata
o devienen surrealistas fuegos de artificio
cuando agitan a mansalva
el punto de despegue.




Más allá del jardín termina el césped...


Más allá del jardín termina el césped,
los menudos pies corren sobre la grava gruesa
de cascotes blancos, alguna lagartija
asustada entre la azulina gramilla escurre
y desde la plantación de gynkos y tilos
percibo la fanfarria de un piar junto a ese olor 
de hierba acalorada. Los piececitos bajan
por la colina próxima al muelle,
libre de jeans y remera la chica
confiada se zambulle en el pozón del río.
Al instante emerge la cabeza con un braceo,
respiro, braceo elástico ondular perfecto
que se acopla a mi pecho y en la finísima
esfera de esta tarde renazco a una edad
cuando ya nada adolece y es tan simple
el placer de sentirse viva sin concebir
el misterio de las horas, la oscura cadencia
de los hechos, llevar la memoria blanca intacta.
Reconozco ese antiguo celo del agua
modelando sensaciones sobre la piel
desnuda en lo acabado de algún río,
quizás sean mis pies como aletas de sirena
los que avanzan hasta el paroxismo del
deleite entre ritmo y destreza. Mientras,
cerca del barranco de pie
con mi ropa seca, mis chanclos gastados,
rememoro una tarde igual a ésta
hace suficientes años para valorar
ese minuto que tan intensamente palpita.
Un cúmulo de vivencias genuinas
se filtra por ese hilo acuático
trasvasado en la figura de la chica
cuando va, reflotando la corriente,
a tenderse al sol de este final de verano. 




Los textos han sido seleccionados de su poemario "Damero para un cuerpo" (Ediciones del Copista, Colección Fénix, Córdoba, 2006) recientemente presentado en el Centro Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, por los escritores Susana Fernández Sachaos y Héctor Miguel Ángeli, con la coordinación de Daniel Grad.



Michou Pourtalé nació en Azul, Buenos Aires. Publicó los siguientes poemarios: Milenaria Caminante, Botella al Mar, 1997: Hombres en sepia, Grupo Editor Latinoamericano, 2000; Signos tardíos, Nuevohacer, Colección Escritura de hoy, 2003.
Sus poemas fueron publicados en numerosas antologías: Veinte voces de Buenos Aires, 1996; Antología del Grupo Zahir, 1996; Poesía argentina de fin de siglo, Vinciguerra, 1997; Antología de Poetas I, Gente de Letras, 1998; Libro sin dueño, Libros de Tierra Firme, 1999; Mar azul, cielo azul, vela blanca, Botella al Mar, 1999; Antología de Poetas, Narradores y Ensayistas, 25 años de Gente de Letras, 2004; Summa Poética 2004, Vinciguerra, 2004; Doce Poetas Argentinos del Siglo XXI, Eleusis, 2005.




 

 

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