Gustavo Caso Rosendi

 Poemas del libro "Soldados"

 

 

 

 

                                          Las casas flamean porque partiremos
                                                                 para no volver jamás
                                                      
GUILLAUME APOLLINAIRE

Se asoman cada noche
uniformados de musgo
desde la tierra parturienta
Miran las luces del muelle
y todavía sueñan
con regresar algún día
Oler de nuevo el barrio
y correr hacia la puerta
de la casa más triste
y entrar como entran
los rayos del sol
por la ventana
en la que ya nadie
se detiene a mirar
donde ya nadie
espera la alegría

 


TRINCHERA

Comenzamos cavando como si
fuera nuestra propia tumba
Pero cuando el cielo escupía fuego
nos dábamos cuenta
que era un buen hogar
después de todo


.

MONTE LONGDON

es como un corso es como si fuera el último febrero desde una vitrola oxidada canta castillo siga el baile una mujer con rostro de ibis pasea en el chingui-chingui llueven serpientes de papel la avenida con lamparitas de colores gualeguaychú todo nevado pero no le parece raro porque sabe que le tocaba mirar hacia el frente y ganas de tomarse una cerveza y un cabeceo y otro y otro más y ahí está buscando a la marcela entre la gente pero una estatua lo detiene le besa la frente la bufanda se le escapa como un pájaro ciego se va enganchando entre las ramas se deshilacha escocesa en el cielo y llega un frío oscuro oscuro oscuro y ya no puede enterarse de aquel filo que se le apoya en la garganta justo cuando se encienden los primeros alaridos de la noche

 

NATURALEZA MUERTA

La tierra se abría
y nos iba comiendo
Verdes manzanas machucadas
Verdes manzanas esparcidas
en la turba amarillenta


A veces mirábamos nuestra sombra
sobre el camino escarchado
para cerciorarnos de que aún estábamos
Entonces sí
bebíamos de la cantimplora
el agrio sabor de la existencia


TREGUA

Arrodillado como si rezara
tiraba hacia la noche
No pude saber si era enemigo
Creo que él tampoco cuando me vio
arrastrándome como una culebra
Ambos omitimos pronunciar
una palabra que aclare la cosa  

(No siempre hablando se entiende la gente)



POEMA ORNITOLÓGICO

Casi todas las aves se habían ido
(Eran sabias las aves o casi todas)
No como esas gaviotas que flotaban
enrojeciendo la bahía
No como aquel Pucará que caía en picada
ennegreciendo la mañana

No sé por qué diablos
estoy escribiendo
con esta sangre tan ajena
y tan estrepitosamente mía


SANOS Y SALVOS

Podemos llegar a suponer
que no hay tiempo ni distancia
que derrote a la memoria
¿O acaso hemos regresado
hemos salido del infierno o acaso
el amor anduvo haciendo el odio
para que nazca esta ternura de añorar
a lo monstruoso? 
Porque están crepitando sombras
en el crepúsculo de la salamandra
Fantasmas de humo que nos nombran
Llamas que nos llaman
Hasta que una mano nos toca el hombro
y nos rescata y nos hace darnos cuenta
que el café está frío y afuera
llueve y la gente va y viene
como si nada


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Malvinas no fue un tema que Gustavo abordara en sus comienzos como poeta. En “Bufón fúnebre”, su primer libro, sólo hace referencia a la guerra en el poema “Abril nos traería”, el cual ha sido muy difundido: “...sólo queríamos reír cantar bailar…”.  Probablemente, el poeta ya intuía que no se escribe con el dolor, sino con el recuerdo del mismo. Ese dejar decantar el tema, esa distancia en el tiempo hasta llegar a Soldados, le permitió transformar un hecho doloroso en un hecho estético, para decirnos que, tal vez, se escriba porque se ha perdido una experiencia inefable, y al escribirla se realiza una experiencia del lenguaje.

El argumento de este libro es uno de los que más ha sido cantado por la poesía de todos los tiempos: la guerra. Pero Gustavo Caso Rosendi además comprende, a decir de Daniel Samoilovich en un artículo titulado “Poesía y Memoria”, que “El tema no es más que un color de la paleta, un instrumento de la orquesta.” En el mismo artículo, el autor sostiene que “Nunca, por el contrario, la sinceridad o la potencia garantizan el logro de una obra. La Memoria es la madre de las musas, pero como buena madre debe dejarlas partir después de parirlas y educarlas… A veces se tira de un hilito – una hilacha podría ser – y enormes pedazos de la propia historia empiezan a surgir diez, quince, veinte años después.”

Y a más de veinte años de la guerra de Malvinas, Gustavo comienza a tirar de la hilacha, si bien ya había participado en el libro “El viento también recuerda”, antología de escritores ex combatientes de Malvinas. Y de esta hilacha comienzan a descender poemas como estrellas desde el cielo oscuro de su memoria...

...muchos ex combatientes repiten la idea de regresar alguna vez a las islas argumentando que “algo profundo va a terminar de cerrar”...

Si ese día llegara, sería mi deseo poder volver con el autor de este libro para interrogar al viento (si es que aún recuerda). Para recordar a nuestros compañeros con el silencio que nos debemos cada 14 de junio, fecha de la derrota y la recuperación de nuestra incómoda realidad, a decir de Carlos Gamerro. Para comprobar ante los fantasmas de la turba que jamás podremos huir del drama de la vida o del “agrio sabor de la existencia” que alguna vez bebimos en una cantimplora. Para confirmar, quizás, que nada queda de nosotros en las islas, sino lo que las islas guardaron para sí."

del Prólogo al libro "Soldados" por Martín Raninqueo (músico y poeta platense)


 

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