¿Quieres
ir a Atenas y volver verdaderamente
contento?
Por Sula
Repani
Como
ateniense que soy te voy a dar algunos consejos: lo primero que debes hacer es
mentalizarte de que los griegos somos gente anárquica e impulsiva, y nos
encanta improvisar. Déjate llevar y, sobre todo, olvídate de esquemas y mitos
prefabricados, porque Pericles murió hace ya 2400 años y, desde aquella
gloriosa época dorada, la vida de Atenas y de los griegos ha dado ya muchas
vueltas. Confía siempre en nuestra
capacidad de improvisación y no desesperes nunca. Siempre aparecerá algún dios
olvidado, de los muchos que siguen por allí, para solucionar cualquier
imprevisto.
La ladera Este de la Acrópolis sigue
siendo tan atractiva y familiar como siempre, con sus sorprendentes y
laberínticos caminitos entre humildes y eternas casitas de pueblo que no se
rinden al progreso. Camínalos y deja que te lleven por donde ellos saben. No
permitas que un equivocado pudor, por eso de sentir como que entras en la
intimidad de los vecinos, te haga perderte ese viaje al pasado que puede
llevarte a profundas reflexiones.
Esa humilde aldea ha sido, durante siglos, lo que ha
quedado de la gran Atenas de Pericles. Busca la calle más alta y cercana a las
murallas de la Acrópolis por el Norte; lleva por nombre Stratonos y, más
adelante, Theorias. Es preferible llegar a ella a última hora de la tarde, ya
que en su extremo oeste están las rocas de Arios Pagos, donde es tradición
subir a despedir el sol cada día. Esa vista desde el corazón más antiguo de la
ciudad es inolvidable. No vayas a pensar que vas a estar solo o sola con tu
novio o tu novia, pero relájate; a todos nos gusta disfrutar de lo bello y
profundo, y el culto al sol es más antiguo, perdurable y generalizado que el de
cualquier otro dios del pasado o del presente. Te aconsejo máxima precaución:
las rocas son extremadamente resbaladizas. No vaya a ser que desde ese limbo
del placer y felicidad te veas aterrizar en una ambulancia o un extraño
hospital. En general, todas las ruinas y pueblos antiguos de Grecia están
empedrados con unas losas de mármol muy gastado y resbaladizo, por lo que es
necesario recorrerlos con calzado adecuado.
Después de
ver la puesta de sol, se puede volver bajando a pie hasta el barrio de Placa,
donde encontrarás montones de tiendas de regalos. A lo largo de ese recorrido toparás con infinidad
de cafés y tabernas-restaurantes para todos los gustos.
Monastiraki, en la calle Ifestu, al lado de la parada del metro, es la
sede del mercadillo de mil y una maravillas: bolsos, antigüedades, etc... Mucha
gente, muchos empujones para la mañana del domingo.
Psirí es un barrio viejo de la ciudad que sufre
un proceso de cuidadosa rehabilitación.
Numerosos bares y tabernas para comer y cenar. Accedes a ella desde Plaza de
Sindagma por Ermú y Monastiraki; o bien desde Omonia recorriendo la calle
Athinás.
Thision
es otra zona de tabernas y bares en calles peatonales y de marcha nocturna.
Está en la parte Oeste de la Acrópolis, por la concurrida calle Apostolu Pablu.
Te recomiendo la taberna o Zanasis, junto a la iglesia de Agios Trifonas.
Podrás degustar las mejores chuletillas de cordero de Atenas, faba, “jorta”
(verduras de temporada) y otras muchas exquisiteces, además auténtica y deliciosa
“retsina” (un vino muy popular con un cierto regusto a resina de árbol).
Desde
Filopapu, el parque-colina al Oeste de la Acrópolis, se puede contemplar el
Partenón y la majestuosa escalinata de los Propileos tomando un refresco mientras se descansa si aprieta el
tórrido verano, o bien echar a volar la cometa el primer día de cuaresma si
estás por estos lares en esos días tan agradables de primavera.
El
Livavitós, el pico más alto y afilado en el centro de la ciudad, es visita
obligada por las impresionantes vistas que ofrece. Además de un teatro, muy
agradable para ver alguna obra o asistir a algún concierto de verano, tiene
algunas terrazas encantadoras para tomar algo mientras se recrea la vista. Os
aconsejo la “Prasini Tenda” (Toldo Verde), frecuentada por los griegos, más que
la que está al pie de la capilla de San Jorge.
Otros
lugares en los que hay ambiente, especialmente de griegos, son: la Plaza
Dexamení, al pie del Licavitós; la Plaza Exarjía y Colonaki, con sus zonas
peatonales de bares y tienda. Cerca de la Plaza de Colonaki, en la calle
Neofitu Duka, hay un pequeño Museo de Arte Cicládico que no deberías perderte.
Son asimismo imprescindibles las entradas de metro de Síndagma y Dafni, donde
uno puede hacerse una idea de la evolución de la ciudad a través de distintas
épocas.
Por Sula Repani. (Orense)