EL ESPIRITU DE LA MUERTE
Edgar Allan Poe I LOS ESP�RITUS DE LA MUERTE Tu alma, con sus sombr�os pensamientos, Se hallar� sola en la siniestra tumba. Nadie querr� saber lo que en secreto Tu coraz�n y tu conciencia ocultan. II S� silencioso en soledad tan grande, Que no es tal soledad, pues te circundaban, Los esp�ritus todos de la muerte, Que ya en vida rondaban en tu busca. Ellos querr�n ensombrecerte el alma Con sus negros arcanos y sus dudas. S� silencioso en soledad tan grande; Cierra los labios cual la misma tumba, III Y la noche, aunque clara y luminosa, Se tornar� de pronto en cueva oscura; Desde sus altos tronos las estrellas No alumbrar�n tu soledad adusta. Mas sus rojizos globos sin fulgores Han de ser a tu tedio y a tu angustia Como incendio voraz, cual una fiebre de los que la libre no has de verte nunca IV No podr�s desechar los pensamientos Ni las visiones que tu mente turban, Y que antes en tu esp�ritu dejaban la huella del roc�o en la llanura. V La brisa, que de Dios el puro aliento, Soplar� en torno de la helada tumba, Y en la colina tender� su velo La niebla vaporosa y taciturna. Las tinieblas, las sombras invioladas S�mbolo y prenda son; hablan y auguran. Sobre las altas copas de los �rboles Tiende el misterio su cerrada t�nica.