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Desde AQUI puedes descargar El camino hacia la Felicidad y Florecimiento del Nino Interno de Kwan Yin




de Kwan Yin

El Camino hacia la Felicidad

INTRODUCCION. Bienvenidos sean a este recinto, los saludo con el cariño de siempre, Yo soy KWAN YIN y tal como se lo había anunciado mi Hermano Hilarión, la vida me da otra oportunidad de trabajar con ustedes para recorrer juntos un nuevo sendero.Una nueva enseñanza.
Esta vez vamos a trabajar sobre una serie de conceptos que nos llevarán de la mano hacia la comprensión de las más internas motivaciones humanas; buscaremos despertar los corazones dormidos, buscaremos libertar los corazones encarcelados, buscaremos hacer brotar las sonrisas en esas caras demacradas de muchos de nuestros hermanos, pero queremos en esta ocasión, hacer que nuestro estudio siga una cierta lógica que vaya poco a poco, de manera gradual, acercándonos a lo más interno de los seres humanos, para extraer de ahí la suficiente fuerza para liberarlos de todo aquello que han recogido a lo largo de sus vidas.
Buscaremos hacer contacto con el Yo íntimo, con el Yo más interno del ser, para después, mediante unas muy breves y sencillas reglas de comportamiento, enderezar sus vidas y encauzarlas definitivamente por el sendero de la armonía y la felicidad.Bases para una terapia.¿Cuál es la diferencia entre este estudio y los que ya anteriormente han recibido de parte de JESUS y de HILARION?. Les diré que en ocasiones anteriores, los esquemas bajo los cuales han trabajado han sido más que nada académicos, eslabonando una serie de conceptos y penetrando en la raíz de los conflictos humanos, pero de ninguna manera han sido cursos terapéuticos.
En esta ocasión, nos proponemos dar las bases para la terapia de ayuda que es necesario impartir a los hermanos que sufren de depresiones, de anormalidades psicológicas y de tendencias mentales patólogicas; buscaremos llegar hasta sus corazones para transformar sus emociones que son la base de la mayor parte de las enfermedades mentales.La psiquis del hombre está gobernada por las emociones, pues son ellas las que generan los pensamientos malsanos que posteriormente se transforman en enfermedad; sin embargo, las emociones generadas por un ser humano son dictadas por las experiencias acumuladas a lo largo de su vida y estas experiencias se encuentran grabadas en la memoria del individuo.
Esto nos lleva a un círculo vicioso, pues lo que una persoa recibe en la vida diaria, lo lleva a asociarlo con experiencias negativas de su pasado, lo cual a su vez, genera emociones negativas, y posteriormente esto hace que sus pensamientos vuelvan a ser negativos, reforzando los ya almacenados.De esta forma, una persona se va hundiendo gradualmente en un problema hasta convertirlo en una enfermedad; un conflicto mental puede hundir a una persona si este círculo vicioso no es frenado a tiempo. Una experiencia negativa puede disparar una serie de asociaciones en la mente de un individuo y llevarlo hasta una profunda depresión.
Invitación a la reflexión profunda. Autocuración.Entender la dinámica de las emociones y pensamientos dentro de un ser humano, es la base para iniciar un sistema de terapia que sea verdaderamente efectivo y rápido.
Quisiera especificar que lo que diremos a lo largo del curso, no es en sí mismo un esquema de terapias clínicas en donde el doctor recibe una serie de instrucciones para ir guiando a su paciente, no, nuestra exposición será basada en el mismo sistema que hemos seguido anteriormente, una serie de mensajes en donde se expresan puntos que llevan a la reflexión profunda. Mediante estas reflexiones, la persona puede iniciar un proceso de autocuración, pero el discípulo inteligente sabrá extraer de estas lecciones, los secretos que pueda traducir en una terapia clínica.
Por lo pronto, lo que deseamos es formular los conocimientos necesarios para una autoterapia; el material que salga de este curso, servirá para proporcionarlo a todas aquellas personas que sufren de problemas de orden psicológico, e igualmente, para todas aquellas otras que busquen una mayor estabilidad mental y, por supuesto, emocional. Partiremos de la premisa que "el amor salva todos los abismos".
Cada una de las palabras será cuidadosamente escogida para saltar esos abismos que separan a un corazón de otro. Cada uno de los conceptos buscará ir rasgando los velos tras los que se esconden los corazones lastimados, temerosos, aquellos que han sido dañados por la vida. Buscaremos hacer llegar la luz a esos rincones obscuros del alma, a fin de que el hombre pueda empezar nuevamente a respirar la energía fresca del espíritu que renueva la voluntad de vivir y lo abre nuevamente a la posibilidad de ser feliz.
Más allá del dolor, más allá de la soledad, más allá del temor, se encuentra el corazón encogido, temblando y preso, pero siempre, por más profundo que sea el dolor, por más grande que sea el temor, por más obscuro y complicado que sea el problema, existe una rendija por la cual puede llegar a penetrar la luz del espíritu. Esos valores, esas emociones que fueron guardadas en la primera infancia del ser, en el primer momento en que el hombre vió la luz del mundo y sintió los brazos de su madre, esos primeros instantes que quedan grabados indeleblemente en el subconsciente del hombre, son muchas veces la única rendija a través de la cual podemos asomarnos y llegar al corazón; hasta allá llegaremos si es preciso, pues mientras haya un ser humano que esté sufriendo por no ser capaz de haber aprendido el arte de vivir, nosotros tendremos trabajo por hacer, no importa en dónde se encuentre, no importa qué tipo de problema sea, llegaremos hasta donde sea posible llegar y haremos lo que sea necesario hacer, pues ese fue el mandato del Cristo cuando El estuvo con nosotros.
No es necesario expresar la gran emoción que siento de poder tener la oportunidad de trabajar nuevamente con ustedes, no es fácil encontrar grupos con los cuales trabajar en estos niveles, el hacerlo nos llena de gozo y felicidad, así pues, por todo esto, gracias por el servicio.
Me despido e iniciaremos en la siguiente sesión. Marzo 29, 1992.



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EL CAMINO HACIA LA FELICIDAD. Jorge Bucay
Todos sabemos algo al menos lo necesario para vivir sobre el tema de la felicidad. Por lo tanto, algunas de las cosas que voy a decir sonarán a repetidas o consabidas, si bien trataré de ponerlas en un orden nuevo, cambiando la manera de decirlo. La vieja discusión del mundo de la filosofía y de la psicología sobre qué significa la felicidad en la vida cotidiana se ha llegado a plantear en términos de si existe o no la felicidad, si ésta resulta tan sólo algo transitorio o si de verdad se puede ser feliz. La discusión, como siempre, no sólo pasa por la cuestión filosófica en sí, sino que además tiene mucho que ver con la pregunta de a qué llamemos "felicidad".
Dependiendo de ello, la felicidad se volverá algo imposible, algo transitorio o algo capaz de ser alcanzado. Por eso, si bien está muy lejos de resultar definitiva y no deja de ser una de tantas otras, expondré a continuación mi pequeña y privada definición de felicidad. Todo lo que más abajo afirme estará en relación con ella. Tomando los dos extremos, hay gente que cree que la felicidad es homologable a estar contento, a estar alegre, haciendo de la felicidad el uso que le corresponde como palabra cotidiana.
Así, decimos: "¡Hoy estoy tan feliz!" y ¡"Hoy estoy tan poco feliz!". Otros nos cuentan: "He tenido un fin de semana muy feliz". O recuerdan: "Tuve una infancia muy feliz".
Hablamos de felicidad como si fuera sinónimo de estar contento o alegre, una expresión equivalente a "estar riéndose". Ahora bien, nadie puede sostener la idea de que uno pueda estar riéndose todo el tiempo (24 horas al día, 365 días al año y 70 u 80 años). Eso es imposible de conseguir. Por tanto, si ésta es nuestra idea de la felicidad, y como sólo tendremos algunos momentos alegres, sostendremos con todo el derecho que únicamente hay "momentos felices" y que hay que tratar de vivir muchos de ellos, pero que, lamentablemente, son sólo algunos "momentitos" y que no se puede ser feliz. Sin embargo, si pensamos en la felicidad como algo diferente, como un estado interior, no como algo relacionado con una alegría que proviene de fuera, sino como algo que pasa "de la piel hacia dentro" (un proceso interno), podríamos entender que quizá sea algo más duradero, que acaso ser feliz no sea un evento casual y transitorio que depende de lo bien que vayan las cosas. Pensada así, la felicidad podría empezar a ser algo relacionado con la tranquilidad interior, con la paz espiritual, una sensación interna de serenidad, de tranquilidad y de certeza que me llene y me inunde de una agradable satisfacción con respecto a la vida. Definida así, en definitiva, la felicidad puede ser algo más permanente y que dure más tiempo; o puede ser algo que nos invada de una vez y para siempre.Me gustaría diferenciar dos conceptos que ayudan a darse cuenta de lo que quiero decir.
Cuando la alegría se relaciona con un hecho que proviene de fuera de nuestra vida, en general está relacionada con conseguir algo, con llegar a algún lugar, con alcanzar una meta, sea ésta el amor de la persona amada, una fortuna económica, un puesto determinado, el reconocimiento de los otros, etc. Sea cual sea nuestra meta, conseguirla nos alegra. Pues bien, mucha gente identifica lo anterior con la felicidad, y haciéndolo tiende a pensar que, si quiere ser feliz, tiene que alcanzar metas, cumplir con ellas. Sin embargo, imaginemos un señor que sale a navegar en su barco. Está en el puerto de Buenos Aires, embarca en su velero, iza las velas, leva anclas y se hace a la mar. En un momento determinado se desata una tormenta de viento, lluvia y remolinos tan furiosa y oscura, tan terrible y feroz, que el velero es virtualmente alzado en el aire y llevado mar adentro. De repente, el hombre se da cuenta de que ha perdido el control sobre su barco y que la nave se está alejando inquietantemente de la costa; como el marino no tiene instrumental, desconoce el lugar adonde se dirige, ni qué demonios va a suceder. Teme por su vida, se sujeta al palo mayor del mástil. Cuando la tormenta empieza a calmarse, a pesar de que el cielo no se despeja, se da cuenta de que mira para todos los lados y lo único que ve es agua. La costa ha desaparecido. Reconoce que está perdido porque la tormenta lo ha dejado a la deriva.
El barco está sano, la vela está entera, el motor del barco funciona, pero él no tiene ni idea de adónde lo ha llevado la tormenta.
Entonces, quizá arrebatado por la falsa fe que a veces nos rapta en momentos desesperados, el hombre se hinca de rodillas y empieza a rezar. No reza porque sea religioso, sino por su desesperación. Se acuerda de su fe y entonces reza: "¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Estoy perdido! ¡Dios mío, ayúdame, no sé dónde estoy!".
Y de repente, el cielo se abre y un rayo de sol desciende sobre el velero y se escucha una voz que dice:
"¿Qué sucede?".
El hombre está sorprendido, está frente a un milagro que le está pasando precisamente a él; imaginario o no, lo que está viendo es un milagro.
Entonces contesta compungido:
"Estoy perdido. La tormenta me llevó mar adentro. Ahora no sé dónde estoy".
Entonces la voz le dice:
"Estás a 28 grados de longitud sur y 35 grados de latitud oeste". "¡Gracias, Dios mío!", contesta nuestro hombre




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