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Encíclica
Encíclica, en griego ἐκκύκλιος ("egkyklios"), en latín "encyclia" ("envolver en círculo"), es también el origen de "enciclopedia". En la Iglesia Católica (universal), una encíclica era una carta circular enviada a todas las iglesias de una zona concreta. Hoy en día, se emplea para cualquier carta que envía un obispo.
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Las encíclicas Papales
En la Iglesia Católica Romana una encíclica Papal es una carta enviada por el Papa a los obispos Católicos de una parte concreta del mundo o de alcance universal, normalmente tratando sobre algún aspecto de la doctrina católica. Retomó el nombre de encíclica para tales documentos el papa Benedicto XIV en 1740.
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Los documentos escritos por los Papas son variados y difieren en su forma. Destaca el hecho de que la importancia de un documento Papal no viene dada por su forma sino por el contenido que trata. Los Papas utilizan Constituciones Apostólicas, Exhortaciones Apostólicas, Cartas Apostólicas,Motu Proprio, Epístola Encíclica, Breves Apostólicos y Bulas.
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Dentro de la Iglesia Católica Romana, una encíclica (oficialmente llamada Carta Encíclica) es la segunda en importancia después de las Constituciones Apostólicas. Hay varios tipos de encíclicas en función según los temas de que traten: Encíclicas Doctrinales, Encíclicas Exhortatorias y Encíclicas Disciplinares. El nombre de las encíclicas viene dado por sus dos primeras palabras (una, dos o tres) en el idioma que haya sido redactada.
El Papa Pío XII mantenía que las Encíclicas Papales podían ser infalibles: "Ni puede afirmarse que las enseñanzas de las encíclicas no exijan de por sí nuestro asentimiento, pretextando que los Romanos Pontífices no ejercen en ellas la suprema majestad de su Magisterio. Pues son enseñanzas del Magisterio ordinario, para las cuales valen también aquellas palabras: “El que a vosotros oye, a Mí me oye.” (Lucas 10:16); y la mayor parte de las veces, lo que se propone e inculca en las Encíclicas pertenece ya -por otras razones- al patrimonio de la doctrina católica. Y si los Sumos Pontífices, en sus constituciones, de propósito pronuncian una sentencia en materia hasta aquí disputada, es evidente que, según la intención y voluntad de los mismos Pontífices, esa cuestión ya no se puede tener como de libre discusión entre los teólogos." Humani Generis 14.