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Jose Ignacio Cabrujas
Cabrujas, José Ignacio
(1938). Dramaturgo y guionista. Forma la generación más
representativa del Teatro en Venezuela junto con Elisa Lerner,
Román Chalbaud e Isaac Chocrón. Ha sido el impulsor de la
creación de la telenovela cultural venezolana con Salvador
Garmendía. Ha publicado: Juan Francisco de León (1959); Los
insurgentes (1961); El extraño viaje de Simón el malo (1964);
Profundo (1972); Acto cultural (1976); Un baile detrás del
espejo; El arte del buen orador.
No hay
fanfarrias solemnes
José Ignacio Cabrujas
Circa 1978
Conviene recordar a veces
Que se trata de un valle y de unas gentes
Y de un lugar de paso
Que nadie vino a quedarse demasiado
Porque todos los carteles que medían la distancia
Hablaban de exilio y mientras tanto
Que las casas se entendían en los planos
Con esa facilidad de los cuadrados
Que no hubo un ser con imaginación de triángulo
Que fue un lugar de obstinados terremotos
Que Catedral fue un por decir y no una torre
Que eran hombres de prisa
Y que cualquier constancia partió de una derrota
Conviene recordar que fue ciudad de locos
Al norte de una empresa
Que entrar en ella era bajar de la montaña
Y que todo iba a ser mejor mañana
Que una cosa antes de ser, se parecía
Así la gente, así la música
Así esta historia
Siempre al norte, mientras tanto y por si acaso.
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Enrique Heine
Heinrich Heine (1797-1856) nació en el seno de una familia de comerciantes y su madre, Piera van Geldern, que ambicionaba un gran futuro para su hijo, lo envió a un liceo católico romano. Sin embargo, pese a la orientación asimilacionista de la madre, la tradición judía en su familia fue muy fuerte y tuvo una influencia decisiva en su vida.
Su tío, Salomón Heine, un rico banquero de Hamburgo y el gran patriarca familiar, lo mantuvo virtualmente desde su juventud hasta sus últimos días. Precisamente por esta dependencia, la relación de amor-odio entre sobrino y tío fue sumamente fuerte y estalló en distintas crisis en diferentes períodos. En su juventud, su tío incluso le financió un negocio que previsiblemente dio bancarrota. En la edad madura, cuando Heine ya era un poeta famoso, su tío se expresó irónicamente acerca de sus méritos: "Si hubiera aprendido algo, no hubiera necesitado escribir libros". Toda su vida se rebeló contra la sociedad en que vivía y sin embargo, de alguna manera, aceptaba a regañadientes normas que rechazaba.
Estudió leyes y terminó su carrera para conformar a sus padres, pero jamás practicó la abogacía. Heine fue un revolucionario que advirtió de los peligros de la revolución; un poeta alemán que temía al carácter alemán; un enemigo de la religión institucionalizada que se casó en una iglesia católica parisina; un hedonista, abanderado de la libertad sexual, que se casó muy burguesamente con una modesta vendedora parisina casi analfabeta; un abanderado del orgullo judío que rechazó el servilismo de los judíos que se convertían al cristianismo por interés… lo que no impidió que él actuara precisamente de ese modo que tanto condenaba.
Heine formuló a lo largo de su vida muchas observaciones contrarias a la fe judía, a la sociedad judía de su tiempo, al fanatismo de los judíos tradicionales y el oportunismo carente de principios de los judíos asimilacionistas. Pero los hechos que definieron su judaísmo fueron su pertenencia en sus años juveniles a la "Asociación para la Cultura y la Ciencia de los Judíos" y su retorno a sus raíces en sus penosos últimos años de enfermedad y parálisis.
Con toda justicia, una de las frases más citadas de Heine es su respuesta a un amigo que le manifestó su complacencia por el retorno del poeta al judaísmo: "Nunca negué mi judaísmo y no volví a él porque nunca lo abandoné."
El carpintero (El corazón)
Tu mano posa sobre el pecho mío.
¿Sientes de un rudo golpe la inquietud?
Es que hay adentro un carpintero impío
que labra mi ataúd.
Y no cesa un instante el golpe fiero...
Y en vano intento al sueño recurrir...
¡Acaba, acaba pronto carpintero,
y déjame dormir!
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