Literatura Cristiana

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Meditación de un Ama de Casa


Padre amado, bendíceme según voy haciendo mis quehaceres diarios. Dame de tu fortaleza incansable, ayúdame a organizar cada tarea, de manera que pueda hacerla bien. Mientras cocino y limpio, contesto el teléfono, voy de compras y hago planes, deja que sienta Tu presencia junto a mí. Tú eres mi fortaleza y paciencia. Tú eres mi sabiduría e inspiración. Deja que te sirva mientras sirvo a los que amo. Bendice el alimento que preparo. Deja que el llene las necesidades de cada cuerpo; que dé a cada uno fortaleza y energía; que dé vida y salud. Bendice la familia reunida alrededor de la mesa. Que cada comida sea tiempo feliz, tiempo de comunión y compañerismo. Y cuando la comida haya terminado, Padre acompaña a cada miembro de la familia mientras sigue su camino. Padre amado, bendice esta casa, bedice esta familia, bendícenos a todos este día. Llenanos con Tu paz, enciéndenos con Tu amor, levántanos con Tu alegría. Esta es mi oración mi fé de hoy.


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Cristo en Poemas

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Estoy Tranquilo!. Helen S. Carpenter

Por tu gracia Oh Dios amado de mi alma, fortaleza de mi cuerpo, luz de mi vida!. Soy confortado en mi dolor. Mi corazón está en paz porque soy uno contigo. Mi fé me lo ha hecho sentir. Me acerco más a Tí, Padre amado, para así estar más cerca del que amo, que está contigo. Ayúdame a comprender que la vida es eterna y que la muerte es una sombra que oculta de mi vista terrenal el mundo invisible donde ha entrado aquel que amo. El amor no conoce fronteras y el de mi corazón llega al más allá. Tú no perdiste cuando me entregastes a este ser amado; y yo no he perdido cuando he vuelto a Tu eterna morada. "En la casa de mi Padre hay muchas moradas". sereno a la sombra de Tu protección, sereno en Tu cuidado amoroso, el que amo solo ha entrado en otra morada, Esto lo sé, de igual modo que sé que Tú me guardas siempre. En cuando a la vida en esa otra morada, en Tí confío. Sé que cuando las nieblas de la incertidumbre se levanten por completo de mi visión, veré con claridad en esa morada; sabré a perfección todo lo que ahora no comprendo. Ayúdame Padre, amado, a comprender el misterio de la vida eterna. Algún día comprenderé. Hasta entonces estoy trnquilo porque sé que este ser amado está contigo, seguro en Tus brazos.










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