Crítica a los males de la izquierda
Las transformaciones profundas (revolucionarias) en Latinoamérica
Versus la izquierda y sus religiones como grandes escollos que salvar

Por Guayú De Falkón
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Nunca será fácil para un fiel militante de la izquierda latinoamericana saltar hacia los grandes retos políticos del momento y ponerse a la cabeza de las transformaciones necesarias. Y no es que no desee hacerlo, sino que no conoce la manera de entrarle a la búsqueda y solución del problema, cómo discernirlo, cómo realizar la práctica del cambio mismo y constatar que se ha realizado en sentido positivo.

Mecánicamente, tal como se reza el padre nuestro y el ave maría, se ha recitado durante más de un siglo que es necesario unir la teoría con la práctica, practicar el centralismo democrático, la autocrítica, la vigilancia revolucionaria y otros “deberes” más; etc., etc. Pero, salvo rarísimas excepciones, esto nunca fue practicado ni comprendido en su necesaria dimensión.

Llegamos al siglo XXI con una enorme incapacidad para comprender el avance de las fuerzas productivas, y menos ver las posibilidades que tienen los pueblos del mundo de salir de una vez para siempre de los problemas vitales que pavimentaron el camino de la civilización. La exclusión social permanente y sin descanso de las clases sociales no privilegiadas, realizada por el capitalismo, condujo al distanciamiento de las condiciones objetivas, a los militantes y organizaciones que hasta ayer fueron revolucionarias y que pertenecen a la esfera de las clases excluidas, y los llevó a convertirse en militantes y organizaciones sin sentido, sin brújulas, en distractores de la lucha de las masas; y en más de una ocasión, en militantes de organizaciones reaccionarias, negadoras en su práctica de la utilización de todo lo mejor existente en beneficio del hombre.

El principal motivo para que la situación antes descrita se presentara, radica en el establecimiento histórico de los "cultos" e "iglesias" de la izquierda. La idea de la revolución social se hizo carne en las masas hace más de cien años no sólo porque se planteaba la lucha por lograr justicia para los oprimidos y explotados del mundo, sino porque los revolucionarios que marcaron la ruta pusieron en juego de manera creativa, revolucionaria, subversiva, la mayoría de los conocimientos científicos que el hombre disponía hasta ese momento, al servicio de la construcción de un sistema o modelo de sociedad que reivindicara a los excluidos y explotados; y al mismo tiempo, los elevara a condiciones sociales de vida y consumo nuevas, participando de la producción económica en toda su extensión.

No fue el afán de justiciero de los pobres, ni tampoco la de vengador anónimo, la razón por la que Marx y muchos otros que siguieron su huella, optaron por el camino de la educación y organización social de los explotados y oprimidos para realizar la revolución social. Por el contrario de las ideas que maneja el común de la militancia de izquierda, los motivos de tal opción de vida se deben al descubrimiento científico producto de un trabajo tenaz de aprendizaje: la reflexión teórica de la historia del hombre y de su praxis. El establecer mediante la reflexión y el estudio que, la tierra, los minerales, los animales y plantas, los ríos y los mares, las montañas y llanuras estaban allí mucho antes de que el hombre apareciera en la faz de la tierra como especie, dio inicio a la búsqueda de argumentos y vertientes que, contribuyeran a solucionar los problemas que nacen de las necesidades naturales y de las que provienen de la dominación y explotación del hombre por el hombre, devolviendo a este último la libertad, y la propiedad sobre el producto del trabajo en un plano superior.

Si los elementos que el hombre consume, usa y transforma para asegurar su existencia, ya estaban allí, mucho tiempo antes que nos reconociéramos como seres humanos, por si sola, la reflexión conduce a la afirmación de que toda realización material del hombre es producto del trabajo; por lo tanto se deduce que: la acumulación de enormes fortunas y bienes materiales en manos de unos pocos no tiene otra explicación posible que la explotación continua y extensiva de millares de seres humanos por grupos privilegiados de hombres a lo largo de la vida social de la especie humana.

Cabalgando sobre el producto total de las anteriores reflexiones y los grandes anhelos de libertad y justicia social expresadas en la lucha de los pueblos, materializadas en una cosmovisión intelectual revolucionaria que se hizo realidad en 1917 (pasó de las palabras y consignas a los hechos; del programa revolucionario a la toma del poder), los revolucionarios de la época de la materialización práctica de las ideas libertarias, no estuvieron a la altura de los requerimientos teóricos y científicos necesarios para avanzar más allá de lo conquistado. La propia incapacidad de la “izquierda” para continuar con la subversión del conocimiento científico en todos los campos, y al mismo tiempo asimilar la producción intelectual racional ajena, terminó por enajenar con su propio triunfo a los revolucionarios y sus organizaciones en la mayoría de los lugares donde se realizó la toma del poder; con ello se privó a la revolución de ser permanentemente subversiva con ella misma, recomendación que Engels y Marx hicieron siempre, cuando se refirieron a la ciencia y al conocimiento científico, como las herramientas para cambiar radicalmente la situación de los pueblos.

Lo anterior tiene que ver con la posición y el sitio que ocupa en el tiempo y el espacio concreto los conceptos de la Verdad Absoluta. Para los padres del "materialismo histórico" y el "materialismo dialéctico" la verdad transita de lo absoluto a lo relativo. Por cierto, los métodos de Marx y Engels hoy solamente permiten estudiar parcialmente el desarrollo de la sociedad, porque se quedan cortos de alcance frente a las nuevas herramientas de la ciencia para obtener conocimientos, lo que ha permitido descubrir como establecer los nuevos horizontes para alcanzar la realización del hombre en la ética, la estética y la justicia. El uso de la ciencia y sus herramientas cambian con el tiempo debido al avance y desarrollo de la misma ciencia y a la aparición de nuevas herramientas. Esto lo entendieron muy tarde los revolucionarios de la URSS y Europa Oriental, y aún no lo entienden los "revolucionarios" y los partidos de la “izquierda” latinoamericana.

El socialismo científico que dio origen al socialismo real en la práctica, fue concebido con el estudio constante y el esfuerzo de hombres que consagraron años al estudio de la dinámica y lógica del sistema capitalista y su sociedad. Trabajo que por cierto, ha continuado luego de varias décadas de divagación y entrabamiento, realizado esta vez por los sujetos sociales capaces de realizarlo. Que no son otros que aquellos que le pueden dedicar tiempo y aplicar recursos a la tarea por delante.

Sin desconocer las capacidades de los individuos, el desarrollo en cuestión sólo lo puede realizar un equipo multidisciplinario de alta capacidad intelectual y material, con una sensibilidad social a toda prueba, conectados en red interactiva como lo exige la disciplina de la producción de conocimientos científicos en los actuales momentos. Solamente con un puñado de deseos e insatisfacciones materiales no se derrotará al capitalismo, ni menos se podrá crear lo que lo reemplazará. Tratar de hacer todo lo anterior de otra manera, perseguirá cualquier otra cosa, menos transformar la sociedad de manera real, positiva y progresiva.

Entre las tareas que hay que realizar de manera continua y masiva está realizar un estudio profundo, sistemático y realista de Latinoamérica y los EE.UU., como paso previo, para poder diseñar una plataforma política que: permita transitar caminos con posibilidades de triunfo, nos otorgue la factibilidad de construir planes congruentes con las expectativas, posibilidades y necesidades que poseemos. Cumpliendo con lo anterior daremos enormes pasos para afirmarnos en el mundo real, y al mismo tiempo, lanzarnos a navegar en la dinámica y la lógica de la sociedad global sin perecer en ella. El estudio nos permitirá además, liberar de los ghetos "revolucionarios" a cientos de luchadores que hoy pelean con sus propias sombras, sin aportar ni una pizca de esfuerzo a la lucha contra los enemigos de hoy. Existe la necesidad de acabar con las iglesias "marxistas" y sus derivados para eliminar de obstáculos el camino hacia la liberación de la dominación y la explotación del hombre por el hombre. Para lograr lo anterior con éxito, las mejores herramientas son el estudio científico y la educación subversiva liberadora, portadora de lo mejor del cúmulo del conocimiento y de la aplicación de las herramientas de la ciencia resultantes del producto del trabajo de toda la sociedad humana.


Febrero de 2002

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