Una crítica profunda
Los medios de comunicación oficiales en la guerra contra Venezuela

 
Por Guayú De Falkón
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Las realidad venezolana, además de experimentar la instalación de la Democracia Participativa como etapa superior de la democracia representativa, ha permitido, entre otros, sacar a la luz pública, cómo las viejas elites del poder defienden sus privilegios económicos, políticos, culturales y militares, usando como armas de guerra el conjunto de los medios de comunicación. En la realidad venezolana, el conjunto de los medios de comunicación, sin máscaras ni velos de ninguna clase, se muestran como las más eficientes herramientas de uso múltiple, para intervenir con gran impacto, la capacidad de elección, pensar y razonar de la sociedad.

Uno de los hechos más importantes de la socialización moderna, completamente desconocidos por la mayoría de las sociedades contemporáneas, es la permanente utilización científica de los medios de comunicación para inducir comportamientos, a traición de los sujetos que confían en su objetividad, sin autorización de nadie, al margen de la Ley y en el más completo silencio, a discreción y capricho de sus propietarios, quienes agreden cotidianamente a la sociedad amparados en el derecho a la propiedad privada y libertad de expresión. Hecho realizado junto con ministerios y oficinas de “información" de los diferentes regímenes de poder del Estado moderno, al completo servicio de minorías económicas, políticas, culturales y militares privilegiadas que, desde el momento de la instauración del sistema democrático de gobierno, decidieron impedir que a través del uso legal del derecho universal al voto, las clases marginales se hicieran del poder. Se trató de una política secreta de las elites; y su objetivo: contener todo peligro que les impidiera ejercer los privilegios que nacen del ejercicio continuo y discrecional del poder, o pusiera en peligro la explotación de los pueblos que a diario realizan.

La enseñanza oficial de los países desarrollados, y mucho más los de los países dependientes y colonias, es una suma de contenidos planificados de desinformación, modelados mediáticos y propaganda. La mediatización de la sociedad sin que ella lo conozca y apruebe, ha sido realizada con la utilización de oradores públicos, el telégrafo, los avisos publicitarios, la prensa escrita y todo tipo de publicaciones literarias "recreativas" y "educativas" durante los siglos XVIII, XIX y principios del XX; y desde esa fecha hasta nuestros días, las elites sumaron a los recursos anteriormente usados en la mediatización social, la radio, el cine, la televisión, los audiovisuales en general, las distintas redes de comunicación universal, más Internet y la telefonía celular.

El Conjunto de herramientas y recursos intelectuales y materiales que permiten la realización de la comunicación mediática de hoy, constituyen un poder de tal magnitud que ya no es seguro, sano, ni posible seguir manteniéndolo en manos privadas a su completa discreción. Desde hace muchos años los medios de comunicación se utilizan como Armas de Guerra, a espaldas de las víctimas, quienes sin oponerse son agredidos sin piedad, los que a la vez sin saberlo son inducidos a cumplir fines de pequeñas elites privilegiadas degeneradas, desprovistas de toda moral y ética social aceptable: una moral y ética fascista.

Los medios de comunicación son las más eficientes armas de guerra contemporáneas. Su uso privado o por el Estado, ya no da garantías que en última instancia, no sean usados para atacar a la población en general o contra un sector de ella, como sucede hoy en Venezuela.

Las posibilidades que tienen los medios de comunicación para destruir la sociedad son ilimitados sí se les permite la libertad y el derecho de hacerlo, o no hacerlo: el sagrado derecho de uso discrecional con el que hoy cuentan en Venezuela. Esta horrorosa realidad es desconocida por la población en general, y por la inmensa mayoría de los profesionales del campo de la comunicación en la totalidad de los países del planeta. En nuestro país, esta realidad científica, es aún más dura con nuestra sociedad, ya que pareciera que es desconocida por la FAN, y en sus escenarios de guerra no cuentan como armas estratégicas. De lo contrario, no es posible comprender el poco o casi nulo valor que, a los medios de comunicación, les ha dado el Presidente Chávez en la confrontación sociopolítica y económica en desarrollo en Venezuela.

Una confrontación mediática se gana o se pierde con estrategias mediáticas, medios de comunicación y recursos humanos y materiales para realizarla.

Una confrontación entre un componente convencional desprovisto de medios de comunicación, y otro contemporáneo que utiliza ataques de destrucción mediático, como el que realiza la Coordinadora (anti) "Democrática" contra el Estado de la República Bolivariana de Venezuela, requiere usar cualquiera de los razonamientos elementales que aparecen en un manual de Corta Palos, si lo que se necesita es enfrentar la guerra mediática con posibilidades de éxito: reconocer los medios de comunicación como armas de guerra y combatirlos hasta eliminarlos o neutralizarlos; lo contrario, es perecer inerme ante la andanada incesante de mísiles mediáticos indiscriminados. Es elemental activar cualquiera estrategia que impida a los medios causar más daño a la Nación. Y la más inmediata es: impedir su uso. Suspender concesiones y aplicar el conjunto de leyes que violan con sus ataques a la sociedad. Aplicarles las leyes y reglamentos internacionales de obligatorio cumplimiento suscritos por la Nación. Y, en última instancia, negarles la energía para utilizarlos.

No se requiere invadirlos, destruirlos, ni eliminar su componente humano, aunque muchos de ellos tienen que pagar sus crímenes con cárcel.

Los medios de comunicación además de usarse como armas de guerra, son grandes herramientas de educación masiva, información, recreación y organización, imprescindibles en el desarrollo y la búsqueda de soluciones contemporáneas para los pueblos
.

Nuestro gobierno ni siquiera tiene un inventario de medios y recursos de ese campo. Si pasamos esta etapa de la confrontación social entre lo viejo y lo nuevo, el gobierno nacional tendrá como mínimo que:

Los fundamentos de los requisitos señalados anteriormente están basados en lo siguiente:

Caracas 5 de enero de 2003

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