El amaestramiento universal de l@s human@s en la revolución bolivariana

Por Guayú de Falkón
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Un fenómeno que en el pasado reciente se realizó a escala nacional y pasó inadvertido para la mayoría de la población de todo el mundo, en especial de los explotados, es el amaestramiento sistemático de los human@s como animales del capital.  Desde las últimas dos décadas del siglo XX el amaestramiento animal de hombres y mujeres que realizaba el capital nacional apoyado en las tradiciones de los pueblos, el sistema educativo nacional y el modelaje social en los valores de la oligarquía local, con la llegada de las nuevas tecnologías de la comunicación e información y su universalización, el amaestramiento animal de la especie humana se potenció de tal manera que hoy esa tarea fue asumida por la oligarquía global, quien nos amaestra con la sociedad de la información (sistema educativo neoliberal global “asistemático”), las “tradiciones” imperiales (agresión, saqueo, represión, genocidio), sus dogmas (el mercado y la libre competencia) y valores (la ética del sujeto liberal), en contra de las tradiciones populares, el sistema educativo y los valores de las élites oligárquicas nacionales inclusive.

Salir de este estado de dominación o intentar caminar en esa dirección, requiere de una lucha global de los pueblos contra ese amaestramiento animal universal de l@s human@s.  Los esfuerzos locales nunca tendrán suficiente fuerza para poder acabar con un hecho de potencia universal.  Ese amaestramiento animal camina sobre un conjunto tecnologías, técnicas, estrategias, instituciones, leyes y discursos cuya sinergia supera con creces a los individuos que lo dirigen. Veinticinco años de amaestramiento global intensivo de human@s ha insertado en los pueblos una primera generación o camada de animales humanos de la globalización neoliberal.  Inclusive, el sello de propiedad, o mejor dicho, la marca del rebaño social de la oligarquía global, es portado por l@s human@s como un hecho estético, inadvertido, camuflado como imagen corporativa, moda o sello de calidad; sello de calidad que no es otra cosa que el valor comercial que representan es@s animales human@s en el mercado, como también del valor que es@s animales human@s representan para su propietario ante la oligarquía global.  La estética del marcaje animal de l@s human@s es una moda repotenciada por la revolución bolivariana.  Las banderas y consignas y colores han sido reemplazados por el logotipo corporativo, logos y sellos de propiedad que marcan el rebaño social de alcaldes, gobernadores, ministerios e instituciones del Estado de la revolución bolivariana.  Sellos de propiedad que pasan desapercibidos junto a los de MacDonald, Coca Cola, Graffiti, etc., entre otros muchos sellos de moda que se compran en el mercado o se aceptan como “regalos” o “presentes” corporativos.

La revolución bolivariana, uno de los más potentes proyectos políticos revolucionarios nacionalistas cuya proyección se ha extendido a gran parte de la región latinoamericana, y da pasos en dirección global amenazando con transformarse en revolución social, a pesar de su enorme potencia, el apoyo del pueblo y el control de las instituciones fundamentales del Estado por los revolucionarios, sus iniciativas a menudo quedan atrapadas o paralizadas.  Las grandes iniciativas revolucionarias chocan a menudo con las redes globales que tejió el neoliberalismo en las últimas tres décadas, o caen de manera fácil en  los remolinos de la tradición o en los agujeros negros “revolucionarios” que consumen los recursos, energías y esfuerzos puestos en ellas.  La conducción revolucionaria y el apoyo popular están atravesados, a pesar del esfuerzo la emoción y el deseo, por el amaestramiento animal de la oligarquía global que adiestró a la mayoría de los sujetos revolucionarios y les impide mirar la realidad tal como es, impidiéndoles romper con el entrenamiento de la oligarquía global y sus enseñanzas, romper el lazo umbilical con los “cómo ver” la realidad en los que nos entrena a diario la oligarquía global.

Romper de manera local con ese amaestramiento animal universal posibilitará avanzar con mayor seguridad y consolidar los logros y conquistas de la revolución, con la condición que esa ruptura con el amaestramiento animal de l@s human@s se haga cotidiana y avance junto con todas las propuestas de la revolución bolivariana de manera ininterrumpida hacia la revolución social global.  Esto, a nuestra manera de ver, es lo único que impedirá pelear espacios, conquistar colinas y retomarlas una y otra vez.  Es lo único que de manera definitiva contribuirá a liquidar la ofensiva política de los enemigos de la revolución.  Y también, es lo único que acabará con las más potentes armas de guerra de la contrarrevolución y la oligarquía fascista global: los medios de comunicación social privados y la industria de la información y la comunicación.

La potencia del amaestramiento animal de la sociedad bolivariana se pone de manifiesto hasta en los aspectos más elementales de la vida cotidiana del venezolano.  El liderazgo político ya satisfecho lo manifiesta en la propaganda política de la revolución bolivariana bajo los siguientes eslóganes: “Venezuela ahora es de todos” y “el país ha recobrado la normalidad”.

Para quien no puede ver el grado de amaestramiento animal existente y el que aún continúa realizándose bajo el sistema educativo general de la revolución bolivariana, sujeto a los valores y necesidades de la oligarquía global, no será capaz de ver sino traición del liderazgo y los revolucionarios ante los avatares y paradojas que sufre, impedido de tomar conciencia sobre su propio amaestramiento.

La oligarquía venezolana y sus cipayos no han sido liquidados en todo su poder político, económico, cultural, tecnológico, militar y mediático. La revolución bolivariana disfruta de triunfos en batallas militares, políticas y económicas sobre la oligarquía global y local en una guerra que está en pleno desarrollo y amenaza con radicalizarse a pasos acelerados.

Las más potentes armas de la contrarrevolución, los medios de comunicación social privados, no sólo siguen en sus manos sino que la nueva ley hace más difícil su control, castigo y sometimiento a las normas y las leyes del Estado.  Y de acuerdo con la primera consigna, “Ahora Venezuela es de todos”, la Venezuela revolucionaria también es de ellos, o sea, de nuestros peores enemigos.  La segunda consigna es criminal con la revolución bolivariana, su incorporación como eslogan principal del discurso triunfante de la revolución es una puñalada por la espalda al esfuerzo del pueblo bolivariano.  La revolución es la anormalidad, lo excepcional, la protesta, la denuncia, la muerte de las viejas instituciones y el nacimiento de muchas nuevas, la convulsión política y social llena de la incertidumbre guiada por la necesidad y los intereses de las mayorías explotadas, el movimiento en la incertidumbre siguiendo el esfuerzo de un liderazgo que se debate entre construir un nuevo discurso y nuevas ideas o reformar el viejo discurso y reciclar las caducas ideas.

Aplaudir y llenarse de un banal regocijo con “el regreso del país a la normalidad” es admitir de hecho el triunfo de las viejas ideas, es claudicar en el liderazgo de los esfuerzos de transformación y cambio, es traicionar las esperanzas de la población.  Para la inmensa mayoría de los revolucionarios bolivarianos el eslogan “Ahora Venezuela es de todos” es traición y negociación política (y negocios o negociados económicos) con la oligarquía, sus cipayos y los sicarios del pueblo bolivariano.   De igual manera, “el regreso del país a la normalidad” es el regreso a la vida cotidiana de la IV república, el regreso de la corrupción política y moral, el regreso de la matraca, el regreso de la represión, el regreso del abandono de la población por el Estado y sus instituciones, el regreso de la explotación salvaje, el regreso de las famosas y viejas frases de la burocracia pública “cuánto hay pa´eso” y “no quiero que me den sino que me pongan donde haiga”, el regreso de la colonización imperial salvaje que aún no detiene de manera definitiva su marcha en el interior de la revolución bolivariana.  

Revolución social y colonización imperial son dos potentes movimientos antagónicos que confluyen, combaten y conviven en el espacio vital de la revolución bolivariana sin imponerse de manera definitiva uno a otro, y la potencia de la revolución bolivariana no podrá imponerse a la potencia del movimiento de la oligarquía global sin superar los lastres que arrastra y sin rectificar las deficiencias y errores que repite una y otra vez.  Entre los lastres más dañinos a lanzar por la borda se encuentra el amaestramiento animal del que es víctima, al ser cabalgados todos sus esfuerzos por la oligarquía global a través de todo el sistema educativo (amaestramiento animal de la oligarquía fascista global) formal e informal.  Mientras los valores e intereses de la globalización neoliberal dirijan el movimiento del sistema educativo general de la revolución bolivariana, los esfuerzos realizados en todos los planos se hacen inútiles.  Son esfuerzos que solo se materializan en lo discursivo, a menudo en lo mero mediático.  La Misión Cultura y todas las Misiones educativas de la revolución bolivariana, resultan ser en estas condiciones, el equivalente a una oración o una poesía utilizada para contener y contrarrestar un ataque militar.

Caracas 15 de abril de 2005

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