PDVSA EN BLANCO Y NEGRO
su historia, resultados y el ataque”meritocrático” contra Venezuela

Por Guayú De Falkón
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La autonomía financiera y administrativa de PDVSA diseñada a la medida de las transnacionales, fue usada por los “meritócratas” para construir un Estado paralelo ilegal, dentro del territorio del Estado nación que ocupa la República Bolivariana de Venezuela, al servicio de intereses nacionales e internacionales que, se propusieron destruir la nación venezolana para capturar sus recursos petroleros, rematar la propia PDVSA y quebrar la OPEP con la salida de Venezuela.

El objetivo supremo de este bloqueo naval y ataque al corazón de la economía nacional realizado por la “meritocracia” de PDVSA es:

Desde hace 21 días, la FAN confronta a los agresores internos y sus aliados externos, al lado del gobierno y la mayoría del pueblo, para derrotar de una vez por todas la traición, la conspiración y el sabotaje del Estado ilegal paralelo de los terroristas “meritócratas” de PDVSA y sus patrones y asociados transnacionales.

A tres semanas de confrontar la guerra petrolera de agresión contra el Estado de la República Bolivariana de Venezuela, la situación se presenta en los siguientes términos:

La paralización de la industria petrolera se realizó con:

El terrorismo físico y psicológico aplicado a los trabajadores y familiares de las distintas nóminas que no se plegaron al paro. Con desinformaciones y amenazas terroristas al personal, los meritócratas paralizaron la refinería El Palito.



La historia


Desde los tiempos de Juan Vicente Gómez, los gobiernos permanentemente reclamaron a las concesionarias petroleras mayor participación del Estado, en el reparto del beneficio de un negocio que se lleva a cabo, basado en la existencia de un bien propiedad de la nación que se encuentra bajo el subsuelo de su territorio. La lucha de los gobiernos por una mayor participación del Estado en los beneficios de la explotación petrolera, ha sido una constante a lo largo del siglo XX. Los acontecimientos que vivimos este final de 2002, parecen indicar que a esta disputa le llegó el momento de la batalla final. Así lo demuestran, el intento de destrucción de la nación venezolana que lleva adelante el negocio petrolero de los “meritócratas” de PDVSA, por una parte; y por la otra, la confrontación a ese intento de destruir la nación venezolana, que realizan el gobierno y la FAN de la República Bolivariana de Venezuela apoyados por la movilización de la mayoría del pueblo; mayoría que apoya y defiende la Constitución de 1999 y el proceso de cambios en marcha.

1.- . Durante la crisis petrolera de 1973, en plena guerra fría, los intereses energéticos de occidente encabezados por los EEUU e Inglaterra, comprobaron su extrema dependencia del petróleo para sostener su desarrollo económico; y a la vez, dejaron al descubierto su gran debilidad estratégica para enfrentar un bloqueo mayor de suministros de hidrocarburos como represalia política en el futuro. Con la URRS como rival militar y protectora de los países árabes, los EE.UU. no podían aplicar la Ley del Garrote indiscriminadamente como lo hacen hoy; en aquellos años, hacerlo era imposible.

2.- Ante el despertar del nacionalismo político árabe y el miedo a su expansión al resto de los países de la OPEP, donde participa Venezuela, las grandes transnacionales petroleras que no son dueñas de yacimientos de hidrocarburos, sino que poseen tan solo concesiones para operar, decidieron preparar un cóctel de veneno nacionalizador para enfrentar ese posible peligro: ofrecieron a Venezuela cambiar las condiciones en que se encontraban desde hacía medio siglo, entregando bajo condiciones por ellas establecidas la operación a la nación.

3.- La operación de la industria petrolera no se le entregó a la CVP, Corporación Venezolana del Petróleo, sino que se crearon cuatro operadoras nacionales, las que contrataron la asesoría de las cuatro concesionarias transnacionales que cedieron su concesión de operación a Venezuela. Maraven contrató con la Shell, Llanoven con la Mobil, Meneven con la Gulf y Lagoven con la Exxon. El negocio petrolero que pasó a ser “operado” directamente por Venezuela, en el mismo instante de la firma del traspaso a la nación, se repartió entre las cuatro antiguas concesionarias ahora nacionalizadas. La nacionalización petrolera de Carlos Andrés Pérez, fue una nacionalización cuyos verdaderos beneficiarios fueron las transnacionales. Al poco tiempo de realizada, cuando se le comenzaron a ver los perfiles transnacionales a esa “nacionalización”, el fundador de la OPEP, Juan Pablo Pérez Alfonso, declaró que había sido “una nacionalización chucuta”.

4.- Las transnacionales se aseguraron el control de la producción y los negocios petroleros con su oferta autonacionalizadora, mediante cuatro condiciones para ceder la operación:

5.- Desde 1975 hasta el año 2002, el manejo de PDVSA por los “meritocráticos”, puestos allí como los Caballos de Troya de las concesionarias extranjeras transnacionales, dejó como saldo de sus políticas luego de la “nacionalización”, la reversión total de los resultados del negocio petrolero en contra del Estado venezolano:


Incorporación de los yacimientos de hidrocarburos
del Arco Andino Amazónico a las estrategias
energéticas de la geopolítica mundial


El desarrollo occidental depende cada día más del consumo de energía. La energía sobre la que está basado el crecimiento sostenido de los países industrializados se basa en el petróleo. El mayor consumidor de petróleo es EE.UU. Con un 5% de la población mundial, consume actualmente el 25% de toda la energía petrolera que se produce en el planeta. Según un informe de George W. Bush del año 2001, los EE.UU. importarán dentro de 20 años, 8 de cada 10 barriles del petróleo que consumirá. La necesidad de energía petrolera los obliga a buscarla donde esta se encuentre, al costo que consideren pagar; ya sea éste último un costo ético u moral, o un costo pagado en vidas humanas propias o ajenas.

El subsuelo de los países bolivarianos es un lago de petróleo y gas que abarca desde Bolivia hasta Trinidad. Concentra el 50% de las reservas existentes de hidrocarburos del planeta. Venezuela concentra casi el 70% de los yacimientos de hidrocarburos del Arco Andino Amazónico; y además, Venezuela es el país con mayores reservas de petróleo convencional y no convencional.

Esta realidad energética, calculada su utilidad en un dólar por barril de crudo, representa mil millones de millones de dólares que descansan bajo nuestro subsuelo, lo que nos convierte junto con los demás países bolivarianos en blanco de las estrategias de la geopolítica energética mundial. Afrontamos graves riesgos de ser arrastrados por los intereses transnacionales petroleros a dinámicas perversas; tan perversas como a las que han sido sometidas las otras dos zonas petroleras del planeta: el Medio Oriente desde hace cincuenta años con la creación del Estado de Israel, y el Asia Central desde hace dos décadas con la invasión Soviética a Afganistán y su bombardeo más tarde por los EE.UU.

La realidad de esta dinámica geopolítica nos involucra ¡nos guste o no! No depende de nuestra decisión voluntaria no involucrarnos; estamos involucrados a pesar de que no queramos.

Fuera de ese peligro externo que nos amenaza, confrontamos un peligro interno que intenta debilitarnos, para convertirnos en fáciles víctimas de la dinámica de la estrategia de la geopolítica mundial. El conflicto que vivimos lo desató un peligro interno, nacional, venezolano, que amenaza nuestra existencia como sociedad y atenta contra nuestra soberanía. Este conflicto que nos ha obligado a confrontarlo y que nosotros no desatamos ¡estamos obligados a derrotarlo!

La manera en que mejor podemos resistir los ataques de las estrategias energéticas transnacionales, es unir a todo el pueblo venezolano y a todos los pueblos latinoamericanos o bolivarianos por encima de sus diferencias. Y para enfrentar con éxito las amenazas externas, tenemos que derrotar definitivamente lo peligros de las amenazas internas; mucho más cuando pueden ser utilizadas para beneficiar a las perversas estrategias energéticas mundiales.

Se intenta crear un ambiente similar al del Medio Oriente y el Asia Central, intentando traer el caos y desatar conflagraciones internas y externas que beneficien a los intereses transnacionales de la geopolítica energética mundial. Y estos peligros externos, no lo podremos enfrentar con posibilidades de éxito sin derrotar las amenazas internas.

El plan Colombia, es una de las amenazas externas de las estrategias de la geopolítica energética mundial que intenta arrebatarnos el petróleo. Los seis mil millones de dólares invertidos en el Plan Colombia, no son para combatir a la guerrilla colombiana y al narcotráfico, sino para controlar los yacimientos petroleros de Venezuela. Se trata de hacer del Estado colombiano, un gendarme que realice en América Latina el papel que cumple el Estado de Israel en el Medio Oriente.


Caracas, 31 de diciembre de 2002

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