Pensando Mal (de manera racional)

Por Guayú De Falkón
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Cuando razonamos los problemas no resueltos en el campo de las comunicaciones bolivarianas, por lo general los atribuimos a la ineficiencia, incapacidad, carencia de conocimientos, falta de talento, conspiración de la V columna, o influencias de las políticas comunicacionales e informativas bolivarianas por agencias de inteligencia de los enemigos de la revolución.  Esto incluye al que realiza esta reflexión, quien actuando de manera propositiva per se (de manera automática, inconsciente) cuando realizamos el razonamiento (negativo) correspondiente, para develar una mala intencionalidad consciente, en los argumentos que presentamos en los trabajos públicos, todo esto, lo descartamos.

En la mayoría de los ensayos que aluden a los problemas de la comunicación e información bolivariana, se descarta de plano la existencia de una mala intencionalidad planificada; pero creemos que constituye un signo positivo, una contribución al análisis general, exponer las dudas metódicas negativas que se presentan durante el razonamiento.  En este trabajo lo haremos.  Nuestras dudas las sembraremos en el escenario de confrontación en que nos encontramos.   Lo haremos sobre lo que podría configurarse como: una “errónea” o una actuación premeditada y mal intencionada en el tratamiento y solución del problema de la comunicación e información bolivariana.

La comunicación de la dominación, el uso de la información manipulada y de la propaganda por las elites de los imperios de turno, aplicada contra sus propios pueblos y los de los países subordinados o colonizados, con total impunidad, durante más de doscientos años, ha producido sociedades (pueblos) a la medida del sistema de explotación capitalista y del socialismo real.   La historia del origen de los mecanismos de la comunicación de la dominación, ha contado con poca difusión, está excluida de los contenidos curriculares de las academias “universitarias” de los países pobres; como también está excluida de las academias de los países ricos donde se “educan” sus propios pobres y subordinados.

Noam Chomsky fue quién corrió, con mayor fuerza que otros, el velo que encubría los fundamentos de la estrategia de dominación implantada por las élites del Estado moderno, poniendo al completo descubierto el cómo y el por qué de las técnicas, tecnologías y propósitos de la comunicación de la dominación, de manera irrefutable.  Este científico estadounidense es el más grande sistematizador de la información y comunicación en el seno del imperio neoliberal: los EEUU.  Es uno de los escasos hombres de ciencia que ha tenido acceso a los documentos oficiales del proceso constitucional estadounidense.  Chomsky, como conclusión de sus investigaciones, denunció que: la élite económica y política estadounidense en el poder en la época de la independencia, ante la imposibilidad de oponerse a la instalación del sistema democrático parlamentario, ni al derecho universal al voto (masculino), tomó medidas para que los ignorantes no se hicieran del poder.

Este grosero argumento racista de la clase dominante estadounidense, es el que abrió paso a la elección de segundo grado que impide el voto directo y secreto para elegir gobernantes.  Este mecanismo legal de dominación fue reforzado en el Siglo XX con la incorporación de la propaganda y la desinformación científica.  Como ejemplo de lo último, Chomsky revela cómo la élite estadounidense manipuló a los intelectuales de ese país, todos amantes de la paz, quienes luego de una brutal campaña de propaganda, de tan solo unos meses, se convirtieron en perros rabiosos, exigiendo que los EE.UU. se involucrara en la Primera Guerra Mundial, para salvar a Inglaterra de los asesinos alemanes. Al mismo tiempo, nos revela cómo héroes demócratas estadounidenses, han sido desaparecidos de la historia y los registros públicos, a través de una premeditada campaña de desinformación y el control de la información y la comunicación pública.

A lo develado por Chomsky, nosotros agregamos que los mecanismos de la comunicación de la dominación, siempre se han utilizado ocultos en el sistema educativo público.  El diseño del sistema de instrucción pública que derivó de la Revolución Francesa, durante la discusión que se llevó a cabo en torno a él, presentó argumentos similares a los estadounidenses para conservar el poder de las élites.  El sistema educativo público construido bajo el lema “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, sistema adoptado en casi la totalidad de Latinoamérica, tiene como fundamental propósito de su razón de ser, producir “ciudadanos” subordinados de manera planificada.   Los argumentos y parte de la discusión realizada en torno a su creación, fueron expuestos en la revista de educación mejicana de Baja California Expresión Magisterial, en el trabajo “los exámenes escolares causan daños irreversibles al cerebro”, reproducido en parte en la dirección electrónica http://koinsijub.go.to

Lo anterior nos atormenta cuando sus derivaciones las incorporamos al análisis profundo.  En el momento en que nos vemos obligados a considerar la intencionalidad mal sana, como origen de las dificultades de la comunicación e información bolivariana, no podemos dejar de padecer una pequeña crisis. Crisis que se exterioriza, por lo general, en aseveraciones y conclusiones fuertes, desesperadas, que no van acompañadas de argumentos fáciles de ser digeridos por el receptor de los trabajos.  Este último está obligado a creer o no creer.

La domesticación a la que hemos sido sometidos de manera planificada durante dos siglos, no permite incorporar las consecuencias de ese hecho al debate y reflexión racional, por el gran desconocimiento general que existe sobre el tema.  Se actúa y se piensa dentro de límites preestablecidos.

Un ejemplo de la subordinación y domesticación a la que hemos sido sometidos, se puede ver al detenerse para apreciar el comportamiento cotidiano de los más furibundos enemigos del neoliberalismo y su mercado. Sin darse cuenta y sintiendo gran satisfacción, abnegados padres “revolucionarios” reproducen año tras año el darwinismo social del libre mercado, la oferta y la demanda, en sus propios hogares, al enseñar a sus hijos a practicar la Ley de la selva.  Más aún, celebran con alegría este hecho, inclusive, participan de la práctica de la ley del más fuerte.  Esto se realiza sin conciencia de ello.  Hacerlo es parte de una práctica socialmente establecida: Romper la Piñata. 

Sin darse cuenta, los “revolucionarios” antisistema siguiendo la “inocente” tradición familiar, reproducen uno de los tantos sutiles mecanismos que reproducen la lógica del sistema que dicen combatir. 

Una Piñata no es diferente a una pelea de perros callejeros que se disputan una presa.  Agarrar juguetes y caramelos cuando caen al piso, enfrenta a niños grandes contra niños pequeños, e incluso contra las madres de estos últimos, las que se lanzan al piso a disputar a los niños más grandes juguetes y caramelos para sus pequeños.  Al final, luego de despedazar la piñata y cuando no queda nada en el piso, sin pensar lo que significa en la formación del niño, los padres se ríen de todo lo ocurrido y lo celebran.  Más tarde, esos mismos padres “revolucionarios” no entienden por qué sus hijos son individualistas, poco sociales, consumistas, egoístas y proclives a reproducir y dar continuidad al sistema.

Lo anterior, es producto de una estrategia de dominación.   La utilización de la educación y la comunicación de la dominación, ha hecho de la capacidad de subversión intelectual de los “ciudadanos”, una cualidad que se “desarrolla” en un marco de ideas que no superan los límites mínimos y máximos preestablecidos por los dominadores.  Esta estrategia de dominación ha sido aplicada por las elites gobernantes desde hace más de 200 años.   La conciencia de ello nos obliga a interrogar  ¿tiene conciencia de ello la élite bolivariana?    El liderazgo bolivariano ¿estará preso de la enseñaza de la elite cosmopolita y neoliberal cuando toma de decisiones respecto a la comunicación?  Y junto a lo anterior, nos hacernos la odiosa pregunta ¿tendrá conciencia de todo esto el liderazgo bolivariano, y nada hacen ni harán para superar el problema, porque requieren mantener el uso del mecanismo de dominación social existente?  ¿Será por eso que ruegan a la oposición para que su actuación comunicacional sea democrática?  De ser esto así, los problemas comunicacionales no serían tales, sino la expresión de un propósito, de una política.

Parodiando lo que a todas luces resulta algo obvio, pudiéramos afirmar que hoy, en cualquier manual de cortapalos se puede apreciar que los medios de comunicación son, entre otras cosas, nuevas armas de guerra.

Hemos dicho en el trabajo ”La Riña con la Racionalidad en la V República”, publicado en http://members/fortunecity.es/guayu/la_ri.htm, que el Comandante de la Revolución Bolivariana está obligado a incorporar en su conocimiento estratégico, la noción de los medios de comunicación como armas de guerra.  Esta proposición imperativa, la hicimos producto de la enseñanza propositiva recibida y acumulada en el tiempo.   Pero ¿qué pasaría si el Comandante y el resto del liderazgo conocieran todo lo aquí reflexionado, actuando con plena conciencia de sus resultados y a pesar de ellos?  ¿Cómo enfrentar una práctica mecánica de los aprendizajes de dominación de élite para manejar la gobernabilidad, asimilados por el liderazgo de la revolución bolivariana?  Y en el peor de los casos ¿qué hacer si el liderazgo no desea o no le interesa cambiar el fondo de problema estructural del Estado: la dominación?

Hasta ahora, quienes reflexionamos, esto último lo hemos considerado tal como el propio comandante, mediáticamente, nos lo ha enseñado en Aló Presidente: un supuesto negado; por lo menos en lo que respecta al Comandante.  Pero la duda nos retumba en el subconsciente cuando el liderazgo dice una cosa y hace otra.   ¿Cómo impedir la interrogante a un individuo que razona la situación de manera científica, o intenta hacerlo de manera honesta de acuerdo con sus conocimientos -lo que deja abierta la posibilidad de equivocarse-, cuando observa día a día que las palabras, en aspectos fundamentales, no concuerdan con los hechos políticos y económicos que la revolución bolivariana se propone superar?

Cómo puede pensar un intelectual honesto, de toda una política que sólo premia como héroes de la batalla de noviembre del 2002 a militares, trabajadores petroleros, dirigentes políticos y al pueblo que se sumó al rescate de las instalaciones petroleras, la producción de crudo y el transporte de gasolina; y no se consideró a los excluidos sociales, en su mayoría chavistas, que dieron la gran batalla para suministrar a la población alimentos, materiales y enseres de todo tipo, impidiendo que el paro empresarial se materializara en la imagen mediática, cubriendo con su masiva actividad las santamarías cerradas del comercio golpista: LOS BUHONEROS.  Sin ellos en las calles, el transporte público hubiera tenido que parar o mostrar sus asientos vacíos, lo que hubiera tenido un fuerte impacto en la psicología social.  Propósito que se trazó la guerra mediática golpista.

Pero ¿no incorporar a los buhoneros en las condecoraciones fue un olvido o es parte de una política o preconcepciones prejuiciosas de la elite actual? Tenemos la obligación de hacernos esta y muchas otras preguntas, sobre todo en lo que respecta al tema del petróleo. 

 La explotación, extracción, producción, refinación, comercialización y venta del crudo constituyen el sueldo de Venezuela; por lo tanto, el tema petrolero es un asunto que incumbe a todos, desde el más humilde indígena o campesino, hasta el más connotado líder de la nación bolivariana.

Caracas, noviembre de 2003

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