De Santa Inés en tiempos de Zamora
a Santa Inés en tiempos de Chávez
Por Guayú De Falkón
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La unidad histórica de los objetivos de redención popular buscados por ambos líderes populares, Zamora y Chávez, se conjugan y se encuentran en el tiempo.  Combatiendo a los mismos enemigos en diferente espacio-tiempo, Chávez tiene la ventaja de la experiencia acumulada.  Lo demás, escenarios y combatientes son cualitativamente distintos, aunque el fondo de la disputa es el mismo: el enfrentamiento por el derecho a una vida de bienestar para todos los venezolanos que lleva adelante el pueblo y la revolución bolivariana contra la explotación, la represión, el saqueo y los groseros privilegios de la oligarquía y los intereses de los EE.UU.

 

Simón Rodríguez es un elemento importante para recordar en este instante, y junto él, la experiencia acumulada de la lucha de los pueblos latinoamericanos y el expediente de la represión del imperio y la oligarquía.

 

De Simón Rodríguez nos importa una sólo concepto de su famosa y trajinada sentencia "inventamos o erramos".  Proponemos quedamos para la Campaña de Santa Inés que tenemos por delante, con la propuesta "inventamos", porque hoy tenemos que ser originales para dar esta batalla; aún conociendo que el escenario principal ya está determinado, junto con las demás reglas formales para la lucha electoral.

 

Hacemos énfasis sobre el concepto porque su repetición a lo largo del tiempo, lo ha desfasado de la real intencionalidad de la propuesta de Rodríguez, falseado o incomprendido por historiadores, políticos y académicos.  Su objetivo real era manifestar que si no se inventaba se perdería el esfuerzo, se erraba.  Simón Rodríguez nos advertía que nos equivocábamos fatalmente al no inventar nuestro propio sistema de gobierno y copiar modelos ajenos a nuestra realidad.  La traducción de la frase más común conocida por los venezolanos, es interpretada como la búsqueda de soluciones que sigue el camino del error hasta construir o conseguir el acierto.  Simón Rodríguez no propuso nada de eso.  ¡Nos advirtió que era el momento de inventar! Advirtió que de no hacerlo fracasaba la construcción de la República. "Inventamos o errarnos".   No inventamos y erramos.   El modelo de gobierno y nación escogido no benefició al pueblo, sino a la oligarquía y al imperio estadounidense.

 

Hoy el Presidente Chávez nos puso en el camino de la invención, y en este instante tenemos que inventar para derrotar a nuestros enemigos.  En Santa Inés se derrotó militarmente a la oligarquía; pero el pueblo triunfante salió inmediatamente derrotado, su esfuerzo se perdió.  Al final la oligarquía volvió a triunfar. El pueblo tiene que inventar para que el escenario tras la Guerra Federal no se vuelva a repetir.  Santa Inés es un escenario donde el pueblo ganó y perdió al mismo tiempo, quedando luego de una cruenta guerra, en peores condiciones que antes de la contienda. Triunfó el federalismo perdió el pueblo y ganó al final la oligarquía.

 

Esta vez, tenemos que asegurarnos que tras la nueva Campaña de Santa Inés, esta vez de verdad gane el pueblo. Hay muchos "dirigentes bolivarianos" que ya obtuvieron la satisfacción de sus máximas aspiraciones revolucionarias, entre ellas, obtener espacios de poder, privilegios económicos y bienes de fortuna producto de la corrupción y malversación de dineros públicos; poder, privilegios, dinero y bienes que sólo podrán disfrutar si destruyen la revolución bolivariana. Y como en la Santa Inés de Zamora, este momento es crucial para la acción de la 5ta columna y el salto de la talanquera.  Los "bolivarianos" que llevan la revolución en los labios de la demagogia y en la cuenta bancaria y tarjeta de crédito, tienen la oportunidad de dar el brinco y pasar a las filas enemigas sí pueden o les permitimos hacerlo.  Nadie roba dinero y bienes de fortuna para guardarlos bajo el piso hasta la muerte.  Hay que vigilar los movimientos de estos "bolivarianos" bien conocidos por el pueblo revolucionario.

 

Las Misiones representan un incipiente modelo de organización popular eficaz que tiene que ser reforzado con la invención de nuevos modelos de organización popular.  Seguir el ejemplo de las misiones en la nueva Campaña de Santa Inés puede contribuir a nuestro triunfo orgánico sobre la oligarquía y el imperio estadounidense.  Con la organización popular natural actual (anarquía y desorganización en el interior de las mismas) guiados por Chávez le ganamos a los enemigos internos aún si ellos no respetan las reglas.  Pero luego de agosto, esa misma organización, si no se supera, no bastará para resistir y evitar que el ataque directo del imperio afecte de manera considerable a la revolución bolivariana.

 

Peligros y oportunidades de la Campaña de Santa Inés y la Misión Florentino

 

Nuestro enemigo es el imperio estadounidense, cuyas divisiones de avanzada son encabezadas por la oligarquía bancaria, los monopolios y corporaciones privadas transnacionales, los medios de comunicación, las ONGs neoliberales, las instituciones de la IV República, la iglesia corporativa transnacional y los sicarios paramilitares importados.

 

La guerra política y económica en desarrollo está representada por el enfrentamiento entre Bush y la oligarquía contra el Presidente Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana.  Guerra que pasa por la batalla del referéndum revocatorio-reafirmatorio del 15 de agosto venidero.  En teoría, el pueblo bolivariano tiene ganada la batalla electoral.  Es la mayoría contra la minoría que respalda a la oposición.  Pero quienes conocemos a la oligarquía y al monstruo del imperio, hemos aprendido que este último ni pelea limpio ni cumple las reglas, sino que las burla, destruye y corrompe cuando le da la gana.

 

Tenemos que tomar medidas para proteger la revolución y sus logros.  No podemos exponemos sin tener cuidado.  La intromisión paramilitar nos debe poner a reflexionar más allá de los resultados y lecturas que se han hecho sobre el desmantelamiento del campamento paramilitar de Baruta.   No podemos dejar la vigilancia, control y seguimiento del hecho solamente a las instituciones formales.  El pueblo debe seguir Ojo Pelao.  El camino hacia el referéndum está lleno de peligros y también presenta algunas oportunidades.  Según nuestra visión, algunos peligros y oportunidades que divisamos los pondremos en la mesa de discusión para su evaluación por el colectivo revolucionario.  Con esto no creemos hacerle un servicio a la CIA ni a la oligarquía.  Ellos tienen la capacidad y el poder para mandar a realizar miles de profundos análisis.  El enfrentamiento a los monopolios del software lo hizo un colectivo haciendo públicos los descubrimientos y llevando al debate abierto las políticas a implementar.  Aprehendamos la experiencia del colectivo alternativo del proyecto GNU/Linux que inflinge derrotas día a día al poder del monopolio MICROSOFT y sus socios imperiales.

 

El peligro mayor que enfrentamos en el plano del ataque y enfrentamiento violento a la revolución bolivariana, lo constituye en lo inmediato la acción paramilitar, seguida de una intervención militar directa de los EE.UU.

 

A continuación proponemos elementos que considerarnos necesario vigilar y exponer al debate público relativos a la protección de la revolución bolivariana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Algunas oportunidades que presenta la ocasión:

 

Depurar el Estado.- Esto puede ir acompañado de una depuración de las organizaciones populares y la dirección política de la revolución bolivariana, limpiando de saboteadores, vividores de oficio, 5ta columnas y malos revolucionarios.

 

Aprender a vigilar.- Proteger la revolución bolivariana en medio de un accionar planificado y rindiendo cuentas sobre la ejecución de la cuota parte del plan que corresponde a cada cual.  Esto es una barrera a la acción encubierta de la 5ta columna.

 

Primera batalla de la Campaña de Santa Inés.-  Realización de un gran Acto de Redención y Justicia social. Cancelar la deuda social acumulada por el sistema de administración de injusticia (Poder Judicial) aún existente y ampliar las bases que soportan en última instancia la revolución bolivariana: el apoyo masivo del pueblo pobre, hasta ayer totalmente marginado y excluido del bienestar social y la protección del Estado.  Es en este sector social donde se ensañó la injusticia de la oligarquía, el puntofijismo y el imperio neoliberal: el ajusticiamiento impune y masivo del pueblo por el sistema de injusticia puntofijista oligarca y neoliberal todavía existente: El poder judicial.   Creemos que esta es la oportunidad para realizar un acto de justicia macro de parte del Estado y del gobierno revolucionario.  No se puede construir y Refundar una V República que exhiba un sistema de administración de justicia y su edificio jurídico, levantados sobre la enorme injusticia acumulada por el sistema de represión judicial, levantados sobre el dolor y el sufrimiento continuo de miles y miles de compatriotas víctimas de la exclusión social.   Se impone un decreto de amnistía para la mayoría de los delitos cometidos por la población penal, procesada o con procedimientos de captura policial, que no pongan en grave riesgo a la sociedad.  E igualmente, establecer un programa masivo de reeducación e inserción social para quienes hayan cometido delitos graves, quienes también merecen una nueva oportunidad de renacer como un ser social con la ayuda de la revolución bolivariana. Pintar cárceles y crear cooperativas entre los presos es una acción que no elimina de raíz la carga de odio a la Ley que genera el peso de la injusticia reinante.

 

Segunda batalla de la Campaña de Santa Inés.- Liberación de cargos e indulto a quienes trabajando en la Administración Pública hayan cometido delitos menores o sean cómplices de delitos mayores como subalternos de altos funcionarios corruptos.  Creemos que así se acabará con las mafias y gran parte de la 5ta columna.

 

El por qué la Primera Batalla de la Campaña de Santa Inés

 

La injusticia y discrecionalidad en la utilización de la represión policial ha dejado cientos de miles de víctimas de las políticas de aquellos que asaltaron y saquearon el Estado en los últimos 50 años.  Estos asaltantes y delincuentes comunes habituales de cuello blanco y corbata, no han tenido ni tendrán, la mayoría de ellos, acusadores que los condenen y envíen a prisión.  Pero ellos sí se ensartaron aplicando todo el peso de la Ley a discreción, a todo aquel que la infringió sin oportunidad de hacer otra cosa, presionado por las situaciones a que lo condujeron las políticas del puntofijismo, la oligarquía y el imperio neoliberal; o por el contrario, fue inculpado a capricho por el poder de turno que le aplicó la famosa "Ley de vagos y maleantes" que se ensañó con miles de hombres y mujeres a quienes se les expropiaron sus esperanzas y el porvenir.

 

La revolución bolivariana no puede ni debe olvidar que aún existen miles y miles de víctimas del Retén de Catia, entre otros, que esperan su rescate social.  Ellos necesitan ser redimidos.

 

Hasta ahora la revolución bolivariana no ha tocado el nervio central del poder autocrático de la oligarquía, el puntofijismo y el imperialismo neoliberal: El sistema de Administración de Justicia.  Todo aquel que ha infringido la Ley está condenado por el sistema judicial imperante a su completa execración social, sin oportunidades, depredado y perseguido por un sistema policial que ha hecho de la represión discrecional una industria para su propio beneficio, arrinconando y convirtiendo a sus víctimas en bestias que descargan su odio contra el resto de la sociedad; y esto no ha cambiado en seis años del gobierno de Hugo Chávez, donde la impunidad de quienes han cometido delitos graves contra la Nación, incluyendo el golpe de Estado de Abril de 2002, es una muestra de la justicia racial y de clase existente.

 

Son cientos de miles de ciudadanos, la mayoría de ellos completamente excluidos, los perseguidos por el sistema de administración de injusticia y ajusticiamiento aún existente.  Estos necesitan una oportunidad real de redención, administración de justicia e inclusión social.  Sus expedientes pendientes o en trámites en los cuerpos policiales y en los tribunales de la justicia neoliberal, o dicho de manera, en el libre mercado de injusticia existente, sólo sirven de justificación para la corrupción, la exigencia de pagos o cobro de prebendas para la acción judicial y la investigación policial, corrupción sustentada por la acumulación de expedientes de la injusticia puntofijista usados como excusas para exigir pagos y prebendas a cambio de una rápida acción.

 

La carrera de ajusticiamiento que llevan adelante los tribunales en nombre de la regularización de la producción de sentencias, con cuadros estadísticos del número de ajusticiamientos (sentencias) realizados cada mes, a lo que denominan normalización de la administración de justicia, es en la inmensa mayoría de los casos la más oprobioso, injusta e infame  injusticia La ciencia jurídica, los ojos de la conciencia y la razón, se venda la vista para no involucrarse y actuar.  No es posible ver el desarrollo judicial existente de otra manera a la que se presenta: un ajusticiamiento masivo, sobre todo en lo que concierne a sentencias sobre infracciones a la Ley cometidos por los sectores sociales más excluidos.

 

Refundar la República incluye considerar la idea de liberar de cargos punibles una gran cantidad de infracciones a la Ley cometidos por el pueblo, ya que los delitos cometidos, inclusive con mayor frecuencia, por los sectores sociales privilegiados con total impunidad por espacio de más de 50 años, de manera impune y mafiosa, nunca tendrán castigo ni acusadores de ningún tipo.  Quienes se robaron el bienestar social de la población por 50 años y más, y abandonaron a la mayoría de la sociedad a su propia suerte, nunca pagarán por ello.  La inmensa mayoría de ellos están en las filas de la oposición política, continúan delinquiendo, ahora conspiran, ponen bombas en embajadas, asesinan en manifestaciones, organizan y financian golpes de Estado y guarimbas; y la inmensa mayoría de ellos siguen libres y actúan con total impunidad.  Esto, sin dejar de recordar que fue el propio Presidente Chávez quien el 13 de abril de 2002 fue piadoso con sus enemigos; con los enemigos de la revolución bolivariana y del pueblo. Un acto similar es miles de veces más justificado, y a la vez, necesitado por miles y miles de compatriotas humildes excluidos.

 

En este sentido, en cuanto al fondo del profundo problema de la injusticia, la reparación del daño que el ensañamiento y abuso de autoridad de las mafias políticas, económicas, policiales y militares que secuestraron el Estado realizaron contra la población venezolana, sobre todo la más indefensa, no ha sido ni remediado ni cancelado.  Esa deuda está igual que el día en que el Presidente Hugo Chávez tomó el poder.  Las misiones, con todo su contenido de justicia social, aparecen como un paño de agua tibia, como asistencialismo, como un gesto de solidaridad con los más débiles por quienes hoy ejercen el poder, ante la realidad de una injusticia judicial acumulada que sigue igual que antes y mucho peor en algunos casos.  El poder judicial es y sigue siendo la mayor expresión del control y el poder que la oligarquía, el puntofijismo y el imperio tienen sobre toda la sociedad venezolana.

 

Es increíble ver hasta que punto el amaestramiento social que realizó la escuela pública y la universidad, naturalizó la aceptación de la injusticia y discrecionalidad del poder judicial y la represión policial racista existente.  Es normal aceptar la alcabala, el cateo y la redada discrecional de cualquier policía a toda hora; así como es natural aceptar que la escuela y la tradición familiar, a través de romper la piñata, condicionen desde niño a todo el mundo a practicar la ley de la selva, el darwinismo social.

 

La revolución bolivariana que dirige el Presidente Chávez, hasta ahora, ha desperdiciado la oportunidad de realizar un acto de justicia que reivindique al Estado y le arranque a la administración de injusticia, el mercado libre y neoliberal de injusticias existente; y a la vez, de igual manera, le arranque a los cuerpos policiales y policías corruptos, el control y poder de ajusticiamiento social v racial que ejercen a diario, en nombre de la Ley y la Justicia, sobre los Juan Bimba y su prole: el pueblo pobre más necesitado, la inmensa mayoría de los venezolanos.

 

La Campaña de Santa Inés presenta el momento preciso para ampliar la base social que defienda la revolución bolivariana de la agresión de la oligarquía, el puntofijismo y e1 imperio neoliberal y sus secuaces.  Es el momento preciso de un decreto presidencial que libere de cargos y la persecución policial y judicial racial a cientos de miles de personas que, no han sido más que víctimas de un sistema de exclusión social masiva que todavía se ensaña con ellos desde el poder judicial y la represión policial.  Una Ley de Amnistía para la inmensa mayoría de los delitos que no ponen en riesgo a la sociedad se impone como un acto de verdadera justicia.  Hacerlo forma parte de la iniciativa presidencial.

 

Con el cuidado de impedir que tal como sucedió con el COPP, esta acción no se convierta en fuente de corrupción judicial y policial, otorgando a las mafias de la administración de injusticias la oportunidad de volver a hacer de ello una industria de impunidad, tal acción ayudada a descongestionar las cárceles, y a la vez, disminuir la fuente de corrupción que representa un sistema policial y judicial con miles de expedientes producto de una política de exclusión social masiva.

 

Gran parte del mal funcionamiento de las investigaciones v el cumplimiento de las funciones normales del sistema judicial y policial, son interrumpidas por la carga de expedientes e investigaciones existentes pendientes, y la necesidad de las víctimas de obtener respuestas y acciones.  Esto ha contribuido a convertir el sistema de administración de justicia en un libre mercado de injusticias.  Quién tiene dinero, si es culpable evade la justicia corrompiendo jueces y funcionarios policiales; y si es una víctima, ajusticia a su victimario corrompiendo de igual manera a jueces y policías, sobre todo si su victimario es un Juan Bimba.

 

El sistema de exclusión social existente que la revolución bolivariana intenta cambiar, tiene entre sus cadenas y pilares ocultos, la visión racial del blanco rico, bueno y bonito, y la visión del negro e indio pobre, malo y feo, cinceladas en lo profundo de la conciencia social por la oligarquía y su sistema de amaestramiento social masivo, que han realizado y aún realizan sus propagandistas disfrazados de maestros, docentes y comunicadores sociales en la propia V República, desde la escuela pública y privada, universidades y medios de comunicación social.

 

Una ley de amnistía para la mayoría de las víctimas del sistema de administración de injusticias de la oligarquía, la represión policial del puntofijismo y el imperio neoliberal, es ganar la primera batalla en la Campaña de Santa Inés, el camino del tránsito hacia la redención y liberación total del pueblo venezolano de las garras de la oligarquía, el puntofijismo y el imperialismo neoliberal estadounidense.

 

Por qué la 2da Batalla de Santa Inés

 

La 2da batalla de la Campaña de Santa Inés es la liberación de los cargos por delitos menores continuos y masivos en la administración pública y en todo el aparato del Estado, que hace que los grandes corruptos y depredadores del Estado sometan bajo el chantaje y la amenaza del “rabo de paja” a quienes, éstos, convirtieron en delincuentes menores con la política de cerrar los ojos y dejar pasar.  Política que les permite realizar enormes estafas continuas contra el Estado, amenazando con arrastrar a la cárcel a quienes sustraen papel, lapiceros, papel de baño y jabones si se atreven a denunciarlos.

 

Liberar a quienes esperan una oportunidad para liberarse de la esclavitud que representa la amenaza de la cárcel si hablan o se atreven a denunciar, contribuirá a liquidar gran parte de las mafias y de la 5ta columna, quienes roban, estafan y conspiran impunemente contra el Estado.  Los procedimientos del fraude y robo masivo contra el Estado, así como la composición de las mafias, quedarán al descubierto por la colaboración de muchos arrepentidos que hoy, bajo la amenaza de cárcel que pende sobre ellos, están impedidos de denunciar todo lo que conocen desde hace años, y que muchos están dispuestos a contribuir a desmantelar.  Dar este paso es un gran golpe a las bases de apoyo dentro del Estado a la 5ta columna.  Es otra batalla a ganar en la Campaña de Santa Inés.


Caracas 09 de junio de 2004

 

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