Acerca de los supuestos negados y los hechos consumados
en un mundo con olor a cambios

Por Guayú De Falkón
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Detrás de los eufemismos de la "razón de Estado" y del respeto a los acuerdos establecidos con el "nuevo mejor amigo", no sólo huele a Azufre, sino que además de apestar a mierda, también huele a traición.

 

Dura la última palabra, afilada como un cristal de hielo, pero concreta, definitiva y transparente como el agua clara. Su significado duele. El concepto es.

 

Accediendo en la red a cientos de artículos referidos a las canallas acciones relacionadas con Joaquín Pérez Becerra y Julián Conrado, acudían a mi mente una y otra vez las palabras del octagenario científico, ingeniero social e inventor estadounidense Jaques Fresco, quien refiriéndose al actual estado de descomposición económico, social, ético y político del mundo, clamó "esta mierda se tiene que acabar".(1)

 

De él aprendí algo de lo cual casi nadie habla, la inutilidad del lenguaje social para llegar a ninguna parte, ni tampoco acordar nada. Las palabras y conceptos del lenguaje social no permiten llegar a ninguna conclusión definitiva, porque los conceptos con los cuales dizque nos comunicamos, son interpretativos. Esto quiere decir que las palabras o conceptos que usamos significan para cada quien, lo que este o esta quiere o quiera que signifiquen. Y además, en lugar de establecer vínculos de comunicación con el otro mediante el lenguaje, unos a otros nos lanzamos conceptos y significados que a los demás poco o nada importan, porque cada quien los recibe y valora de acuerdo a sus propios significados.

 

Son muy pocos los conceptos del lenguaje social que no dejan lugar a duda alguna sobre lo que se quiere decir con ellos; a saber, entre ellos están muerte, vida y traición, conceptos de sólido significado.

 

El gran problema de transformar la sociedad está en primer lugar en el lenguaje que usamos para cambiarla. El cambio nunca significará lo mismo para todos, por más esfuerzo que realicemos para que ello sea así. Este lenguaje que usamos no permite ponernos de acuerdo en casi nada. Los consensos nunca llegan a ser acuerdos sino sometimientos, avasallamiento del otro o sometimiento al otro, pero nunca acuerdos producto de la reflexión y el debate de argumentos, porque los debates y reflexiones alcanzados mediante el actual lenguaje social interpretativo no permiten llegar a ningún acuerdo creíble, serio o duradero.

 

Los 50 años de Naciones Unidas son la mayor prueba de lo que más arriba afirmamos. ¿Qué significan para los diferentes pueblos del mundo la Declaración de los Derechos Humanos, la soberanía e independencia política y la no intervención en los asuntos internos de cada país?

 

Liberales y demócratas tienen 150 años sin ponerse de acuerdo en lo que significa la democracia, la igualdad, el derecho y la justicia; socialistas y comunistas tienen la misma cantidad de años sin ponerse de acuerdo sobre qué es el socialismo, el comunismo, el derecho y la democracia. Ni que decir de las religiones, sólo la católica interpretando las escrituras se ha dividido en varios miles de parcelas. Y nunca llegarán a ningún acuerdo, porque con el lenguaje social actual se construyen cuando mucho, esperanzas, ilusiones,  castillos en el aire; o poesías cuando se le da al lenguaje social un uso artístico, su mejor uso.

 

Los 11 años de revolución bolivariana, ni otros 20 años adicionales serán suficientes para ponernos de acuerdo en el significado de los conceptos tales como, principios y valores, solidaridad, constitución, norma constitucional, leyes, justicia, ética, poderes públicos, independencia de poderes, estado de derecho y de justicia, jurisprudencia, libertad de expresión, libertad de reunión, libertad de tránsito, compañero, compatriota, camarada, vecino, ciudadano, soldado, funcionario, parlamentario, juez, policía, fiscal, amigo y un largo etcétera.

 

El lenguaje para la transformación social no será eficiente ni eficaz para transformar de verdad la sociedad si no sigue la senda del lenguaje científico. No se puede cambiar la sociedad usando un lenguaje sujeto al capricho e interpretación de cada quién o del poder.

 

El lenguaje social interpretativo actual se presta para que  malabaristas y sofistas del verbo, escalen al poder construyendo ante un pueblo desesperanzado una pizarra virtual en blanco donde cada quien inscribe sus visiones y aspiraciones de cambio, convencidos que sus deseos formarán parte del programa de gobierno. Una vez que los escaladores se instalan en el poder, años más, años menos, regresa la desilusión y con ella la desesperanza, pues una vez más los pueblos han sido estafados. Se repite una y otra vez la eterna historia de los malos gobiernos en los cinco continentes.

 

El fraude anterior hay que impedirlo. Eso es posible. Para ello, los hombres y mujeres que van a conducir los procesos de cambios y la transición social, además de estar familiarizados con un nuevo lenguaje conceptual social, más concreto y menos resbaladizo, tendrán que ser seleccionados, nunca más elegidos, ni mucho menos cooptados.

 

La democracia de la elección en sus dos versiones, representativa y participativa, habrá que cesarla en sus funciones para dar paso a la democracia de la selección.(2)

 

En adelante, seleccionar a las y los mejores, entre las y los mejores para conducir un municipio, una región o un país, además de entrenarnos en una justa participación ciudadana, construcción de metodologías e instrumentos de evaluación, resolución de problemas y conflictos, debate de ideas y argumentos, toma de decisiones y otros tópicos de interés, pasa también por no elegir ni seleccionar nunca más a los más ricos, más poderosos, más mentirosos, símbolos mediáticos, ni a quienes representan los intereses de empresas, bancos, grupos de poder y mafias burocráticas y delictivas para desempeñar funciones públicas.

 

Si los ingenieros al realizar los cálculos de resistencia de materiales utilizaran los protocolos construidos para ello a capricho de cada quien, nunca se hubieran puesto de acuerdo para construir puente duradero alguno sobre ríos y quebradas, o quizás si, pero esos puentes se hubieran derrumbado causando muchas víctimas, tal como sucede con todos los modelos y sistemas sociales construidos con el lenguaje interpretativo de la cotidianidad y la política, donde las palabras y los conceptos de los discursos y proyectos son en su mayoría engaño, burla, saña, ensoñación, encantamiento, manipulación, y también traición.

 

En la sociedad donde sus conductores(as) superen unos exigentes filtros de selección democrática, los pueblos tendrán verdaderos servidores públicos, seleccionados por la ciudadanía en discusiones y debates realizados sobre sus debilidades, defectos, habilidades, capacidades, conocimientos, experiencia, cualidades y valores éticos y morales reales. Selección que habrá de realizarse en un espacio de toma de decisión donde las componendas, pactos, acuerdos grupales, propaganda y manipulación mediática no tengan cabida.

 

Esta es una sana manera para que los pueblos confíen la conducción de  las instituciones públicas y sociales en las manos de los mejores y más capaces hombres y mujeres seleccionados por ellos mismos, y no  seleccionados por otros para que los elijamos a su servicio contra nuestros intereses. Así, en adelante los pueblos no dejarán nunca más su destino en manos de empresarios tramposos, industriales explotadores, comerciantes especuladores, banqueros ladrones y estafadores, ni tampoco en manos de políticos mentirosos y traidores.

 

Si la Venezuela bolivariana hubiera seleccionado a sus conductores mediante un sistema de filtros de selección democrática, no estarían hoy presentes la traición política, ni tampoco el miedo y terror policial que paralizan y contaminan el ambiente de la lucha social venezolana; y por lo tanto, tampoco tendríamos que avergonzarnos ante nuestros hijos y nietos en el futuro, cuando nos cuestionen el por qué permitimos a nuestros máximos funcionarios públicos comportarse como vulgares dueños hacienda y tratantes de esclavos en tiempos de La Colonia.

 

En los años 60 y 70 del siglo pasado, cuando el pensamiento de la posmodernidad neoliberal no había penetrado nuestras sociedades, ni tampoco había inundado las academias universitarias y sistemas de educación, ni contaminado y corrompido aún las instituciones de poder nacionales como lo ha hecho en los últimos 30 años, la lucha por  principios y valores tenía mayor sentido y más adeptos que hoy. El secuestro y la entrega de luchadores sociales a un Estado terrorista por un gobierno auto-proclamado como revolucionario, seguro que habría incendiado el país de la infamia por los cuatro costados unas cuantas veces, respaldado por movilizaciones similares en los cinco continentes.

 

Pero, esta vez, eso no es, ni será así, todavía. El control social mediático que ejercen las elites burocráticas y las oligarquías, requiere de mayor conciencia, esfuerzo y movilización que antes para superarlo, saltarlo y reventarlo, mas no es imposible ponerlo a parir, día a día los pueblos árabes africanos lo están demostrando, los pueblos europeos también.

 

Los pueblos latinoamericanos tenemos 10 años en ese camino, y no se ha establecido todavía ninguna nueva sociedad democrática popular, no se ha consolidado tampoco lo poco socialmente reconquistado (Venezuela, símbolo de transformaciones sociales, todavía sigue sin nuevas leyes del trabajo y seguridad social que superen a las neoliberales aún vigentes a 12 años de revolución) y a paso acelerado vamos transitando el sendero del desgaste, cargando a cuestas con el lastre de una que otra traición de organizaciones políticas, instituciones públicas, ONGs, gremios, sindicatos, jueces, fiscales, policías, parlamentarios, militares, dirigentes y gobernantes.

 

La situación de debilidad popular latinoamericana y global se superará cuando los pueblos comprendan que las patrias fueron unas invenciones que hoy no existen, que quienes nos saquean ya no son las burguesías nacionales (porque hace tiempo abandonaron la patria) sino una oligarquía de intereses globales a la cual pertenecen algunos burgueses locales. Así que mientras estemos actuando de manera parcelada en municipios, departamentos, estados, regiones y naciones, haciendo apología del localismo convertidos en el hazmerreír de los explotadores globales, la clase capitalista transnacional actual tendrá sobre los sucesos el mayor control de las situaciones, porque tiene una visión global de los problemas y actúa en consecuencia, pero con todo ello a su favor, no tiene todo el control de los sucesos. Aunque hace una gran propaganda para convencernos que tienen todo el control de las situaciones en sus manos.

 

Este estado de cosas se puede revertir a nuestro favor si se realizan esfuerzos para establecer acuerdos populares universales realizando huelgas y paros mundiales; sólo entonces el mundo cambiará de verdad. Los pueblos podrán ver con claridad a quienes los torturan y explotan: una pequeña minoría de milenarias familias de criminales, explotadores y saqueadores impunes, protegidos por una corte de bufones, políticos, propagandistas y paramilitares, quienes no podrán impedir a los pueblos movilizados en conjunto de manera global, cambiar la dirección del mundo y ser libres por primera vez.

 

La mayor arma de la explotación global actual es la campaña mediática de terror e inseguridad permanente, creando zozobra, malestar e inquietudes sociales generales. Denunciar e informar sobre ello es una tarea de primer orden para lograr que la población pierda el miedo y se movilice tomando las calles. Denunciar los aparatos de propaganda y control social mediáticos es tarea de primer orden.

 

Cuánto del presupuesto nacional se gasta en los aparatos goebbelianos de propaganda y control social y cuánto se invierte en el proyecto material social en si, sería una buen tema de investigación para el periodismo alternativo en Venezuela y de los países del ALBA, una investigación que todavía se puede realizar sin los riesgos futuros de ser considerado un terrorista.

 

EE.UU e Inglaterra empeñados en la defensa a ultranza de las "razones de Estado" preparan un exabrupto legal que sembrará de terror la jurisprudencia global, se apresuran en diseñar leyes para acusar de terroristas a los periodistas de investigación. Julian Assange ya tiene las barbas en remojo. El nuevo y el viejo gendarme imperial lo consideran junto a todo el equipo de WikiLeaks, candidatos a estrenar un calabozo reservado a la práctica del periodismo "terrorista" de investigación en Guantánamo.

 

Y como habrá de esperarse, en la Venezuela bolivariana ese periodismo vergatario, revolucionario, subversivo y de enfrentamiento al poder, que muy poco se ha ejercido en los últimos 12 años, ya no se podrá ejercer, porque nuestras autoridades, todas diligentes ellas, muy pero muy rapiditas en dar cumplimiento a las leyes imperiales sobre la lucha contra el terrorismo, anunciarán en cadena nacional e internacional con bombos y platillos, la captura de la osada u osado que practicando el periodismo “terrorista” de investigación, trató de manchar la honra y la honestidad de la burrocracia, o mejor dicho, intentó socavar la moral de los funcionarios públicos bolivarianos, una acción intolerable e inaceptable para los defensores de la patria de Bolívar. Además sería una acción condenada por las políticas globales y regionales dictadas desde Washington, directamente supervisadas por el neogranadino orgullo del santanderismo de la hermana república, el "nuevo mejor amigo" del líder de la revolución bolivariana.

 

En este escenario, las investigaciones que haya que hacer para conocer aquello oscuro ocurrido con las políticas públicas implementadas fracasadas, así como también lo sucedido con las diversas misiones sociales, las leyes ordenadas por la Constitución de 1999 nunca promulgadas y pasadas por bola, los convenios entre el Estado y la empresa privada nacional y transnacional, el aumento exponencial de la deuda pública interna y externa, los acuerdos comerciales, las empresas mixtas, los acuerdos pro imperiales para el no pago de doble tributación, el rol del Estado en el enriquecimiento de la nueva clase empresarial bolivariana, la corrupción y cooptación de los dirigentes de los movimientos populares por el Estado, el grado de corrupción de la nueva clase política, así como la ejecución y el gasto de los presupuestas nacionales, pasan primero por deshojar la margarita y decidir, pues las investigaciones son ahora o nunca.

 

Eso si, habrá que tener en cuenta la posibilidad de que nuestras autoridades se adelanten en la aplicación de las leyes contra el periodismo "terrorista" de investigación y las apliquen aquí primero que en cualquier otro lugar del mundo, inclusive, antes que en el Norte siquiera las promulguen, en su huida hacia adelante tratando de comprar indulgencias como lo hizo Muammar Gadafi en el pasado reciente, demostrando con el ejemplo la buena voluntad y la profunda disposición de servicio para contribuir con el mantenimiento de la paz regional; la paz de los sepulcros imperiales.

 

      ¡Plop!

      ¡Exijo una explicación..!  

 

Caracas, 05 de junio de 2011

 

    Desde el magma apenas tibio de lo que un día fue

                    el volcán ardiente de la revolución bolivariana.

Notas.

1.- Jacques Fresco, 2011.  En: Zeitegeist: Moving Forward, video documental de Peter Joseph, http://www.youtube.com/watch?v=4Z9WVZddH9w

2.- José Luis C, 2011. En: Antropocracia, video documental,  http://www.youtube.com/watch?v=g-rZAMM5Gck

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