Aqu� tu cuerpo
en mis brazos felices,
laxo y tierno.

Miro tu rostro,
imagino tus sue�os
bajo la palta.

Te roza el sol
a trav�s de las hojas,
dulce sonr�es.

Eso es todo,
nada m�s necesito
sintiendo a Dios.

Fresno dorado,
hechizas la mirada
en el oto�o.

Todo es quietud,
con vientos demorados
y sol lejano.

Hojas tard�as,
emprenden con levedad
su bello final.

Magdalena Noem� Maldonado
 
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