Los filósofos no han hecho más que interpretar de diferentes maneras el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo...

Carlos Marx

(Del griego phileo: amor, y sophia: sabiduría; es decir, amor a la sabiduría).

Forma de la conciencia social que constituye un sistema de los conceptos más generales acerca del mundo, del lugar que ocupa el ser humano en él, base teórica de la concepción del mundo

Desde los tiempos más remotos el hombre ha tratado de explicarse la relación con respecto al mundo circundante, de plantearse la cuestión relativa al origen y esencia de su conciencia, a las leyes que regulan el cambio de los fenómenos de la naturaleza y la vida social. La filosofía aparece como forma de la conciencia social en la sociedad esclavista, cuando se amplía la esfera de la influencia del hombre sobre la naturaleza, el trabajo intelectual se separa del físico y la sociedad se escinde en clases antagónicas que tienen una concepción del mundo distinta. En los inicios formaban parte de la filosofía todos los conocimientos acumulados por la humanidad; la filosofía era una ciencia indivisa. Pero, en el transcurso de la evolución del conocimiento comenzaron a separarse de ella algunas esferas del saber independientes y sobre esa base se operó el proceso de formación de una problemática filosófica propia: el problema fundamental de la filosofía (la cuestión de la relación entre el pensamiento y el ser, entre la conciencia y la materia), la teoría de la ciencia, las formas y leyes del desarrollo del conocimiento (teoría del conocimiento y lógica), la teoría de la fuente y las regularidades del movimiento y desarrollo de los fenómenos (concepción dialéctica o metafísica del desarrollo), la teoría de la naturaleza del ser social y las leyes generales de su evolución (sociología), la teoría de la moral (ética), y la teoría de la naturaleza de lo bello (estética).

El desarrollo de la filosofía, al igual que el de las formas de la conciencia social, se hallan condicionado por el ser social: los cambios operados en el régimen social se reflejan en los punto de vista filosóficos. A la par con esto, el desarrollo de la filosofía se distingue por su relativa independencia. Sobre el movimiento del conocimiento filosófico influyen las teorías ya aparecidas y las que nacen, las tradiciones y el material ideológico acumulado. La misma filosofía influye sobre la vida social: la filosofía avanzada coadyuva al progreso de la sociedad, mientras que la reaccionaria lo frena. La filosofía tiene sus contradicciones internas, la principal de las cuales es la lucha entre el materialismo y el idealismo: lucha que refleja el choque entre las clases antagónicas de la sociedad. Ninguna corriente filosófica puede ser neutral en esta pugna: el materialismo, como regla, ha expresado los intereses de las fuezas sociales progresistas, y el idealismo, las de las conservadoras, las reaccionarias.

En las condiciones actuales, la burguesía imperialista utiliza el idealismo filosófico en sus distintas variantes para luchar contra el marxismo. Desde sus orígenes, y en su desarrollo, la filosofía ha estado vinculada a la religión y a la ciencia. En sus inicios resolvía algunos problemas comunes con la religión; pero a diferencia de ésta no concebía su objeto, no en forma de imágenes concreto-sensibles, sino en la de conceptos, a semejanza de la ciencia. Posteriormente la filosofía, en particular la materialista, se alejaba más y más de la religión, no sólo en cuanto a la forma sino también en el contenido. Consigue liberarse por completo de la religión con el materialismo dialéctico e histórico, que se apoya en toda la experiencia del conocimiento y la transformación del mundo, liberado de la conciencia fetichizada y religiosa. El idealismo mantiene hasta hoy una vinculación estrecha con la religión.

El desarrollo de la filosofía materialista se basa en la generalización de la experiencia de la vida social y del conocimiento científico, se transforma ella misma en una ciencia que concibe su objeto con exactitud y profundidad. Más no fue de pronto que la filosofía adquirió ese carácter; su historia es compleja y contradictoria, se halla saturada de la lucha librada entre el materialismo y el idealismo, entre la dialéctica y la metafísica.

El marxismo introdujo una verdadera revolución en la filosofía, creó un nuevo tipo de concepción del mundo desde el punto de vista del contenido. Apareció por primera vez en la historia una nueva filosofía que fundamenta teóricamente la liquidación de la explotación del hombre por el hombre, que es la gran misión histórica de la clase obrera. La filosofía marxista se caracteriza por unir orgánicamente el materialismo, llevado hasta sus últimas consecuencias (hasta la comprensión del desarrollo social), con la concepción dialéctico-científica del desarrollo. Esta filosofía no pretende desempeñar el papel de ciencia de las ciencias, de una ciencia situada por encima de las demás ciencias y que les impone esquemas especulativos abstractos, sino que es una concepción del mundo que debe ser confirmada y manifestarse no como una cierta y peculiar ciencia de las ciencias, sino en las ciencias reales. El lugar de esta filosofía en el sistema del conocimiento científico viene determinado por el modo como generaliza los resultados de todas las demás ciencias y les proporciona un enfoque certero de los fenómenos que investigan.

La filosofía marxista no sólo libera al hombre de los grilletes de la religión y el idealismo y le premite comprender el mundo tal como es en la realidad, sino que es un instrumento en sus manos para modificarlo en la práctica, para transformarlo.