Bernardo de Balbuena...

Bernardo de Balbuena (1561 ó 62-1627) "es el primer poeta genuinamente americano" y el representante más grande la poesía épica cultivada en México a fines del siglo XVI y principios del XVII. Nació en Valdepeñas, provincia de Ciudad Real, hacia 1562, pero su padre lo llevó dos años después a tierras de Nueva Galicia, donde había lografo una buena posición. Estudió Teología y Artes en Guadalajara y en México. En 1590 había sido premiado ya tres veces en concursos literarios. Recibe las órdenes sacerdotales y desempeña funciones de capellán en la Audiencia de Guadalajara y de cura en San Pedro Lagunillas, retiro en el cual escribió buena parte de su obra. En 1602 está en Culiacán, donde ofrece a doña Isabel de Tocar describirle, en un poema, la capital del virreinato. En 1604 aparece la Grandeza mexicana, con la que, a más de cumplir un compromiso, aspira a fama y dignidades. Intenta por diferentes medios conseguir un lugar menos pobre y alejado que San Pedro para desenvolver sus capacidades intelectuales, sin éxito. Se disspone a hacer un viaje a España. Allá obtiene el doctorado en Teología por la Universidad de Sigüenza y la publicación de El siglo de oro, en 1608. Sus gestiones en relación con la defensa de sus derechos se resuelven en un nombramiento, en ese mismo año, como abad de Jamaica. Mientras prepara su traslado, pule su poema. El Bernardo, que habí atraído consigo desde la Nueva Galicia. Cuando sale de España para hacerse cargo de su agadía, en 1610, el poema sigue inédito. Graves problemas tiene que enfrentar en su nuevo puesto, y en los intervalos, continúa perfeccionando El Bernardo, cuyo prólogo escribe hacia 1615. Reanuda sus gestiones en Sevilla con vistas a una colocación que le permita mayor desahogo económico. En 1619 se le nombra obispo de Puerto Rico. Recibe la consagración de obispo, en Santo Domingo, en 1622. En 1624 salió, finalmente, en Madrid, la primera adición de El Bernardo o Victoria de Roncesvalles, trabajo iniciado en su juventud y por el que el poeta tuvo especial cariño. En 1625 los corsarios holandeses saquearon San Juan de Puerto Rico y el Obispo perdió todos sus bienes entre ellos su rica biblioteca. Lope de Vega se lamenta de esta pérdida en el Laurel de Apolo y elogia al "generoso prelado" Bernardo de Balbuena. A consecuencia de tan lamentable accidente, la precaria salud de Balbuena se debilita totalmente. Muere el 11 de octubre de 1627 y es sepultado en la capilla de San Bernardo de la Catedral de Puerto Rico.

Toda la obra conocida de Balbuena cae dentro de la poesía épica: "verdadera epopeya barroca", El Bernardo; poema narrativo, El Siglo de Oro; poema descriptivo, la Grandeza Mexicana. En cuanto al Bernardo, Pfandl advierte tres elementos distintos en la médula del poema: uno, caballeresco, inspirado en Aristolo y Boyardo; otro, clásico, que reconoce como maestros a Homero, Virgilio y Ovidio, y el tercero, nacional, porque es un canto a la grandeza de España.

El Bernardo pertenece a las producciones épicas del arte renacentista italiano que tanto influyeron en los autores de este tiempo. Balbuena, sin embargo, se aparta de la epopeya histórica, en la que caen casi todos su contemporáneos, para preferir la fantástica, en la que se desenvuelve como poeta culto con pretensiones éticas, estéticas y políticas. El tema del Bernardo está tomado de las epopeyas del ciclo carolingio, de la relación de las aventuras de Bernardo de Carpio. Predomina la alabanza al valor y a la audacia, el gusto por las aventuras fantásticas, la preocupación por la fama y el renombre. La abundancia y variedad de elementos que Balbuena maneja con ambiciosas preocupaciones y la extensión del poema (40,000 versos en octavas reales) manifiestan con claridad la fastuosidad barroca que caracteriza a su autor.

El Siglo de Oro en las selvas de Erífile, según el propio Balbuena lo expresa, es "una agradable y rigurosa imitación del estilo pastoril de Teócrito, Virgilio y Sannzaro". Como la mayoría de las novelas pastoriles de ese tiempo, sigue de cerca la Arcadia de Sanazaro. En ella se intercalan prosa y verso. Por medio del artificio bucólico, el poeta evidencia sus habilidades de fino y objetivo cantor de la naturaleza.

La Grandeza mexicana es un poema descriptivo realizado en forma de epístola dirigida a doña Isabel de Tovar y Guzmán. Se inicia con una octava real que resume el contenido de la obra. Cada uno de los versos de el enunciado y contenido de un capítulo. Esos están resueltos en tercetos endecasílabos. La descripción obedece un plan lógico: va desde la topografía, las instituciones, la flora, la sociedad y las costumbres, hasta las manifestaciones culturales y forma de gobierno. Para hacer más vívido su elogio de la ciudad, acude a la contraposición de sus excelencias con la oscuridad y estrechez provincianas, en donde es intolerable la monotonía y la pobreza intelectual. La ciudad es la meta de Balbuena; ahí ha probado las dulzuras de la fama y ahí considera que está su sitio, en el centro de cultura de la Nueva España. Su sensibilidad le hace preferir la naturaleza cultivada a la grandiosidad hostil, y se interesa más por las industrias de la inteligencia, por las conquistas de la civilización, que por las agrestes bellezas naturales. Procede, como se ha repetido, al contrario de fray Antonio de Guevara, y hace una "alabanza de corte y menosprecio de aldea". El tono ponderativo, el estilo brillante, la abundante información, el recurso ornamental, la riqueza de elementos, hacen de este poema la mejor realización de la poesía descriptiva en su tiempo. Para calificar la obra de Balbuena, siguen vigentes las palabras de su primer ilustre biógrafo, John Van-Horne: "Balbuena dio un impulso enorme a las letras renacentistas... Pero, sobre todo, enriqueció el arte americano con una abundancia de inusitadas imágenes poéticas, audacias de estilo, sabrosas reflexiones y sueños renacentistas, sacados de sus lecturas, de sus imaginaciones y de sus sentimientos individuales y patrióticos".

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Literatura mexicana

José C. Martínez Nava
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