Al tiempo de la conquista española, los mayas ocupaban el área que comprende las entidades de Yucatán y Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas. Se extendían por Guatemala, parte de Honduras, Belice, El Salvador. Durante el periodo clásico, cuatro civilizaciones tuvieron contacto cultural con la maya: la zapoteca, con Monte Albán como ciudad más importante; la de Teotihuacan, la de La Venta y la del Tajín. En este periodo en el que se construyen las grandes ciudades ceremoniales mayas, tales como Tikal, Copán, Quiriguá, Palenque, Bonampak, etc. Hacie el año 625 dNE, se marca el florecimiento de los mayas. En la época más grande la escultura, escritura jeroglífica, y de la construcción; de la cerámica, lapidaria y de la pintura. La aritmética y la astronomía tienen entonces sus avances mayores y hay una gran expansión de centros ceremoniales y de estelas. Hacie el siglo X, empiezan a ser abandonados esos centros y se hace sentir la infiltración de influencias mexicanas en el occidente como lo atestiguan las ruinas de Chichén Itzá. La decadencia de la cultura maya se debió principalmente a los grupos nahoas que incrementaron el sacrificio humano y la guerra, y modificaron algunos aspectos de la religión.
En vista de que la escritura jeroglífica de los mayas se ha descifrado sólo en una mínima parte, su acervo literario permanece casi desconociedo. Sin embargo, las muestras que los escritores mayas del siglo XVI al XVIII transcribieron en caracteres latinos, con base en la tradición oral, han dejado bastante información sobre esa avanzada cultura. Probablemente así se expliquen las interpolaciones de textos, ritos, costumbres y tradiciones cristiano-occidentales, en ocasiones tan difíciles de descubrir. En todo caso, por medio de estos documentos es posible advertir cuál fue el conocepto que regía la vida de los antiguos mayas. Por una parte, la moderación y el equilibrio y, por otra, la preocupación por el tiempo: su división, sus cálculos, su ritmo, su misterio. Sus cómputos del pasado llegan a millones de años. Su atención a la secuencia de los días con sus poderes positivos o negativos era determinante en la vida de los hombres. No hay distinción entre el pasado y el futuro; son dos eternidades entre las que se deslizan las equivalencias de los siglos, años, meses y días. Por esto, entre los mayores adelantos que se atribuyen a los mayas está su extraordinario sistema calendárico, la arquitectura y las artes plásticas.
Aunque la mayor parte de los textos mayas que se conservan son religiosos, proféticos e históricos, contienen, sin embargo, valores literarios. Entre los que fueron escritos en maya yucateco está la colección conocida con el título genérico de Libros de Chilam Balam; en quiché, el famosos Libro del Consejo o Popol-Vuh, y el Rabinal-Achí.
Ejemplos de poesía maya
