La prosa del siglo XVI...
Mientras la poesía lírica tuvo considerable desarrollo en el siglo XVI, el cultivo de la prosa literaria no corrió con igual fortuna. El mejor ejemplo de este género corresponde a los Diálogos latinos de Francisco Cervantes de Salazar. Este célebre latinista, autor de la Crónica de Nueva España, nació en Toledo hacia 1518. Estudió en Salamanca y llegó pronto a adquirir gran sabiduría. Fue secretario de latín del cardenal Loaisa, arzobispo de Sevilla, gran inquisidor y presidente del Consejo de Indias. Cervantes de Salazar conoció en la corte de Carlos V a Hernán Cortés y le dedicó su versión española del Diálogo de la dignidad del hombre, de Pérez de Oliva. Fue catedrático en la Universidad de Osuna por 1550. Para entonces había publicado en Alcalá de Henares Diálogo de la dignidad del hombre, empezado por el maestro Hernán Pérez de Oliva; Apólogo de la ociosidad y el trabajo, compuesto por el protonotario Luis Mexía; e Introducción y camino para la sabiduría, por Luis Vives. Se publicaron juntas con el nombre de Obras que Francisco Cervantes de Salazar ha hecho, glosado y traducido. Cervantes pasó a México por 1550 ó 51. Por sus Diálogos se deduce que al principio enseñaba gramática latina en un estudio particular. Al inaugurarse la Universidad, en 1553, recibió el encargo de iniciar los cursos y el nombramiento de profesor de Retórica. Se graduó de licenciado y maestro en la Facultad de Artes y, más tarde, de doctor en Teología. Antes de obtener los grados académicos, recibió las órdenes sacerdotales en 1554. Reconocidas sus capacidades, se le eligió rector de la Universidad en 1567. Pese al empeño que pusieron sus amigos en favorecerlo, Cervantes nunca consiguió las prebendas que solicitó y no pasó de canónigo, debido probablemente a los malos informes llegados a la Corte, que lo declaraban como "nada eclesiástico ni hombre para encomendarle negocios". Se señala como fecha de su fallecimiento el 14 de noviembre de 1575.