Se rompe con la
comunicación lineal y unidireccional de un emisor a un receptor e implica una
serie de cambios fundamentales respecto a las rutinas del periodismo
tradicional. Cambia la actitud del receptor ante el medio. Tal y como
recuerdan Canga, Coca, Martínez Ribera, Cantalapiedra y Martínez Odriozola, no es tan cómoda y relajada como ante la radio
y la televisión, ni permite tantas posibilidades en el momento y lugar de la
recepción de los mensajes como con la prensa clásica. Requiere, asimismo, del
dominio previo de una serie de habilidades y conocimientos técnicos que no
son exigibles en ninguno de los otros medios.
Asistimos a la aparición de un nuevo profesional del Periodismo. Para Quim Gil, una buena parte de las rutinas del periodista
en red no son coincidentes a las de los periodistas convencionales. Ni siquiera
a las de los periodistas convencionales que trabajan y publican en un soporte
digital. Muchos periodistas triunfarán directamente en Internet, sin pasar
por la redacción de un periódico, radio o televisión, como es el caso de Matt Drudge que en su web fue la primera persona en destapar el escándalo de la
becaria estadounidense Mónica Lewinsky. Tal y como
recoge Pedro A. Muñoz, algunos periodistas, por ejemplo, muchas veces no
tendrán que volver a su redacción para escribir, entregar sus artículos y
buscar las ilustraciones correspondientes a un tema que acaben de cubrir.
Simplemente escribirán desde el mismo lugar del suceso, tecleando sobre
potentes ordenadores portátiles, equipados con una serie de programas de
diseño, procesador de textos y gráficos, con lo que ganarán en rapidez y
efectividad, ya que cada mañana al conectarse con su medio y tras participar,
mediante la videoconferencia, en el diario consejo de redacción, recibirán
vía módem el diseño de los espacios asignados (columnas, páginas o simples
recuadros) a sus artículos, reportajes, comentarios o informes, con
indicaciones sobre el número de líneas por escribir, espacio para titulación,
etc.
Respecto al cambio en la rutina de los periodistas se refiere también María
Teresa Sandoval Martín, para quien el uso de Internet ha convertido a
aquellos, simultáneamente, en emisores y receptores de la información que
circula en la red.
El desafío profesional
Con el advenimiento de Internet, como en su momento ocurrió con la aparición
de otras muchas y, en aquel entonces, nuevas tecnologías, el profesional en
el terreno de la comunicación se enfrenta a un nuevo reto profesional. Sin
embargo, éste no debe contentarse simplemente con adaptarse al cambio, como
si de una moda se tratase, y tampoco se ha de limitar a utilizar un nuevo
lenguaje. Se le plantea como exigencia comprender y controlar las nuevas
características de los medios. De lo que se trata es de ser protagonistas, no
espectadores, de la revolución tecnológica a la que estamos asistiendo, para
poder convertir en realidades las promesas de la era digital.
El nuevo paisaje mediático presenta una serie de convergencias y transiciones
que han de ser tenidas en cuenta ya que constituyen las notas dominantes de
esta nueva era digital:
* En la era analógica, la clave de la comunicación era la transmisión de
información, mientras que en la era digital, lo es la producción de
contenidos.
* El público pasivo de los medios tradicionales se ha convertido en usuario
activo. Ya no se contenta únicamente con el consumo de medios interactivos,
sino que también participa en la producción de contenidos.
* La diferenciación entre medios personales (teléfono, correo) y medios
colectivos (televisión, prensa) cada vez es más sutil en un entorno de
confluencia ya bautizado como "conectivo" (De Kerckhove,
1999).
* Los portales y las cibercomunidades surgen
precisamente como ámbitos de confluencia entre los servicios de información
personalizada y los medios de información pública.
* De la unión de la escritura con los medios digitales surge un nuevo modo de
estructurar y acceder a la información, denominado "hipertexto".
* Las fronteras que separaban a los medios, en función de su soporte y de los
formatos de información, desaparecen con el desarrollo de Internet. Los sólo
digitales, así como las versiones electrónicas de los medios tradicionales,
constituyen nuevas realidades mediáticas.
* La Web tiende cada vez de modo más evidente hacia la confluencia entre PC y
TV, y el lenguaje audiovisual acaba imponiéndose en la cultura digital.
* El papel tradicional de los periodistas como filtro o gatekeepers,
así como la función clásica de agenda-setting,
propia de los medios convencionales, aparece hoy menos cuestionada y desde
luego compartida. La Red permite el acceso directo del público a las fuentes
de información, sin la mediación profesional de los comunicadores, y ofrece,
por primera vez en la historia de la comunicación, acceso universal a un
sistema mundial de publicación que funciona, igualmente, al margen de los
profesionales.
Estos cambios plantean redefinir con urgencia el perfil y las exigencias
profesionales de los comunicadores.
La tradición del oficio
En 1993, el San Jose Mercuri
News ponía a disposición de los pocos usuarios de
Internet de la época una versión electrónica del diario. Desde esa fecha,
alrededor de cinco mil periódicos se han puesto en línea, en todo el mundo.
Sin embargo, más que los números, lo relevante para la profesión son los
nuevos conocimientos que, a través de la práctica del periodismo en Internet,
están surgiendo. Todos, alimentados por años de historia de los medios de
comunicación y del propio oficio de informar.
No se lee de la misma forma en una pantalla, que en el papel. Los años han
dado experiencia. En un primer momento, ingenieros en informática fueron los
encargados de la creación y mantenimiento de las primeras páginas web de los medios de comunicación con presencia en la
Red. Hoy en día, cada vez más periodistas son los responsables y productores
de esas páginas. El New York
Times, por ejemplo, tiene más de 100 personas trabajando para su sitio web. En Francia, Le Monde esperaba tener unas 50 al final
del año 2000. Sin embargo, muy pocos de los periodistas que hoy trabajan en
estos medios tenían experiencia en este terreno. La mayoría de quienes lo han
hecho, se formaron en la práctica.
A nadie se le escapa que es necesario aprender a ser periodistas en línea.
Que sepan que en el periodismo en línea no cambian los fundamentos del
oficio, es decir, saber redactar una nota, saber realizar un trabajo de
investigación, saber cuál es el mensaje esencial de un artículo, qué es un
título, un antetítulo, un sumario; todo lo que constituye la deontología del
periodismo, etc.. Internet no cambia todo eso en lo
fundamental, pero, tal y como señala Eduardo Castañeda ,
los periodistas que quieran llevar su carrera hacia allá tienen que aprender
a redactar artículos para Internet, porque ahí estamos en un nuevo medio, con
todos sus componentes. Lo que quiere decir que se está ante una forma de
tratar la información que es específica al nuevo medio. No leemos igual en
una pantalla que como leemos en el papel; hay una lectura arborecente;
existe una interactividad; y todo eso hace que estemos usando un soporte
tecnológico en el cual se necesita tratar, presentar la información de una
cierta manera.
El trabajo editorial
Desarrollar un periódico en Internet –o cualquier otro medio- resulta más que
interesante: no se parece a ningún otro medio, pero sí combina elementos de
la radio, la televisión y la prensa escrita. Sonidos, imágenes, y contenidos
escritos pueden aparecer de manera integral en una página web,
lo cual hace del editor en línea un productor de su propia página.
Frente a la necesidad de encontrar periodistas que trabajen también como
productores que empleen la tecnología para presentar sus notas, reportajes o
entrevistas en una pantalla de ordenador, aparece un nuevo problema: el de
los contenidos.
Basándonos en los periódicos en línea, se manejan secciones de noticias,
finanzas, deportes, entretenimiento, cultura, etc. Pero también se han
añadido contenidos sobre mujeres, niños, esoterismo, sexualidad, salud,
tecnología y ecología; temas que por lo regular no tienen tanta cobertura en
la prensa tradicional. La razón es sencilla: son los usuarios quienes van
marcando la pauta de lo que desean leer y le quitan al editor esa fuerza
autoritaria sobre qué presentar y de qué manera.
Si bien es importante proporcionar instrumentos para la mejor navegación o
funcionalidad de los sistemas, cualquier medio en Internet se hace a diario
con una dinámica en la que el usuario participa de los contenidos que desea
encontrar.
El juicio editorial tiende a transformarse y ese poder de decisión con que el
periodista cuenta en otro medio, se ha visto reducido en Internet. Ahora
tiene un jefe más con quien debatir los temas y encuentra una manera más de
acercarse a su público. La información fluye tal y como los usuarios quieren
que sea, pues es el mismo ciberusuario quien
interactúa con el sistema y con otros usuarios a través de las comunidades
virtuales según sus intereses. Las informaciones políticas, más propias de
medios pertenecientes a otra época (tal y como recuerdan César Coca y J.L. Peñalva), han perdido
terreno frente a la información relacionada con economía, tecnología, salud,
ecología y sexualidad; en una palabra, con temáticas más especializadas. Por
esa razón se dice que Internet ha democratizado el uso de contenidos
informativos. Sin embargo, parece necesario hacer una reflexión. La
democratización llega tan sólo a una parte de la población, pues únicamente
quien tiene un ordenador y acceso a la línea telefónica, ingresa en Internet.
En lo que a nuestra labor periodística se refiere, quiero entender esa
democratización como la posibilidad de que sean los mismos usuarios quienes
participen en la elaboración de los contenidos. ¿Dónde queda aquí el papel
del periodista? Él ya no es el único que elabora la información, por lo que
se puede correr el riesgo de que el intermediario tiende
a desaparecer. De esa manera, me atrevo a decir que también se pierde uno de
los elementos propios e indispensables de nuestra labor: el narcisismo.
Dos tipos de profesionales
Para la propia Sandoval Martín en la actualidad hay que distinguir dos tipos
de profesionales en el sector de la comunicación, si bien en ambos casos
trabajan con contenidos existentes en la red: los que desempeñan actividades
tradicionalmente periodísticas y los que buscan, procesan, analizan o
redactan contenidos para espacios en la red. Es decir, por un lado, están los
profesionales que utilizan Internet para elaborar las noticias de los medios
tradicionales o para el periodismo que tiene únicamente presencia digital y,
por otro, los profesionales que desarrollan diferentes tareas con la
extraordinaria cantidad de información que está disponible a través de la
World Wide Web.
Las tendencias actuales (televisión y radio digitales, Internet, etc.) nos
obligan a pensar que tal vez en un futuro, a corto plazo, todos los
periodistas acaben siendo ‘digitales’. Negroponte
afirmaba en 1995 que ser digital supondrá la aparición de un contenido
totalmente nuevo. Surgirán nuevos profesionales, inéditos modelos económicos
e industrias locales de proveedores de información y entretenimiento. Y
estaba en lo cierto, ya que Internet no sólo está cambiando los modos de
acceso a la información por los usuarios, el modelo de comunicación
tradicional y las empresas de comunicación, sino también el perfil del
periodista.
Periodistas interactivos
Ahora bien, como recuerda Quim Gil, unos podrán
trabajar conforme a una rutina periodística clásica, adaptadas y
evolucionadas hacia el medio digital, y otros, los periodistas en red,
crearán y consolidarán nuevas rutinas, propias de un proceso de comunicación
multimedia, multilineal e interactivo. Tal y como
señala Bernardo Díaz Nosty, frente a quienes han
teorizado sobre la nueva utopía del orden virtual, en la que se destruye al
mediador como manipulador al servicio de intereses concretos y abre el caudal
inmenso del acontecer y del conocer a la autogestión individual, el papel del
mediador sale reforzado con el concepto de periodista interactivo, incluso en
las tareas de crear soluciones especializadas y personalizadas a la medida de
las demandas de los distintos segmentos de audiencia. La interactividad del
periodista será otra fuente de información. Los usuarios comunicarán al
periodista informaciones, dudas, etc., y éste realizará su labor de forma más
completa. Habrá contacto directo con el lector, podrá interactuarse con él,
conocerle, y saber cuál y cómo es la información que necesita y solicita.
Internet, el nuevo eslabón
Internet constituye, junto a la informática, el último eslabón de las nuevas
tecnologías aplicadas al proceso productivo del periodismo. Tal y como recoge
Virginia Luzón Fernández, para el periodista, las nuevas tecnologías de la
información son a la vez un campo de estudio y una herramienta de trabajo
imprescindible en su práctica cotidiana.
Hoy en día, una de las principales preocupaciones de los periodistas es saber
qué hacer con el exceso de información a su alcance, ya que cada vez más los
medios digitales incrementan sus contenidos a un ritmo vertiginoso. Por ello,
ante el empuje de las nuevas tecnologías de la información, y en concreto de
Internet, el mundo de la comunicación debe enfrentarse al reto de adaptar las
organizaciones y modos tradicionales del periodismo a los formatos y
herramientas que impone la red.
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