Formación de
Comunicadores Sociales:
Modelos curriculares, ostracismo
académico, rutas sociales y esperanzas
Sumario:<
1.> Introduccción
2.> Enciclopéédicos conocimientos con una escasa
profundidad
3.> Reverencia
incondicional a las modas.
4.> Ostracismo
académico
5.> Organización
y control educativo, sin controles de calidad
6.> Por
la ruta social de la profesión
7.> Conclusiones
1.> Introduccción
Cuando se trata de responder a la pregunta: ¿Cómo formar a los futuros
comunicadores?, ¿Qué debe educarlos?, han aparecido una serie de apreciaciones
educativas, que van desde el enciclopedismo burdo hasta el empirismo puritano.
Los modelos defendidos a priori en la mayoría de los casos adolecen de
fundamentación; esto es, la especificidad del tiempo y del espacio histórico se
da por hechos. En esta oportunidad, se plantea el problema educativo y sus
perspectivas en el contexto nacional.
2.> Enciclopéédicos conocimientos con una escasa
profundidad
Al
plantearse el asunto: ¿qué debe saber el comunicador?; algunos sostienen que
este profesional debe tener la suficiente y amplia competencia en casi todos
los dominios del saber: Economía, Matemática, Química, Literatura,
Contabilidad, Manualidades, Pintura, Anatomía, Ecología, Antropología,
Electrónica, Astronomía, Estadística, Mercadeo y otras ciencias y artes más.
Sólo
así el comunicador, apropiado de un enciclopedismo renacentista, podrá
investigar cualquier fenómeno de la actualidad y confeccionar la información en
cualquiera de los campos de la profesión. Se trata de formar un sabelotodo y
hacelopoco.
Además
de darle una competencia en todas las ciencias puras, aplicadas, históricas,
económicas, etc., algo parecido o similar a un Leonardo Da Vinci en plena
postmodernidad, al comunicador se lo debe adiestrar en la capacidad analítica,
sintética y crítica, algo así como un Aristóteles guanaco.
De
esta manera el informador podrá darle relieve y profundidad a los hechos que lo
merezcan, por su trascendencia para el país. Esto implica que abordará en todas
sus dimensiones, formas, fases y elementos los acontecimientos del presente
social actual. Se trata de formar, además, un especialista al estilo de
Ellacuría y otros jesuitas.
Otros,
además y todavía, se atreven a plantear que los informadores deben estar
capacitados para transformar política y socialmente el país, para establecer
una democracia plena. En esta perspectiva, también, el periodista debe de
formarse como un “auténtico revolucionario” a talla del Che Guevara.
Además,
considerando la existencia del público lector, oyente o televidente como una
"masa amorfa e indeterminada", cuyos conocimientos son casi nulos o
limitados, el informador es concebido como un intérprete versátil, que debe
transmitir un mensaje claro y sencillo, a partir de todas las posibilidades
expresivas de todos y cada uno de los medios. Así el periodista será un experto
en el manejo y en el lenguaje de todos los medios: Audiovisuales, impresos y
virtuales.
3.
Reverencia incondicional a las modas
Esa diversidad de ideas sobre el
perfil esperado en la formación de periodista, en El Salvador cobra vigencia
todavía en el contexto de la educación universitaria. Como en toda
Latinoamérica, en este país se han seguido las modas curriculares.
Desde los años sesenta, se asume el
modelo tecnicista, encarnación del funcionalismo, que contempla tres elementos
básicos como supuestos educativos: prioridad en la habilitación
técnico-profesional, cuyo objetivo era enseñar el "oficio"; ajustar
la enseñanza a las demandas del mercado laboral, cuyo propósito era imitar tal
cual la práctica en el medio, y, finalmente, la buscar la incidencia
político-social a través de la opinión pública, para reducir la incertidumbre
de la población. En este sentido, tener la habilidad discursiva para manipular
subrepticiamente a las masas inactivas, dóciles de orientar políticamente, con
campañas subliminales y persuasivas.
Se implementa, casi paralelamente
al anterior, el modelo del "comunicador como intelectual", que
enfatiza, desde una perspectiva humanista, que el informador debe formarse con
una solidez intelectual, proporcionada por las ciencias del hombre y de la
sociedad. Para conseguirlo, había que proporcionarle un marco referencial, que
implique conocimientos de historia, antropología, sociología, psicología,
lingüística, filosofía, etc., etc. Aquí la técnica se subordina a la formación
humanista, pues sólo de esta manera se accede, a través de los medios, a la
transformación de la dinámica sociocultural.
Otro modelo, variante o
degeneración del anterior, es el del "comunicólogo", que, para su
formación, en la práctica educativa se sobrecargó con la enseñanza de la teoría
crítica, mejor dicho de un materialismo histórico dogmático, con énfasis en la
Escuela de Frankfurt. Aquí rotundamente se abandonó la formación y habilitación
técnica, pues su prioridad era crear una conciencia de clase, con la intención
de conocer la esencia de la injusticia social, de revelarla políticamente, y,
consecuentemente, para transformarla en beneficio del "pueblo", por
medio de una práctica revolucionaria.
Operativamente, en El Salvador, en
casi todo el espectro de universidades que ofrecen la carrera de comunicaciones
o de periodismo, existe una hibridación de esos modelos de formación de
comunicadores. Significa que es una mezcla de concepciones, muchas de las
cuales defendidas a partir no sólo del desconocimiento del campo educativo de
la profesión, sino también de la ingenuidad intelectual de privilegiar la
actividad reporteril de actualidad del día sobre otras no menos importantes,
como es el periodismo de investigación, el periodismo cultural o el periodismo
científico.
En pleno siglo XXI, la obnubilación
educativa se enmaraña aun más, con una mezcla bastante complicada, en la que se
encuentran substratos de todas las modas curriculares y se retoman
acríticamente los planteamientos de la tendencia economicista y tecnocrática de
la comunicación: la mercadotecnia mediática y la comunicación virtual. Esto
como resultado de la moda de la globalización y el consustancial desarrollo de
internet.
4.
Ostracismo académico
El problema de la formación de
comunicadores profesionales en El Salvador debe plantearse no en la defensa a
priori de los modelos curriculares, sino en la vinculación o desvinculación
existente entre sociedad y universidad. En términos generales, las
universidades que ofertan la carrera, han perdido su plena y eficiente
vinculación con el resto de la sociedad. Se han encerrado en sí mismas y se han
desfasado con relación a las nuevas condiciones de la nación, al desarrollo de
las Ciencias de la Comunicación y de la permanente evolución de las nuevas
tecnologías. Significa que sus modelos educativos no responden a las
necesidades actuales de la sociedad salvadoreña.
Este ostracismo académico se
expresa en los siguientes rasgos:
a)
Muchos de los modelos curriculares vigentes y los proyectos de desarrollo
presentes en el país tienen poca o débil sintonía. Puede afirmarse que la
educación universitaria está en la retaguardia con relación a las demandas
educativas que establece la sociedad actual. Aunque hay que reconocer que la
nueva legislación educativa en el país está obligando a los centros universitarios
por lo menos a revisar sus planes de estudio cada cinco años y a disponer de
las condiciones didácticas mínimas para la formación de alumnado.
b)
Las universidades son conservadoras, en el sentido de que no involucran las
propuestas académicas de los diferentes sectores de la sociedad. Sus proyectos
curriculares se cierran a los diferentes proyectos políticos y sociales,
convirtiendo a las universidades como monasterios del saber sin ninguna
vinculación histórica.
c)
Los modelos curriculares, en lugar de responder al dinamismo de la sociedad y
al proyecto nacional, se formulan a partir exclusivamente de opciones
político-ideológicas, o en las meras demandas del mercado laboral. Significa
que sus políticas educativas están diseñadas desde perspectivas poco abiertas a
las perspectivas de desarrollo de la nación en el concierto de los procesos de
globalización. Muchas veces se sacrifica la formación del profesional para el
país de todos los salvadoreños por formarlo para un país de sectores sociales bien
definidos.
d)
Los limitados recursos financieros, tecnológicos y humanos dificultan hacerle
frente de modo eficiente y oportuno a las necesidades sociales en comunicación.
Entre otras razones, porque en las instituciones educativas sobrevaloran la dimensión
administrativa y, consecuentemente, se relega a un segundo plano la dimensión
académica. En su mayoría, se piensa desesperadamente mejor en la relación
costo-utilidad que en la inversión en la formación especializada del
profesorado o en la facilitación de mejores condiciones educativas para dar un
servicio educativo de calidad a los alumnos. O en todo caso, se preocupan más
por tener una presencia publicitaria activa en los medios de comunicación que
en posibilitar mejores condiciones salariales del profesorado. Esto explica la
situación de debilitamiento educativo de la parte académica de los centros
universitarios.
e)
Las instituciones civiles o privadas no creen o tienen desconfianza de la
formación universitaria. Esta actitud de los sectores sociales es el resultado
de la débil formación profesional prestada al alumnado en las condiciones
citadas. De allí que el mercado laboral privado, desde hace una década, ante la
avalancha de graduados por año en la treintena de universidades existentes en el
país, está realizando un proceso de selección de profesionales, en la que
excluyen a muchos licenciados porque vienen de tal o cual universidad, e
incluyen a unos pocos, provenientes de instituciones con credibilidad
educativa. En estos procesos, muchas veces, no dejan de ser injustos, pues la
inclusión o exclusión de profesionales para los puestos de trabajo proviene de
la buena o mala imagen mediática que tenga la institución educativa. Estos
procesos también propician que aquellos profesionales excluidos sólo afinquen
sus esperanzas de ubicarse en puestos de trabajo de instituciones públicas o
estatales en donde los niveles de exigencia profesional no son muy exigentes, y
en donde los criterios de selección, en muchos casos, se dan por compadrazgos
políticos.
f)
Durante la guerra civil en nuestro país, en gran medida, los corresponsales
extranjeros asumieron las funciones educativas, en ausencia de un rol eficiente
de las universidades. Actualmente, algunas asociaciones han asumido ese papel,
como es el caso del Sindicato Nacional de Periodistas y Similares de El
Salvador (SINPESS) al posibilitar cursos de actualización de técnicas redacción
periodística a informadores provenientes de todo el país.
g)
Hegemonía en el campo profesional de que es más importante para el ejercicio
profesional la técnica empírica, adquirida por la costumbre, que la técnica
fundamentada en supuestos teóricos.
h)
La poca tradición investigativa como fuente de contenidos para la práctica
docente actualizada y el concomitante atenimiento sólo a bibliografía desfasada
e impertinente para nuestro contexto.
i)
La falta de debate con las asociaciones de comunicadores; más bien prevalece la
contención entre profesores e informadores, como si fuera en la época de la
guerra fría.
5.
Organización educativa, sin controles de calidad
Además, como una de las más fuertes debilidades de los
centros de estudios superiores que ofrecen la carrera de periodismo o
comunicaciones, es la falta de una política de control de calidad del servicio
educativo. Entre otras características que expresan este hecho, se encuentran:
1)
Las administraciones académico-administrativas, bajo
“libertad de cátedra”. Amparadas en el reconocimiento
constitucional de que el profesorado goza de una libertad de cátedra, se aplica
la política del dejar hacer, dejar pasar: Concretamente, que el profesor se
limite a entregar el programa del semestre, que llegue a clase y que cumpla con
el calendario académico establecido por las instituciones. Por lo demás, que el
profesor se las arregle frente a los alumnos como pueda y como sea. Está bajo
el libre arbitrio de la”libertad de cátedra”.La supervisión se reduce entonces
al cumplimiento de sus horas laborales y del calendario académico. Se deja
fuera la calidad de la práctica docente con relación a la formación profesional
de los estudiantes.
2)
Procesos educativos de poca calidad.
Como resultado de esa libertad casi ilimitada, las estrategias, las
metodologías, las acciones y las evaluaciones educativas, en muchas ocasiones,
no son coherentes con la misión y la visión del centro educativo. Es más, los
planteamientos teóricos o sus enfoques metodológicos son desactualizados y
descontextualizados, en la medida que están distantes del debate teórico de las
disciplinas en cuestión, y porque muchos de los conocimientos tratados en las
aulas están desconectados de la lógica de la producción social de la
comunicación tanto en los medios como en el ámbito cotidiano.
3)
Revisiones curriculares descontextualizadas.
Por exigencias del Ministerio de Educación o de las autoridades
institucionales, se revisan de cuando en vez los planos de estudios. Revisiones
que no alcanzan los propósitos esperados, porque adolecen de una política
educativa definida, de un método riguroso de producción y, muchas veces, de una
competencia teórica moderna sobre las disciplinas involucradas en la formación
profesional de los comunicadores sociales. Revisión tras revisión, terminan
solamente cambiándoles el nombre a las materias. Por las dificultades de
administración de los procesos educativos y el poco control de calidad en los
salones de clase, las revisiones curriculares terminan en un mero acto
protocolar, sin juicio ni beneficio. El alumno sigue recibiendo una información
desactualizada y sin ninguna conexión con el mundo real de las comunicaciones.
6.
Por la ruta social de la profesión
En la paupérrima discusión sobre el
estado actual de las comunicaciones en El Salvador, se hace referencia al
"comodismo," a la falta de interés de los profesores universitarios
por trabajar en un medio de comunicación; al hecho de que buena parte de los
egresados o graduados de las licenciaturas ejercen ocupaciones que poco o nada
tienen que ver con el campo profesional, y a la migración de periodistas
experimentados del medio a otras instituciones públicas o privadas.
Al observar más detenidamente el
asunto, resulta que los tres fenómenos son expresión de la fragilidad de todo
el campo profesional de las comunicaciones en el país. Por eso, más que tratar
de negarlos ingenuamente o de tipificarlos peyorativamente, ameritan un
reconocimiento responsable, para proponer soluciones adecuadas.
Cuando se critica al profesorado,
desde los medios de comunicación social, se lo caracteriza como
"cómodos", "faltos de experiencia", "incapaces" y
otra ristra de adjetivos peyorativos. El fondo de las valoraciones negativas
redunda en que no ejercen en ningún medio de comunicación social y la falta de
interés por demostrar toda su sapiencia en la producción de comunicaciones.
Sin desvirtuar la validez de
algunas críticas, me parece que el problema es más complejo, pues la razón se
encuentra en la naturaleza misma del campo profesional de las comunicaciones.
Las dos instituciones sociales que constituyen dicho campo, la universidad y
los medios de comunicación social, se caracterizan por:
1) Tener rutinas de producción
abismalmente diferentes. La universidad tiene como función esencial la
formación profesional de periodistas. Fundamentalmente, esa función se cumple
por medio de un trabajo estrictamente educativo: clases, trabajos de
investigación, exámenes, aulas, etc. El medio de comunicación social tiene como
función esencial, en la parte redaccional, informar, esta la cumple a través de
un trabajo mediático: búsqueda de fuentes de información, cámaras fotográficas
o de vídeo, micrófonos, grabadoras, sala de redacción, etc. Por sus componentes
y formas en que producen, un medio de comunicación esencialmente no puede
dedicarse a formar profesionales, interesa producir la información; la
universidad esencialmente no puede dedicarse a producir información
periodística, interesa formar profesionales.
En ese marco diferencial, la
universidad actualmente no dispone plenamente de medios de comunicación
propios, ni en cantidad ni en calidad, aun cuando necesita de ellos como
herramientas didácticas. Se dice como herramientas didácticas, porque los
medios de comunicación en una escuela de comunicaciones no pueden tener la
misma naturaleza ni las mismas rutinas de trabajo que los medios comerciales.
2) Ambas instituciones están
divorciadas. Por su propia dinámica y por la falta de visión estratégica, tanto
los medios de comunicación social, como las universidades no se plantean
políticas y estrategias de cooperación, para unificar criterios sobre el tipo
de profesional que necesita la sociedad para su desarrollo. Esto es lo que
menos interesa.
En el afán de comerciar con la
publicidad por medio de las informaciones, muchos empresarios de medios de
comunicación no conciben que, coordinándose y cooperando con la universidad en
la formación de profesionales, puedan hacer mejor su negocio en el mercado de
las comunicaciones, en un mundo que se fundamenta en el conocimiento y la
competitividad.
En lugar de increpar a la
universidad porque no forma profesionales capaces, deben de favorecerla por
medio de programas de financiamiento para recursos didácticos (medios de
comunicación), para la actualización de profesores, o para becas para los
alumnos más destacados, etc. En todo caso, pueden propiciar espacios de
reflexión en los cuales se debata el estado actual de las comunicaciones en el
país, y consecuentemente, se establezcan consensos sobre qué posibilitar en el
futuro del campo profesional en una sociedad mediatizada y globalizada
En el caso de la universidad, en su
tradicional ostracismo, tampoco se abre a las posibilidades que pueden ofrecer
los medios de comunicación social, por medio de la instalación y legalización
de sus propios medios de comunicación, o por la vía del establecimiento de convenios
con los medios comerciales, para que los alumnos puedan tener prácticas en
éstos como parte de las exigencias académicas. Además, ofrecer análisis
rigurosos del funcionamiento de la comunicación en el país y, por qué no
decirlo, propuestas de estrategias de comunicación, que sirvan como insumo para
la toma de decisiones en los medios de comunicación.
Además de ser dos rutinas de
producción completamente diferentes, pero complementarias, para la generación
de profesionales capaces de manejar la técnica, como el sentido democrático a
la producción del presente social actual, son dos instituciones distintas en
cuanto a las pobres condiciones socioeconómicas. Estas circunstancias marcan
indefectiblemente los ritmos de trabajo y la actitud con relación a la producción
periodística.
Entre otras diferencias, y
excluyendo los afortunados periodistas o comunicadores que están dignamente
bien remunerados, se encuentra que:
·
El docente universitario, en el áreea de las comunicaciones,
aproximadamente tiene salarios que van desde los 4 mil colones (en el caso de
los instructores), hasta los 7 mil 500 colones (caso de los profesores de mayor
antigüedad); mientras que un reportero, desde los 300 colones hasta los 4 mil
500 colones.
·
El docente universitario dispone dee mayor estabilidad laboral por medio
de la ley de salarios; mientras un periodista en un medio de comunicación
colectiva se encuentra en una relativa estabilidad laboral. Un periodista en
una institución privada o pública tiene mayor estabilidad y goza de mayores y
mejores prestaciones.
·
El docente universitario goza de laas mínimas prestaciones sociales, las
establecidas por el Estado; mientras gran cantidad de periodistas no están ni
asegurados en el ISSS.
Consecuentemente, estas diferencias
en las condiciones socioeconómicas de ambos profesionales traen una serie de
actitudes con respecto a su situación de vida, a saber:
·
Mientras el profesorado universitarrio tiene medianamente asegurado su
futuro, el periodista, inseguramente definido;
·
Mientras el profesorado universitarrio evidencia comodidad en sus
labores, el periodista, compulsión laboral;
·
Mientras el profesorado tiene un maayor y permanente reconocimiento
social, el periodista, un reconocimiento fugaz;
·
Mientras el profesorado dispone de mayor posibilidad de formarse
académicamente, el periodista tiene bastante cerrada la posibilidad, por las
rutinas del trabajo o por la falta de políticas de formación en las empresas
informativas.
Por la excesiva oferta de
trabajadores informativos y la poca demanda de puestos de trabajo en los medios
de comunicación, las posibilidades de laborar en un medio se esfuman para la
gran mayoría de graduados universitarios. El mercado de las comunicaciones no
absorbe a los entre 100 y 200 graduados cada año.
Ante una situación, y por la
necesitad de sobrevivir, la acreditación profesional del comunicador o
periodista sirva como condición académica para enrolarse en otros campos de
trabajo distinto al de las comunicaciones. Veamos algunos casos:
a)
En instituciones estatales o privadas. Actualmente
la obtención de una titulación en periodismo o comunicaciones permite no
necesariamente una bien remunerada plaza en un medio de comunicación social,
sino que:
·
-Se constituye en un requisito paraa optar a una plaza de docente 3 en
el escalafón del sistema educativo nacional. Decenas de periodistas o
comunicadores prestan su servicio en el tercer ciclo o bachillerato del sistema
educativo nacional.
·
-Se convierte en un requisito para poder optar a una sub-inspectoría en
la Policía Nacional Civil, luego de un año de estudio en la Academia de
Seguridad Pública. Parecido a lo que ocurre en el sistema educativo, la PNC se
ha convertido en la empleadora de decenas de licenciados en periodismo o en
ciencias de la comunicación.
·
-Se acumula como un crédito en la hhistoria de vida de un profesional
que se dedica a otra ocupación. Muchos se han vuelto vendedores de carros,
perfumes, seguros, pastores, etc.
·
-Se constituye como requisito imporrtante para optar a una plaza en una
oficina de comunicaciones en Organizaciones no gubernamentales;
·
-Se convierte en una posibilidad dee acceder a un trabajo en una agencia
de publicidad. +
En términos porcentuales,
aproximadamente estas posibilidades en el mercado laboral significan un 70%.
b)
En las salas de redacción. En
el caso de los medios de comunicación social, las posibilidades de movilidad
hacia otras instituciones sociales, sin una titulación, son más reducidas. Los
destinos son:
·
-De un medio a otro (por ejemplo dee la radio a la televisión),
·
-De un medio a un gabinete de comunnicaciones (llámese unidad de
comunicaciones, de prensa y propaganda o de relaciones públicas). En estos
espacios, se requiere presentar una experiencia demostrable y con cierta fama.
La titulación no es imprescindible; después se consigue. Asimismo, en el triste
panorama de los medios de comunicación, el reto para el periodista es
agenciarse una plaza en estos espacios, pues estos representan una mejor
garantía socioeconómica para el presente y para el futuro familiar.
7.
Conclusiones
Reconocimiento del estatuto
del comunicador.
Con el propósito de superar las
ingenuidades educativas en el campo de la enseñanza de las comunicaciones, de
contextualizar el perfil de los informadores y de confeccionar un modelo
curricular pertinente para el país, se requiere considerar las siguientes
sugerencias:
1) Que el periodismo u otra
práctica similar no es un oficio fundamentado en el olfato reporteril o en la
exclusiva habilidad para redactar una noticia, sino una profesión.
Educativamente hablando, implica preparar al periodista o al informador no sólo
para el oficio de periodista, sino también para la mediación crítica y
propositiva a partir de un reconocimiento apropiado del entorno político y
social del país.
2) Que la formación de
comunicadores no debe homogenizarse solamente para el uso y el lenguaje de los
medios de comunicación social. Esto porque el campo de trabajo en los medios
está bastante agotado, y porque la complejidad del quehacer comunicacional del
país no se agota en ellos, sino que existen otras formas y otros medios de
comunicación, como la institucional, la publicitaria, la política, la
educativa, para la salud, para el medio ambiente, etc.
3) Que la formación de
comunicadores o informadores debe estar basado en un equilibrio necesario y
actual entre:
a) los conocimientos teóricos que sobre la comunicación e información
proporcionan tanto las ciencias sociales como los saberes humanísticos, y
b) el aprendizaje en el uso de las capacidades expresivas de los instrumentos
técnicos que intervienen en los procesos de producción de la comunicación y de
la información.
4) Que la universidad debe
interrelacionarse con los otros sectores de la nación ligados a la
comunicación, con el propósito de concretar procesos de colaboración mutua.
Sólo así la universidad podrá nutrirse de los procesos comunicativos del país
para aplicarlos en la docencia, y proponer nuevas modalidades de elaborar
productos comunicacionales más congruentes con las necesidades actuales.
5) Que, para concretar todo lo
anterior, se requiere de una inversión:
a)
en la capacitación del profesorado,, en áreas prioritarias como la
investigación;
b)
en la obtención de recursos tecnolóógicos necesarios,
c)
en la actualización de salarios de los docentes,
d)
en proyectos de investigación sobree los procesos comunicacionales del
país,
e)
en la revisión permanente de los prrogramas curriculares y
f)
en la creación de espacios de debatte entre los sectores del campo
profesional.
Interacción entre
universidad y sistema informativo
Para complementarse, como una
necesidad ineludible, tarde o temprano se requiere de una interrelación sólida
entre las dos instituciones del campo profesional: La universidad debe formar
profesionales según las exigencias tanto de los medios de comunicación, como de
las prioridades de la nación en general.
Para que la universidad cumpla esa misión, los medios de comunicación social deben constituirse tanto en un soporte de información sobre sus necesidades comunicacionales y profesionales, como en facilitadores de las condiciones experienciales para el alumnado.
Una interrelación sólida
beneficiará a todo el campo profesional, porque:
·
en la práctica de la docencia, reduundará en una competencia teórica
tanto en el área didáctica como en la comunicacional;
·
en la práctica de los medios de communicación social, redundará en una
creciente habilidad para hacer uso del lenguaje de las tecnologías y en la
competencia en una producción democrática de la información periodística.
FUENTES
CONSULTADAS