Un nuevo orden mundial de la información y las
comunicaciones, es una necesidad impostergable
Intervención de Ricardo Alarcón de Quesada,
presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba,
en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información
Señor Presidente:
No es hora de fabricar quimeras ni hacernos eco de
una retórica que poco dice a los pueblos. Para hablar seriamente de sociedad de
la información, primero tendríamos que conquistar un mundo libre del hambre, la
incultura, la insalubridad, la discriminación y la exclusión. Solo en un
contexto verdaderamente humano y solidario, ella será algo más que una consigna
engañosa.
¿Qué significa "la sociedad de la
información" para el 75 por ciento de la población en el mundo subdesarrollado?
¿Para qué sirven las nuevas tecnologías de la información y de las
comunicaciones a los 1 200 millones de personas que soportan la pobreza
extrema, a los 842 millones de hambrientos y a los 2 400 millones carentes de
saneamiento básico? ¿Qué harían con una computadora los 854 millones de adultos
que no saben leer ni escribir y los 115 millones de niños sin acceso a la
educación? ¿Cómo la usarían los 2 mil millones que no disponen de energía
eléctrica?
Mucho ha logrado el hombre en las ciencias y las
tecnologías desde el comienzo de la historia. Impresionan los descubrimientos
del último siglo y su incesante dinámica. Pero lo realmente sorprendente es el
contraste entre el progreso material reservado solo a algunos, y el atraso cada
vez más agudo en el desarrollo del humanismo y la solidaridad.
El número de los que aún no conocen el teléfono, es
superior al total de la población mundial cuando se estableció la telefonía
comercial. Quienes hoy apenas sobreviven en la mayor miseria son muchos más que
todos los que habitaban la Tierra el día que nació la ONU con sus incumplidas
promesas de paz y libertad.
En el año 2001 los países de altos ingresos
concentraban el 73% de los usuarios de Internet y el 95,5% de las computadoras
conectadas a ella. Pero, además, la llamada "brecha digital" crea una
nueva división al interior de los países incluyendo los más opulentos donde
abundan también los marginados. Para el año 2002 se calculaba que solo el 2,4%
de la Humanidad accedía a Internet, mientras el 50 o el 60 por ciento luchaba
contra la pobreza.
Que esta Cumbre no sea una más en la ya larga lista
de reuniones para debatir cuestiones vitales sin resultados concretos. Que de
ella salga, sobre todo, el compromiso firme de emprender acciones eficaces.
Internet no debe quedar en las manos de los principales dueños del capital
transnacional, es indispensable crear un organismo intergubernamental
democrático que la regule y promueva la cooperación internacional y la
transferencia de recursos financieros y de tecnologías. Que la Declaración y el
Plan de Acción de esta Cumbre sirvan para detener la manipulación mediática,
revelar las verdades, aceptar la diversidad cultural y dejar de imponer los
patrones del Norte sobre el Sur.
Cesen las medidas unilaterales y arbitrarias
impuestas contra Cuba como parte de un bloqueo económico condenado
universalmente. Póngase fin a la agresión de que es objeto en su espacio
radioeléctrico en clara y sistemática violación de las normas y procedimientos
de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Ábrase paso la verdad sobre el
injusto encarcelamiento de 5 jóvenes cubanos por luchar contra los grupos
terroristas que desde los EE.UU., y con su protección, continúan agrediendo
nuestro país.
Un nuevo orden mundial de la información y las
comunicaciones, es necesidad impostergable que requiere impulsar una revolución
educativa internacional. Es posible eliminar el analfabetismo y llevar la
enseñanza hasta el sexto grado a quienes carecen de ella en todo el mundo. El
gasto total para realizarlo sería menos que el 0,004 por ciento del Producto
Interno Bruto de los países desarrollados de la OCDE, en un año.
Cuba, bloqueada y agredida, da su modesta
contribución a varios países y reitera su disposición a participar en un
esfuerzo internacional que debería ser emprendido por todos.
Hace ya dos siglos y medio, Juan Jacobo Rousseau,
denunciaba "a un puñado de poderosos y ricos en el apogeo de grandezas y
fortuna, mientras que la multitud se arrastra en la oscuridad y la
miseria". Poco ha cambiado el mundo desde entonces, sometido a un régimen
que "no sirve más que para mantener al pobre en su miseria y al rico en su
usurpación".
Hagamos algo concreto aquí en Ginebra para avanzar
hacia su sueño de justicia e igualdad que hoy inspira a centenares de millones
en la certeza de que otro mundo mejor es posible.
Muchas gracias.